Las enseñanzas son para el conjunto social. Esa es una de las realidades de la pandemia que nos desnudó como sistema socio-económico y político, así como comunidad, y en ella los procesos sociales y políticos alternativos: desnudez que permite apreciar todas las miserias que acompañan a la clase en el poder, con sus manipulaciones, dilaciones, intereses en juego y mucho más.
Pero también ha servido para que comprobemos, como actores disyuntivos, viejas hipótesis o líneas de trabajo, para que nos reafirmemos en ellas o para que las replanteemos. En particular en la problemática de la comunicación, las pistas son elocuentes. Desde hace más de 8 años llamamos al conjunto de procesos sociales a construir un Sistema Nacional de Comunicación Alternativo (Snca), sin lograr eco. Una propuesta práctica y sencilla, que para su realización demandaba de cada proceso el aporte de una cantidad determinada de dinero, su experiencia en comunicar, delegar por lo menos un responsable al consejo ampliado de redacción, así como a la coordinación del Sistema en construcción, todo lo cual no les implicaba perder identidad ni dejar de hacer en otros planos todo aquello que consideraran indispensable para su autoconsumo.
En particular, invitábamos a construir un sistema que abocara la estructuración y la puesta en marcha de un noticiero vía streaming, emisiones de radio, diario virtual, mensuarios impresos, realización de murales callejeros, además de espacios para talleres que propiciaran la formación colectiva. Todo esto como insumos indispensables para disputar la opinión pública, sin lo cual no es posible redondear un cambio de la matriz social y cultural imperante en el país.
Como lo indicaba la propuesta, la acción comunicativa debía ser integral y simultánea, con el abordaje de todos los lenguajes: visual, oral, escrito; y todos los canales: televisión, radio, papel, muros, redes sociales, y cualquier otro existente. Como uno de sus soportes, había y hay una real posibilidad de procesar el importante cúmulo de información que almacenan muchas organizaciones, sobre todo las sindicales y ONG en general, que son una mina de datos que –bien procesados– eventualmente permitirían llevarle a la sociedad una información que trascienda la noticia, develando, educando y motivando para construir organización social.
A pesar del vacío que encontramos como respuesta de parte del conjunto de procesos hermanos, proseguimos en nuestra labor, tratando de concretar lo allí postulado: una acción comunicativa de punta, integral, con aportes y lenguajes para llevar un mensaje particularizado a los segmentos que componen nuestro cuerpo social. Tal acción, a pesar de ser realizada con mínimos recursos económicos, no tenía que ser artesanal ni mal presentada. No. Es posible ajustarse a una estética, una línea gráfica de lectura oportuna sobre nuestro ser cultural; una composición dinámica, atractiva, buscando así comunicar bien. Todo ello permitiría estar presentes como prenda de garantía en un proceso abierto para todos, dentro de un sistema de comunicación construido a la altura de inmensidad de recursos de todo orden, posibilitados por las grandes transformaciones en ciencia y tecnología en nuestro tiempo.
Bien. El 20 de marzo, cuando fue ordenado el confinamiento obligatorio en Bogotá, el equipo Desde Abajo constató que, pese al aislamiento por el que ha tenido que caminar por largos años, contaba con los insumos básicos para responder a la coyuntura que se abría: prensa escrita, visual, oral, además de otros recursos vitales para seguir en la brega por la disputa de la opinión pública, esto es, por construir otro relato sobre la realidad que vivimos, los factores de poder que la determinan, las circunstancias en que unos y otros actúan, etcétera.
Con la decisión de concentrar sus pocos activos, empezamos a transmitir Demonios, un programa visual diario y de variada duración, mediante el cual diversidad de invitados le entregaban a la sociedad en general, y en particular a quien le interesara la temática abordada, su valoración sobre el momento que estábamos viviendo –la crisis propiciada por el covid-19– con una lectura más allá del hecho particular. Emitimos sesenta o algunos programas más, hasta que sentimos el agotamiento del formato –entrevistas, diálogos y debate virtuales–, producto de su multiplicación al infinito de la mano de numerosas organizaciones, recurso a la mano para aquella experiencia social que pretendiera llevarle un mensaje en directo a la comunidad.
Como cualquiera lo habrá constatado, el formato que llamamos video, por su carácter reducido a la transmisión de la voz y rostro de una o varias personas que hablan, en estricto sentido ya no es video pero sí radio con imagen. Veamos una lección de este ejercicio: se perdió la estética del video, producto del uso de un lenguaje simple y monótono, así como de la ausencia de pre y posproducción, lo que debe llevarnos a preguntar qué y cómo hacerlo para no arrojar por la borda todo el sentido estético y cultural construido por infinidad de realizadores a lo largo de varias décadas. Dar el brazo a torcer en este aspecto sería cederle al establecimiento un inmenso acumulado cultural que enfrenta el modelo comercial, que da soporte a la industria del cine y todos sus conexos.
Conscientes de ese agotamiento, decidimos saltar a un informativo –La vacuna, “El antídoto contra la desinformación”– con doble emisión semanal, cada emisión compuesta por tres notas –una principal y dos secundarias– y con una duración que ha terminado por estabilizarse en unos 25 minutos. Un reforzamiento del mismo –La dosis, “El refuerzo contra la desinformación”– con emisión diaria o cada dos días, donde abordamos la lectura de un suceso coyuntural de importancias nacional o internacional, con duración variable, entre 4 y 7 minutos. En ambas producciones retomamos la coyuntura, trascendiéndola con la lectura de contexto. Si bien ni una ni otra producción son el ideal, sí avanzan las dos un poco con respecto al monótono formato de los facebook live.
Paralelo a ello, por algunas semanas, en unión con varios equipos sociales, nos mantuvimos en la producción de podcast, alcanzando a realizar 14 programas, como semilla para la construcción de un sistema de producción de contenidos con el cual aportarles a quienes emiten por radio en forma permanente. Abrir un dial y tratar de alimentar una programación diaria no es de nuestro interés ni está a la altura de nuestras capacidades, y más útil es contribuir con la elaboración de contenidos que puedan ser reproducidos por quienes definieron su acción comunicativa desde lo radial.
En simultáneo, tuvimos la capacidad de virar en la producción de los periódicos desdeabajo y Le Monde diplomatique, de impresos a virtuales, consiguiendo integrar en ellos varios lenguajes interactivos –video, audio, libros y otras lecturas complementarias. Tenemos aquí un inmenso terreno por investigar, recorrer y apropiar, para hacer de la comunicación un ejercicio en permanente experimentación, lo más dinámico e inclusivo posible.
El nuestro es un ejercicio que incluye diversidad de redes sociales, con otras por valorar, lo que demanda definir con precisión cuáles son las que nos permiten comunicarnos con el sector o los sectores sociales clave en el proceso social en que estamos empeñados, identificación necesaria de realizar toda vez que cada una de estas redes tiene particularidades y sujetos sociales muy establecidos, reafirmando así una de las claves de trabajo ya expuestas: en la disputa de la opinión pública hay que saber manejar lenguajes específicos, según el sector social al que nos dirigimos.
En estas circunstancias, sin canales de distribución abiertos y sin posibilidad de ofrecer los libros del sello Desde Abajo en formato físico, iniciamos la conversión de los mismos al formato virtual, tanto en PDF como e.pub. Cerca de 20 libros, de los más de 140 hoy con existencias y que integran nuestro catálogo, ahora están en la tienda virtual para ser adquiridos y descargados directamente por quien los requiera, y otros tantos están en proceso de adecuación.
En medio de esta vivencia, exigente de flexibilidad conceptual y atenta lectura de los requerimientos sociales para no quedar sumidos en aislamiento, en simple espera de lo que haga o deje de hacer el establecimiento, lideramos varias campañas, entre ellas por la vida de quienes están reducidos a prisión, uno de los espacios más proclives para la multiplicación del covid-19. Al mismo tiempo, actuamos en favor de quienes por distintas circunstancias quedaron anclados en otros países debido al cierre de aeropuertos, y que demandaban el regreso a su tierra. Y de manera paralela le dimos cuerpo a la campaña “Primero el ser humano”, un inaplazable llamado a actuar por la vida, íntimamente ligada a la naturaleza, como reivindicación urgente ante la pandemia en curso. ¡Una campaña con visión de presente y futuro!
Estas campañas estuvieron acompañadas de variadas propuestas en todos los órdenes, para enfrentar la crisis en que caía el país, con iniciativas en los planos económico, social, político, de salud, educativo, medioambiental, de organización territorial, etcétera, conscientes de la recesión económica que se avecinaba –y que ya está presente– y de la crisis humanitaria que nos afectaría.
Desplegamos en estos seis meses –sin perder ni un día para ello, como se puede concluir– una acción comunicativa integral, en disputa abierta y cotidiana por el modelo de país que debiéramos tener, para lo cual y en lo cual la comunicación tiene un amplio espectro por desplegar, como información, como educación, como testimonio, como parlante de quienes no tienen canales para plantear sus sueños, así como denunciar, ante el resto de la sociedad.
Es este, pues, un ejercicio comunicativo con el cual comprobamos que lo sembrado por desdeabajo hasta este momento va tomando cuerpo de planta, tal vez de arbusto, que requiere ser parte de un frondoso bosque –donde también encuentren espacio otras muchas plantas–, para que entre todos le brindemos sombra y oxígeno al conjunto social que busca y abre camino para otro país, necesario y posible.
El esfuerzo ha sido recientemente reconocido por el estudio de la Big Home Agency () que sitúa al periódico desdeabajo como el principal medio entre 350 que existen en Bogotá con vocación comunitaria. Se trata de un reconocimiento que agradecemos y que ponemos al servicio de todas, de todos, para que hagamos realidad el necesario Sistema Nacional de Comunicación Alternativa.
Para suscripción:
https://libreria.desdeabajo.info/index.php?route=product/product&product_id=179&search=suscri
Leave a Reply