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Peter Brook: su teatro fue el mundo y los espectadores los seres humanos

Peter Brook: su teatro fue el mundo y los espectadores los seres humanos

El pasado 2 de julio, a los 97 años, murió Peter Brook. Londres lo vio nacer en 1925. Su creación marcó la historia del teatro. Aquí una breve nota de su vida y obra.

Falleció uno de los grandes del teatro universal, un genio de la dramaturgia. El maestro del teatro británico, cuya práctica, obra y pensamientos fueron desde mediados del siglo XX y hasta nuestros días referencia obligada al hacer o ver teatro.

Hijo de judíos rusos emigrados a Gran Bretaña, fue director de teatro cine y opera. El ambiente de la época lo llevó a radicarse en 1970 en Francia, eligiendo para su labor Les Bouffes du Nord, un teatro quemado y abandonado, el que adapta a sus necesidades escénicas sin hacerle ninguna mejora, salvo lo necesario para las presentaciones. Era, por tanto, una sala en obra inacabada.

Su tránsito hacia otro territorio fue consumado luego de ser director de la Royal Opera House (década de 1950), y de participar de la Royal Shakespeare Company (RSC, década de 1960).

Una de las vivencias que lo marcó se produjo en 1968, al participar del Taller Teatral de Jean Louis Barrault, gozando por primera vez de la experiencia con actores de culturas distintas a la suya.

Su acción y reflexión permanente lo convencieron de la necesidad que tenía el teatro de reinventarse, de revitalizarse constantemente en tiempo y lugar, para lo cual estaba impedido de limitarse a una compañía teatral de las conocidas; de ahí la importancia de radicarse en París, de contar con una espacio propio y abierto a la experimentación y creación colectiva; en un país y una ciudad, por demás, donde los ecos de 1968 aún estaban ardientes.

Y la creación emergió. Junto con sus colaboradores dieron vida a un Centro internacional de investigaciones teatrales y de presentación de sus creaciones. Allí investigación convergían hombres y mujeres de varias partes del mundo, dándole forma a un centro de extraordinaria multiculturalidad. A partir de allí realizó giras por África y Asia. En el primero de estos continentes su grupo se presentó en Argelia y Nigeria, luego recorrieron todo el Sahara y después toda África, con actoras/actores, fotógrafos y camarógrafos, una muestra de ello el film Los ik de 1975.

Recorrieron también Asia, estuvieron en Irán, en el Cáucaso, India, Afganistán y Japón, investigando, conociendo y recogiendo de esas diversas culturas. Brook aplicó su criterio de que el teatro debe revitalizarse en donde esté y con quien esté: por ello se presentaron en remotos pueblos, ante mujeres, niños, ancianos, desplazados, personas con discapacidad, haciendo realidad aquello que promulgaba: “el escenario era la propia vida”, el salón, la calle, el potrero, etcétera. Era el teatro al servicio de los seres humanos y no al contrario. Era una creación colectiva, en la que las/los actores no debían expresarse según los códigos de su cultura sino buscar algo diferente, más universal de comunicar.

Esta concepción sobre aspectos fundamentales de la creación artística, incluida la danza, tuvo la influencia del místico georgiano Gurdjieff, para el cual el cuerpo, la voz y las expresiones faciales eran esenciales para expresar sentimientos interiores. Tal vez la técnica de la alfombra tenga que ver con ello, o tal vez la influencia de otras culturas las cuales conoció.

En el caso de la técnica de la alfombra, se trata de representaciones teatrales en las que lo dominante es que el espectador no vea la alfombra, solo la escenificación del artista, con su cuerpo, su voz y sus gestos, sin ningún tipo de utileria.

Brook tuvo conocimiento del teatro Katakhali de la India, en el cual se forman las y los artistas en el dominio del cuerpo, de los músculos, para lograr un lenguaje muy complejo de gestos con la cara, manos y pies.

También tuvo la influencia de Shakespeare, Brecht, Grotowski, Meyerhold, Craig Y Antonin Artaud, y por ello consideró que existe un “espacio vacío”: se puede tomar un espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo, decía Brook. Una reflexión que lo lleva a descomponer la palabra teatro en cuatro tipos o acepciones del acto artístico: mortal, sagrado, tosco e inmediato.

En su creación, amplia, se encuentran obras del repertorio histórico, como las ensambladas a partir de Shakespeare (Hamlet, Romeo y Julieta, El sueño de una noche de verano, El Rey Lear, La tempestad), pero también Chejov, Genet, y Beckett, así como sus creaciones a partir de las investigaciones del neurólogo Oliver Sacks.

Incursionó en el teatro del absurdo y de la crueldad con la obra de Peter Weiss, Marat/Sade en teatro y cine. El titulo completo de la obra: “La persecución y asesinato de Jean Paul Marat. Representado por el grupo teatral de la casa de salud de Charenton bajo la dirección del señor de Sade”. Para la película basada en este mismo texto llamó actores profesionales, pero también enfermos mentales, reales. Creó su monumental El Mahabarata de nueve horas de duración basado en la epopeya hindú; a su vez dejó un bello montaje con Carmen, a partir de la ópera de Georges Bizet.

Llevó al cine otras obras, entre ellas Moderato Cantabile, basada en la novela de Marguerite Duras; El señor de las moscas, a partir de la novela de William Golding, filmada en una isla del Caribe con un grupo de niños ninguno de los cuales era actor y tampoco habían leído la novela y antes el guión; Encuentro cercano con hombre notables, a partir de la obra del místico georgiano Gurgieff quien lo influyó en la concepción o cómo debería ser el teatro, montaje ampliamente comentada en su tiempo, 1979.

Fue guionista de La tragedia de Carmen, El amor de Swann, La cabalgata de las Valkirias, El Mahabarata, y de varias obras de Shakespeare. Y obras tan extraordinarias y raras como La conferencia de los pájaros basada en una fábula persa; de lo profundo de Afganistán salió la obra Orghast.

Peter Brook fue pionero en el teatro experimental, constituyéndose con su capacidad creadora y de innovación en una de las personas que revolucionó el teatro, transformándolo en muchos aspectos, tanto en el lenguaje, la puesta en escena, la técnica para actores, métodos de creación.

En síntesis y sin duda, estamos ante la memoria de uno de los grandes maestros del teatro. Conocerlo, visitar su obra, explorar sus creaciones, gozar sus montajes, recorrer su concepción en todos los tópicos, es la venia que podemos hacer ante su nombre, que no dejará de acompañarnos, así su cuerpo ya no habite entre nosotros.

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Autor/a: Pedro Miguel Tapia
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