El ciclo electoral que culminó el 19 de julio con el triunfo del candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, estuvo precedido de las más disparatadas emociones. Hubo profecías apocalípticas de diferente calibre. Estos juicios delirantes acompañados, seguramente de alucinaciones catastróficas, cedieron paulatinamente en el curso de las horas que siguieron a los contundentes resultados electorales.
El ingeniero Rodolfo Hernández aceptó sin reparos su derrota. El programa que lo llevó a disputar la presidencia era casi elemental: derrotar la corrupción. La solución que proponía, todavía más: sí me eligen yo manejaré la chequera (el presupuesto) como un empresario eficiente. La ciudadanía que ejerció su derecho a votar quería un cambio, lo necesitaba, lo necesita. Las advertencias sobre el caos que se avecinaba promovidas por quienes han sido beneficiarios históricos del modo de producción y de las instituciones sociales y políticas que lo validan y legitiman, perdieron todo poder de convicción: se disolvieron en el aire como pompas de jabón.
Con el resultado electoral del 19 de junio tomaba forma un tipo de experiencia política inédita en la sociedad colombiana. Gustavo Petro, el recién elegido, en su discurso como nuevo Presidente planteó la necesidad de un diálogo ciudadano para un gran Acuerdo Político y garantizar así las transformaciones demandadas por la sociedad y prometidas por los dos candidatos. Como condición general estaba la necesidad de derrotar la corrupción. Sin esa premisa ninguna tarea de gobierno sería posible. Tres grandes tareas habían sido presentadas como urgentes y necesarias: la paz, la justicia social y la justicia ambiental. El candidato hablaba ya como nuevo Presidente y lo proclamó en términos coloquiales: Soy Gustavo Petro ahora Presidente de los y las colombianas.
El acontecimiento local, cristalización de la historia de la sociedad colombiana con sus viscisitudes era también global: planetario. La prensa dio cuenta de lo sucedido en esas elecciones que habían despertado expectativas de diferente orden. Las profecías apocalípticas también fueron emotivamente difundidas por las redes y plataformas digitales que cubren al planeta entero. Así mismo se dio cuenta de la nueva agenda política del recién elegido presidente. Ahora las decisiones del Pacto Histórico y del Presidente Petro, adquirían validez y legitimidad gubernamental y estatal. Hubo reuniones públicas y privadas, algunas impensables, como la reunión con el expresidente Álvaro Uribe. Se dialogó con los otros expresidentes, con dirigentes, gremios, sindicatos, políticos, etcétera. Nuevas emociones, sentimientos, expectativas comenzaron a orientar los juicios y evaluaciones cotidianas de las personas. Aunque ninguna medida de cambio se había tomado, estaba surgiendo una nueva experiencia.
Las decisiones indispensables y ya urgentes tendientes a constituir el equipo de gobierno, fue mostrando que el nuevo presidente calibraba bien las dificultades que sabía iba a encontrar, pero también las opciones de cambio que consideraba posible. El debate en las redes y los medios se mostraba distinto. Ahora se trataba de precisar qué tan radicales podrían ser los cambios y cuántas concesiones eran necesarias para garantizar la indispensable gobernabilidad. Algunos pocos mantenían un rechazo rotundo a la propuesta de diálogo y acuerdo. Otros se mostraban escépticos y otros mantenían el entusiasmo.
En contraste rotundo y como una evidencia de la realidad dominante, el Presidente Duque, en ejercicio de sus funciones, actuaba de modo estridente. Los despropósitos de su gestión adquirían ahora en sus días finales de ejercicio tintes grotescos. El tópico de la soledad del poder, tomaba un giro singular: era la soledad de quien abandona el poder y el alivio y la alegría de quienes padecieron sus erráticas decisiones. Duque, literalmente sólo, decidió abusar de sus últimos días para beneficiarse de los recursos del Estado. Comenzó, entonces, a usar sus competencias gubernamentales para regalarle a sus aúlicos y familiares gabelas de última hora.
En esas condiciones es que se lleva a cabo el rito de la posesión presidencial el 7 de agosto. Pero hubo novedades que es necesario destacar. La primera aconteció el día anterior cuando se celebró la llamada Posesión Popular y Espiritual. Allí se le entregó al Presidente y a la Vicepresidenta un Mandato suscrito por organizaciones indígenas, campesinas, afro y movimiento culturales de muy diverso orden. En el documento se proclama la felicidad del momento y también el sentimiento de responsabilidad y compromiso con las transformaciones que el Gobierno debe realizar. Recuerdan la terrible experiencia de la violencia padecida, las traiciones de los acuerdos, los aplazamientos mañosos pero también subrayan los logros y el mayor de ellos: la elección de Petro y Francia.
En ocho puntos, presentan lo central del mandato (ver página 14). La realización de la paz total e integral, la tarea de garantizar los derechos y libertades consignadas en la Constitución de 1991, la voluntad de protagonismo en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, la formación de una economía distinta: solidaria, cooperativa, la consolidación de una matriz energética respetuosa del planeta, el cuidado y la defensa de la vida y efectivas medidas de protección y el respeto a las medidas de autoprotección de la vida de dirigentes y personas, una nueva doctrina militar y como síntesis la posibilidad de vivir sabroso.
Petro se muestra agradecido y reconoce que gracias a la voluntad colectiva de quienes le entregaban el mandato se pudo ganar la elección el 19 de junio. De modo amable y amistoso dijo: “[…] nos toca trabajar entre todos como en la minga, de manera colectiva, junta y solidaria”. Y sobre su condición de presidente dijo: “[…] el presidente es un mandatario, hace el mandado”. Y acerca del mandato recibido, pide “[…[ organizar el poder del mandato, mientras yo organizo el poder del mandatario”. Concluyó su intervención así: “El gobierno nacional se pone al servicio de su pueblo”.
El 7 de agosto, la sociedad colombiana experimentó la alegría de una posesión presidencial en paz total e integral. Sin riñas y enfrentamientos, con danzas, cantos y comparsas se llevó a cabo la posesión oficial. El único inconveniente lo puso Duque, al intentar sabotear la presencia de la espada de Bolívar en el acto de posesión. Esta mezquina jugarreta de último segundo, a pesar de acuerdos formales ya establecidos, fue resuelta por el Presidente Petro con un acto de autoridad sereno y tranquilo. El juramento de Francia y Petro se cumplió cabalmente. Cruzado el umbral ritual una nueva Vicepresidente y un nuevo Presidente comenzaban su gestión político cultural.
En el discurso de inicio de su gestión, Petro planteó que su historia personal estaba pautada por nuestra trágica experiencia como sociedad. Y evocando a García Márquez señalaba que había llegado el momento de superar esa condición. Era necesario convertirnos en una sociedad potencia de la vida, de la paz, del diálogo social. Ese renacimiento pasaba por enfrentar la verdad de lo sucedido. Destacó, entonces, el valor histórico-cultural de los trabajos de la Comisión de la Verdad. La paz integral era pues un imperativo ético y una realización posible. En ese orden conceptual advirtió que la guerra contra las drogas era un fracaso. El contenido del discurso mostraba el núcleo orientador de su programa: la paz integral y total, la justicia social y la justicia ambiental. Y ese núcleo lo diferenció en 10 compromisos (ver página 15).
Así fue clausurado un ciclo histórico de larga duración que es necesario pensar y valorar. Esa elaboración debe enriquecer las experiencias políticas del día a día del Gobierno que comienza. Se trata de pensar el futuro en presente sin perder la memoria de lo acontecido. En un cierto sentido, estamos en los umbrales de ser protagonistas de nuestra propia historia, no las víctimas de un destino trágico inevitable.
Gustavo Petro: “Mi compromiso”
1. Trabajaré para conseguir la paz verdadera y definitiva. Como nadie, como nunca. Vamos a cumplir el Acuerdo de Paz y a seguir las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad. El Gobierno de la Vida es el Gobierno de la Paz. La paz es el sentido de mi vida, es la esperanza de Colombia. No podemos fallarle a la sociedad colombiana. Los muertos se lo merecen. Los vivos lo necesitan. La vida debe ser la base de la paz. Una vida justa y segura. Una vida para vivir sabroso, para vivir feliz, para que la dicha y el progreso sean nuestra identidad.
2. Cuidaré de nuestros abuelos y abuelas, de nuestros niños y niñas, de las personas con discapacidad, de las personas a las que la historia o la sociedad ha marginado. Haremos una política de cuidados para que nadie se quede atrás. Somos una sociedad solidaria, que se preocupa y ocupa del prójimo. Que su Gobierno también lo sea. Haremos una política sensible al sufrimiento y dolor ajeno, con herramientas y soluciones para crear igualdad.
3. Gobernaré con y para las mujeres de Colombia. Hoy, aquí, empieza un gobierno paritario y con un Ministerio de Igualdad. ¡Al fin! Con nuestra vicepresidenta y ministra Francia Márquez vamos a trabajar para que el género no determine cuánto ganas ni cómo vives. Queremos igualdad real y seguridad para que las colombianas puedan caminar tranquilas y no temer por sus vidas.
4. Dialogaré con todos y todas, sin excepciones ni exclusiones. Este será un gobierno de puertas abiertas para todo aquel que quiera dialogar sobre los problemas de Colombia. Se llame como se llame, venga de donde venga. Lo importante no es de dónde venimos, si no a dónde vamos. Nos une la voluntad de futuro, no el peso del pasado. Vamos a construir un Gran Acuerdo Nacional para fijar la hoja de ruta de la Colombia de los próximos años. El diálogo será mi método, los acuerdos mi objetivo.
5. Escucharé a los colombianas y colombianos como he venido haciendo en todos estos años. No se gobierna a distancia, alejado del pueblo y desconectado de sus realidades. Todo lo contrario: se gobierna escuchando. Vamos a diseñar mecanismos y dinámicas para que todo colombiano se sienta escuchado en este Gobierno. No quedaré atrapado entre las cortinas de la burocracia. Estaré cerca de los problemas. Caminaré al lado y junto a los colombianos de todos los rincones. Solo quien está cerca puede entender y ponerse en el lugar del otro.
6. Defenderé a los colombianos y colombianas de las violencias y trabajaré para que las familias se sientan seguras y tranquilas. Lo haremos con una estrategia integral de seguridad. Colombia necesita una estrategia que vaya desde los programas de prevención hasta la persecución de las estructuras criminales y la modernización de las fuerzas de seguridad. Las vidas salvadas será nuestro principal indicador de éxito. El crimen se combate de muchas maneras. Todas imprescindibles. Quiero defender a las familias colombianas de la inseguridad diaria y cotidiana: sea de la violencia machista o de cualquier otra violencia.
7. Lucharé contra la corrupción con mano firme y sin miramientos. Un Gobierno de «cero tolerancia». Vamos a recuperar lo que se robaron, vigilar para que no se vuelva a hacer y transformar el sistema para desincentivar este tipo de prácticas. Ni familia, ni amigos, ni compañeros, ni colaboradores… nadie queda excluido del peso de la Ley, del compromiso contra la corrupción y de mi determinación para luchar contra ella.
8. Protegeré nuestro suelo y subsuelo, nuestros mares y ríos. Nuestro aire y cielo. Nuestros paisajes nos definen y nos llenan de orgullo. Y, por eso, no voy a permitir que la avaricia de unos pocos ponga en riesgo nuestra biodiversidad. Vamos a enfrentar la deforestación descontrolada de nuestros bosques e impulsar el desarrollo de energías renovables. Colombia será potencia mundial de la vida. El Plantea Tierra es la casa común de los seres humanos. Y Colombia, desde su enorme riqueza natural, va a liderar esta lucha por la vida planetaria.
9. Desarrollaré la industria nacional, la economía popular y el campo colombiano. Sin distinciones ni preferencias. Vamos a acompañar y apoyar a todo aquel se esfuerza por Colombia: el campesino que se levanta al alba, el artesano que mantiene viva nuestra cultura, el empresario que crea trabajo. Necesitamos de todos y todas para crecer y redistribuir riqueza. La ciencia, la cultura y el conocimiento es el combustible del siglo XXI. Vamos a desarrollar la sociedad del conocimiento y la tecnología.
10. Cumpliré haré cumplir nuestra Constitución. La que dice en su artículo 1: “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”.
Francia Márquez: “Ustedes saben que la vicepresidencia no tiene un mandato de gobierno constitucional que su función principal es acompañar al Presidente”
“En nombre de dios, de las diosas de las ancestros y ancestras, saludo en este día a los movimientos sociales en toda su diversidad, saludo a las mayoras y a los mayores aquí presentes; afrocolombianos, indígenas, palenqueros raízales, rom. Gracias por poner la espiritualidad en el centro de este espacio, espiritualidad que esperemos que esté siempre en el centro de lo que será el ejercicio de gobierno.
Quiero saludar la memoria de tantos hombres y mujeres de tantos líderes y lideresas y tantos jóvenes, mujeres en sus diversidades, que sembraron la semilla, aquellos que ya no están pero que sabemos hicieron este camino para que hoy esté el Presidente Gustavo Petro y Francia Márquez liderando el gobierno de Colombia.
Reconozco que este camino no comenzó con la campaña electoral, empezó en la resistencia de los pueblos. Resistencia que se ha mantenido por más de 500 años, que a muchos les ha costado la vida, que a muchos les ha costado el exilio, que a muchos les ha costado el silenciamiento de su voz. Que ha muchas mujeres nos ha costado casi todo…
Entonces, hoy mi presencia como vicepresidente de Colombia es el resultado, y bien lo reconozco, de una lucha histórica que se debe a ustedes. Como dije en campaña, la esperanza no es Gustavo Petro, no es Francia Márquez, la esperanza de cambio, de transformación está, y sigue estando en el pueblo colombiano.
Recibo el mandato, a pesar que ustedes saben que la vicepresidencia no tiene un mandato de gobierno constitucional, que su función principal es acompañar al presidente y mis tareas son a partir de la delegación que haga el presidente.
Coloco esto sobre la mesa, porque gran parte de la esperanza de la gente está en qué hace Francia, lo que puedo hacer son las funciones que me delegue el presidente, por su puesto mi voz, mi lucha estarán ahí. Por eso hemos venido dialogando con el presidente, insistiendo en cual será nuestro papel, cómo vamos a acompañar el ejercicio de gobierno, como pueblos, como mujeres, como comunidades que le apostamos a un cambio y la transformación.
En eso estamos trabajando estos 4 años, por supuesto, también tenemos que tener claro que no vamos a cambiar 500 años de opresión y de exclusión en 4 años, pero que colocamos las bases de una transformación, en favor de la vida, de la paz, de la justicia social, de la justicia racial, de la justicia de género, de la justicia económica, en favor del cuidado de la casa grande, que lo hemos venido haciendo desde los territorios y que ahora lo haremos desde el gobierno.
Necesitamos estar cogidos de la mano, deben saber que hemos llegado y hemos dado un paso importante, llegar a la presidencia y vicepresidencia no es el fin, eso solo es un medio para seguir apostando a las transformaciones que requiere nuestro país.
Refundar una nueva nación es un desafío para Colombia y no va a ser fácil, para el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez sino está acompañado de los movimientos sociales si no está acompañado del pueblo, de las mujeres, de las juventudes, de la comunidad diversa LGBTI+, de los raizales, afrocolombianos, palenqueros, de los rom, de los pueblos indígenas del campesinado colombiano que bien ha sufrido el despojo de la tierra.
La reforma agraria, ha sido la razón por la cual han asesinado a miles de colombianos y colombianas, no se va a lograr, si no estamos cogidos de las manos. Por eso el presidente Gustavo Petro y Francia Márquez, su vicepresidenta, porque yo debo a los pueblos y a la lucha que hemos hecho siempre como movimiento social, les convocamos a un gran acuerdo nacional, que ponga las bases de una nueva nación que respeta la vida, que pone la vida en el centro, una nación que la apuesta a la paz, que vea en la diferencia no una razón para exterminar al otro sino al contrario en la diferencia una razón para construir desde la diferencia desde la diversidad.
Hermanos, hermanas aquí estoy lista para cogerme de la mano de ustedes para caminar este ejercicio de gobierno que no será fácil, porque también tenemos que decir que tenemos la élite más peligros de la región, una élite que se ha encargado de mantenernos en la opresión, en la miseria, en el hambre, en la marginalidad, en la exclusión, en las distintas violencia, en las distintas discriminaciones. Cerrar todas esas brechas de violencias será un desafío para el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, será también el desafío para el movimiento social.
Entonces, acabo de recibir el mandato de los movimientos sociales, pero quiero hacer un mandato a los movimientos sociales: mantenernos unidos como pueblos y es el mandato de construir en igualdad y de vernos en la diferencia y tejernos como hermanos y hermanas y que a pesar de todas las diferencias en los movimientos sociales vernos como hermanos y hermanas con respeto, reconocer al otro y a la otra será nuestra gran virtud para cambiar las exclusiones, las opresiones y las tantas violencias que hemos vivido.
Aquí estamos, empieza el gobierno de las nadies y los nadies y vamos de la resistencia al poder hasta que la dignidad se haga costumbre. Vamos Colombia, a ser una potencia mundial de la vida, vamos juntos por el vivir sabroso, vamos hermanos y hermanas por la paz, la dignidad y la justicia para nuestro pueblo, para nuestro país, nuestro hijos, hijas, nietos, nietas se lo merecen.
Muchas gracias por acogerme en este espacio, por abrigarme, por anidarme en la espiritualidad de los pueblos camino que necesitamos para abrir el horizonte que nos permitirá un cambio, Soy porque somos un abrazo para todos, todas, todes”.
Gustavo Petro: “Lo que necesitamos es que el movimiento popular sea autónomo del gobierno…”
(Palabras tras la entrega del Mandaro espiritual )
“Quiero agradecer su presencia, en este acto ceremonial que ya veníamos de la Sierra Nevada donde hicimos una actividad que tiene que ver con la posesión de un presidente por parte de su propio pueblo, que es la base misma de la sociedad, de sus comunidades, de sus diversidades.Aquí va comenzar un gobierno que esperamos sea de la paz, en primerísimo lugar, que pueda traerle a Colombia, lo que no ha tenido durante siglos, que es la tranquilidad de la paz, aquí inicia un gobierno que luchará por la justicia ambiental, podernos equilibrar con la naturaleza, es la base sustancial de la vida, sin ese equilibrio entre los seres humanos y el planeta, la naturaleza, la vida no van a ser posibles para nosotros/as.
Para luchar por la justicia social, en una de las sociedades más aberrantemente desiguales sobre la tierra, tenemos que construir justicia entre los seres humanos, que el país se pueda abrir a oportunidades para todos y para todas, no para un grupo pequeño. Que el país, pueda ser un país de paz, de justicia ambiental, de justicia social son los tres objetivos que nos proponemos.
Gracias, quería estar con ustedes, pueblos indígenas, raíz de esta nacionalidad, ancestros que nos acompañan aquí, ancestros que espero que acompañen a Colombia. ¡Qué viva Colombia potencia mundial de la vida!”.
(Palabras tras la entrega del Mandato político)
“Los convoco a organizarse, indudablemente esa pluralidad, esa multiculturalidad, ese espectro multicolor que debe ser el de la organización popular hay que unificarlo en medio de la diversidad, coordinarlo, conectarse entre sí, como conectan las raíces con la tierra, conectarse como las neuronas en el cerebro, conectarse entre sí, para lograr poder. Porque el poder no es sólo ese escritorio que está allá en esa oficina cerrada sin ventanas, que es la oficina del presidente. El poder está es aquí, el poder representa la misma sociedad en su base, el poder real se demostró el 19 de junio, es el de millones de millones de personas que deciden juntarse que deciden construir una voluntad colectiva.
La organización popular debe coordinarse nacionalmente, independientemente de las diferencias desde el pensar y del sentir, de las diferencias de la cultura, de la antigüedad, de la historia en esas mismas diferencias debe aparecer en Colombia una gran coordinación del mundo popular, una asamblea nacional popular que pueda interlocutar con el gobierno que se inicia el día de mañana. No queremos que el gobierno reemplace y coopte el movimiento popular, malo sería si lo hiciéramos.
Lo que necesitamos es que el movimiento popular sea autónomo del gobierno […] la base misma del poder, el constituyente del que emana todo poder incluso el institucional, esos dos mundos deben ser autónomos pero conectados entre sí.
Se trata de organizar un gobierno con los movimientos sociales, no un gobierno sobre los movimientos sociales, mucho menos un gobierno que extinga los movimientos sociales. Esta es una construcción nueva, democrática, quizás la previó la constitución de 1991 cuando hablaba de democracia participativa, pero nunca se ha vivido en el país una democracia multicolor.
Las tareas que están por delante, para mí son arduas como individuo, como persona, pero cada uno de ustedes también, aquí nos toca entrar a trabajar todos como en la minga, de manera colectiva, junta, solidaria.
A ustedes tienen la inmensa tarea de ayudar a organizar al pueblo colombiano, a aclarar los objetivos que buscamos, eso que llamamos justicia ambiental, justicia social, paz. Construir esa Colombia de la paz y de la justicia depende de la capacidad, la cantidad y la calidad del movimiento social en Colombia, en ustedes descansa buena parte de esa responsabilidad en mi descansa la responsabilidad que todo el gobierno nacional esté dispuesto a dialogar con ustedes, esté dispuesto a conectarse con ustedes. En los problemas incluso, lo que no podamos resolver, esté dispuesto a hacerle caso al mandato popular, a obedecer, el presidente es un mandatario y la palabra mandatario significa hacer el mandado, quien ordena el mandado… el pueblo. El pueblo es el mandato, el mandante, yo el mandatario, por lo tanto hay que organizar el poder del mandato, mientras yo organizo el poder del mandatario. Ustedes el mandante yo el mandatario, el gobierno nacional se pone al servicio de su pueblo.
Gracias”.
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