La economía que deja Duque

El balance de la economía durante la administración Duque es complejo porque la pandemia cambió de manera sustantiva el panorama. Por esta razón, en lugar de hacer una comparación de la situación actual con respecto a la de 2108, el diagnóstico posible es el del estado en el que la saliente administración deja variables relevantes. Se observan daños estructurales que no se corrigieron durante los 4 años de este Gobierno.

Producción

Los cambios en el PIB han sido muy volátiles. En el peor momento, que fue durante el segundo trimestre del 2020, la caída anual fue de 16,6 por ciento. Y el crecimiento más alto se presentó en el segundo trimestre del 2021 (18,3%).

Estos cambios tan fuertes se explican por las fluctuaciones causadas por la pandemia. Se trata de comportamientos absolutamente excepcionales. El aumento del 18,3 por ciento es lógico dada la caída tan fuerte de los trimestres anteriores. Después de este golpe la elevada tasa de crecimiento apenas es la expresión del rebote.

Durante los últimos trimestres, el ritmo de cambio va suavizándose, pero continúa siendo consecuencia de la recesión del 2020. La gráfica presenta los cambios anuales, así que en el 2021 el crecimiento del PIB es una manifestación de los rebotes secuenciales.

El panorama futuro es muy incierto porque la estructura de la economía se debilitó, sobre todo por la mayor dependencia del petróleo y de los minerales. La dinámica de la industria y de la agricultura languidece.

Empleo

El empleo no ha avanzando al mismo ritmo que el PIB. Se rezagó. Actualmente la tasa de desempleo es de 11,2 por ciento, mientras que en enero de 2018 era de 9,4 por ciento. Todavía hay un amplio margen para aumentar la ocupación. Pero para que este proceso sea exitoso y los cambios sean estructurales, es importante que las industrias extractivas reduzcan su participación, y se consolide la producción verde.

Las actividades asociadas al petróleo y los minerales generan muy poco empleo. En cambio, otros sectores como la industria, el agro, el turismo, etcétera, son más intensivos en mano de obra. La política de empleo tiene que estar acompañada de la transformación de la matriz energética. Es inapropiado continuar afirmando, como lo hace este Gobierno, que la causa del desempleo son los “elevados costos salariales”.

Pobreza

Con la pandemia se revirtió la tendencia a la baja que traía la pobreza. En el 2021 se observó una pequeña mejora con respecto al 2020. Recientemente el Dane presentó tres mediciones diferentes de la pobreza.

La primera, es la percepción subjetiva. En el 2021, 46,7 por ciento de los jefes de hogar se consideró pobre. Este porcentaje es mayor en 8,5 puntos al observado en 2020. Es decir, casi la mitad de la población siente que no tienen suficientes ingresos para responder a sus necesidades. La pobreza subjetiva es importante porque es una medida indirecta de la insatisfacción y de la infelicidad. Grandes maestros de la economía, como Marshall y Edgeworth, a finales del siglo XIX y principios del XX, decían que la economía va bien si las personas sienten que su bienestar mejora. De acuerdo con este principio, la economía colombiana va mal.

La segunda aproximación es la pobreza monetaria. Esta medición está basada en el ingreso. En el 2021 la incidencia de la pobreza monetaria fue de 39,3 por ciento, y se redujo 3,2 puntos con respecto al año anterior. Aunque hubo un avance, el nivel continúa siendo superior al que existía antes de la pandemia.

Y la tercera medición es la pobreza multidimensional, que no contempla el ingreso, e informa sobre las situación del hogar en materia de educación, condiciones de la niñez y la juventud, trabajo informal y desempleo, salud y características de la vivienda. En el 2021 este tipo de pobreza fue de 16 por ciento, inferior en 2,1 puntos a la del 2020. Esta medición de la pobreza estuvo menos afectada por la pandemia que las otras dos.

La pobreza monetaria es más sensible al ciclo de la economía que la multidimensional. Se podría decir que las pobrezas monetaria y multidimensional reflejan la situación “objetiva”, mientras que la percepción expresa el sentimiento “subjetivo”.
Un aspecto relevante de la comparación de las tres pobrezas es la diferencia en las tendencias. Mientras que la pobreza subjetiva aumentó de manera importante, la objetiva disminuyó.

Inflación

La inflación está aumentando a ritmos acelerados. No solamente en Colombia sino a nivel internacional. Si la tendencia actual se mantiene, al final del año será de 9,5 por ciento. Esta alza de los precios se podría caracterizar como inflación de costos.

Hay problemas de abastecimiento a nivel mundial. La crisis de los contenedores fue una expresión de los problemas de oferta. También se están presentando dificultades con la producción de alimentos. El país está importando, cada año, 15 millones de toneladas de alimentos básicos. Y además del encarecimiento de los alimentos por los problemas de oferta, la devaluación del peso encarece el valor de las importaciones. En los dos últimos meses los precios de los alimentos subieron 23 por ciento. Y la inflación también está disparada por los mayores precios del petróleo, que está alrededor de 130 dólares barril. Los insumos se han encarecido, además, por la guerra de Ucrania.

Frente a este panorama, no tiene ningún sentido que el Banco de la República considere que el mejor instrumento para luchar contra la inflación es el aumento de las tasas de interés. Esta solución empeora la situación, y ahoga la incipiente recuperación.

Deuda pública e insuficiencia de recursos tributarios

El desbalance entre el gasto y los tributos se ha ido agudizando, incrementando el déficit del sector público y aumentando la deuda. El tamaño del Estado colombiano es pequeño. Y aunque el gasto público es bajo, los tributos no alcanzan, manifestado ello en una ampliación del saldo de la deuda pública, que entre 1997 y 2021 pasó de 40,8 por ciento del PIB en 1997 a 65,1 en el 2021. Las reformas tributarias fueron muy débiles y, además, han sido regresivas, ya que no han tocado el patrimonio de los grandes ricos.
El factor estructural

Lo heredado evidencia que durante la administración Duque no se resolvieron problemas estructurales de la economía, que se han continuado agravando. Los sucesivos rebotes del producto no justifican el excesivo optimismo del Gobierno, y quien llegue a la Casa de Nariño tendrá ante si urgentes y graves problemas por resolver. La sociedad estará expectante de su capacidad de ejecución, y los acumulados históricos, más inéditos factores de crisis, pueden atizar nuevas protestas sociales.

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13 de junio de 2022

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Información adicional

Autor/a: Jorge Iván González
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente:

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