Notorio cada día. En contraste con avances, crecen elementos y cifras de ingobernabilidad, sin llegar a un punto de radicalización o crisis de inestabilidad. Así, en un primer aspecto de enumeración, desde el 20 de julio se derritió la imagen que Roy Barreras y Benedetti propalaron: un Congreso con mayoría ‘obedeciendo’: aprobando los proyectos del Pacto Histórico. La mera elección del Presidente Petro no desalentó la lógica de “paz armada” y resistencia del Eln ni la apuesta a una “crisis de poder” que anida en el Estado Mayor Central de las Farc-ep, y en otros aledaños. Apenas son sólo dos aspectos del panorama. ¿Cuál puede ser el secreto en la neutralización de la crisis?: Un Acuerdo Nacional.
…solamente al estudiar la relación de todos los particulares (de la Historia), en qué se asemejan y en qué se diferencian, podemos al menos componer un panorama general y obtener de este modo los ´placeres y la utilidad de la historia.
Polibio
Del 7 de agosto del año pasado a hoy, varió el retrato de la situación nacional. A un presente con más exigencia para el ejercicio crítico de pensar, analizar, caracterizar y hacer el balance de la realidad política, social e institucional y, para aclarar los rasgos de la próxima coyuntura. Marcada vendrá, por el estado de opinión que se derive de una mayor extensión y coordinación de la lucha social, y del resultado de las elecciones regionales y locales del 29 de octubre. En forma coadyuvante y dada la promesa de “paz”, un margen del país habla a favor y está en espera de la criatura seismesina por nacer del cese bilateral de fuegos con el Eln.
¡¿Con proyección a 2025?!, lo advierte y dice el Comandante Antonio García del Eln, señalando el sentido de su épica, en un texto del 25 de agosto, «Participación de la Sociedad y cambios de ideario»: “Podríamos decir que estamos ante un acontecimiento inédito para Colombia en cuanto a poder contar con un escenario de debate democrático que permita realizar un diagnóstico de los problemas del país y luego construir como Acuerdo Nacional una Agenda de Transformaciones. (…) (Así,) estamos ante un Parlamento Alternativo que supera el simple parlamentarismo, para hacer del ejercicio del diálogo y la toma de decisiones la esencia de la democracia (…) todos los congresistas deberían ir a enterarse de los problemas reales de Colombia, junto al pueblo que los padece”.
Incubación y fermento de un nuevo cuadro de la situación
Son detalles de la realidad: Uno, ¿quién podía prever?, que en las alocuciones del 20 de julio y el 7 de agosto y en los discursos subsiguientes, el Presidente ya no pidió el apoyo de “todos a la calle”, como lo hizo en varias ocasiones antes. Dos, miremos que, tras el primer momento en su condición electoral, el Pacto Histórico decae. Ya no es el eje único que permita reavivar un “gobierno de coalición”, mientras que ningún partido del poder, o de sus disidencias, cruza por una debacle de opinión. Tres, conturba el ánimo, que en el territorio lejos, dotado con ventaja geográfica para resistir, Colombia no es “potencia de la vida”.
En la próxima elección de autoridades locales (29 de octubre), tres grandes sectores de opinión inaugurados en el 91 Constituyente, tendrán un nuevo brío: los conocidos dos polos doctrinarios, y una franja popular ‘espectadora’ en la brega por Otra democracia.
En medio de un clima social para la PAZ que no es potente, y de una oposición y rivalidad en ejercicio, más que previsible, se extiende en el ánimo y la inconformidad un efecto de demora, subjetividades y escepticismo frente al paquete de reforma. Un escenario en el que tienen efecto: i) la infortunada condición minoritaria en el Congreso que siempre tuvo el Pacto, por una parte, y ii) el Eln y el Gobierno-Estado: en una mesa frágil cruzando por un ‘acuerdo intermedio’ que copa tiempo hasta el 2025, iii) la activación dirigida de sectores campesinos por la reforma agraria, iv) el modo y la continuidad operativa del Comando Central de las Farc-Ep, en parejo con v) una velocidad del desencanto no prevista, con signos de descontento, según los antecedentes de progresismo en el Continente y vi) la ambientación ligera y profunda de una salida para el país, bajo un denominado Acuerdo Nacional son, entre otros, los factores en desarrollo de una nueva coyuntura política y de conformación popular, con sus derivados de dificultad y obstáculo.
En todo caso, y sin devuelta, también sin arribo a una “situación revolucionaria”; la nueva coyuntura pondrá en el tapete, el desafío estratégico por una hegemonía popular y no de la politiquería, dentro del cambio institucional y la guía del Plan de Desarrollo. Una coyuntura no anticipada ni prevista en los balances literales del primer año. Colombia está atenta. Observa, cuáles componentes y factores destacan para gobernar ante el tamaño de la crisis y del objetivo de inclusión humana.
Cabe tener en cuenta que en el conjunto de Nación, más que el resultado electoral en la presidencial (2022), adquiere una mayor definición en la dinámica política, y en la configuración de un mapa político diferente: «la correlación de fuerzas» y el estado de los convencimientos y valores más generales –no solo de los activismos. Mapa que advino y afloró demasiado pronto. Antes del 20 de julio, cuando varió la afiliación e inclinación de las directivas del Congreso. Mapa de ahora, que exige autocrítica en la ejecución metódica de gobierno y en el ajuste y armonía de la iniciativa presidencial con la mayoría real y no supuesta.
A saber, una escena en la cual la gran población urbana, de las grandes urbes, las capitales departamentales y la casi mayoría de los municipios, no alcanza una motivación ni urgencia por la PAZ; el Eln acude y llega a este 3 de agosto, con una conquista de medio logro: No incurrir en una firma de paz ‘apresurada’. Diferente así, al asunto con la desmovilizada Farc-ep. Un proceso que al final, le dio razones al reagrupamiento de varios frentes en disidencia-permanencia, que hoy se reclama como Farc-Ep/Estado mayor central.
El Paro nacional “no ha concluido”…
En esta circunstancia, cabe repasar parte del cuestionario escrito que respondió el Comandante del Eln Antonio García, publicado en la edición de junio de este periódico. El recalca en una parte, que “la conducta de una Organización no la determina un individuo, sino su historia colectiva”. En su condición, García remarca la valoración y el desafío estratégico que tiene la construcción guerrillera y la penetración en la ciudad–política y social, rural y urbana, un tanto estática y lejana– que acumula el Eln, bajo su mando. En otra de sus respuestas, señala un elemento determinante en la orientación táctica combinada con la participación en la Mesa: “El alzamiento popular que viene desde 2019, que pasa por el 28A es la reafirmación que luego de la desmovilización de las ExFarc, la inconformidad de la sociedad sigue intacta, incluso fue superior a otras épocas, los gobiernos no han cambiado en la forma de tratarlas y esa realidad es la razón de fondo del alzamiento armado… En sus respuestas, García deja entender que antes que una maniobra de retirada táctica, el Eln concibe superar los comportamientos defensivos-institucionales de las organizaciones políticas. Acometer en cambio, una actitud de ofensiva del acumulado insurgente y la extensión de la movilización social. “Estamos en mora de hacer un análisis del movimiento revolucionario, de sus orígenes, sus concepciones, sus prácticas”, dice.
En todo caso, independiente de cualquier resultado de los seis meses de fusiles callados, no es un secreto que el Eln hará un evento de Consulta o de Congreso y que en el debate el punto final de la lucha armada no está cantado. Aunque el cese bilateral de fuegos entre FF.AA.-Eln signifique un avance en el lento aclimatar de la PAZ, inquieta que este silencio de las armas ande rodeado por el fuego de otros actores armados –tanto insurgentes como de violencia homicida. Todos en la pugna que domina, tras el Acuerdo de La Habana, por la reconfiguración del territorio del conflicto que, por ahora, no tiene contento a ninguno.
A todas estas, una evaluación íntegra y prospectiva del primer año del gobierno Petro no está acabada. Una claridad al respecto requiere en el manejo y definición de conceptos: combinar discurso y acción. Elaborar una arenga que conecte con las urgencias del bolsillo que siente la gente, y arrastre: el discurso internacional, la conducción de un sujeto activo de las masas amplificando la identidad de los lugares. Que no descarte la tradición histórica en la espera de gobierno que sin discriminaciones han sembrado los abuelos. Que articule la crítica económica, los dominios de la cultura, la educación y lo científico técnico y la ética, con la actitud de compromiso político con los más humildes y con no ocultar los desaciertos y errores propios.

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