Mirando la planeación con escepticismo

En una entrevista que le hicimos a Miguel Urrutia el 17 de enero del 20241 conversamos sobre el plan de desarrollo Para Cerrar la Brecha2, que él lideró cuando fue director del Departamento Nacional de Planeación (DNP) entre 1974 y 1977. Era el gobierno de López, y ya se comenzaban a replantear las estrategias cepalinas que tuvieron mucha aceptación en los años cincuenta y sesenta. Por aquellos días se ponía en tela de juicio la intervención del Estado en la economía. Hubo un resurgir de las ideas favorables al libre mercado.

Urrutia nunca se inclinó de manera apasionada por una u otra escuela del pensamiento económico. Era muy pragmático y tenía un sentido común que lo llevaba a desconfiar de cualquier dogmatismo. Consideró que Colombia podía ser el “Japón de Suramérica” si se creaban condiciones que favorecieran la competitividad y la capacidad exportadora del país.

En este contexto, Urrutia siempre se preocupó por los temas sociales. Inició, con Clara Elsa Villalba, los estudios de distribución del ingreso3. En la formulación del Plan de Desarrollo puso en evidencia la necesidad de cerrar las brechas sociales existentes en el país. Cualquier modelo de desarrollo tiene que permitir el mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población, y para ello es necesario disminuir las brechas sociales.

Desde el gobierno de López han pasado 50 años, y las grietas no se han cerrado. Al contrario, ¡se han acentuado! Todos los planes de desarrollo se han propuesto, de una u otra manera, cerrar las brechas. Este discurso reiterado no se ha reflejado en la realidad. En la entrevista insistimos en tratar de explicar este fracaso secular. Consciente de la imposibilidad de encontrar una causa específica, Urrutia tocó varios asuntos que pueden ayudar a entender. Entre ellos destacó la complejidad de la relación entre la tecnocracia y la política. En su opinión, los argumentos técnicos se tienen que enmarcar en la dinámica de la política pero, advierte, que la relación no puede ser demasiado estrecha porque el quehacer técnico “pierde grados de libertad”.

La forma como se relacionan la técnica y la política ha sido un tema álgido de la modernidad. La Escuela Politécnica de Francia fundada en 1794 buscaba formar a los ingenieros para que los trabajos públicos se pudieran llevar a cabo de manera eficiente. La ingeniería civil se desarrolló a la par con la militar. De allí la importancia que Napoleón I le diera a la Escuela.

La absolutización del saber tecnocrático puede llevar al desconocimiento de sus implicaciones políticas, y a la afirmación de una supuesta neutralidad. Con toda razón, Hayek4 critica al positivismo que de manera ingenua, cree que existe una realidad objetiva externa al sujeto y a la interacción social. La tecnocracia que se pretende apolítica hace mucho daño porque no se pregunta por las implicaciones que sus decisiones tienen en el bien-estar de la población.

A partir de la reflexión de Urrutia se podría concluir que en Colombia este balance entre la técnica y la política no ha sido exitoso, y que por esta razón las brechas no se han cerrado.

Durante los 65 años de existencia, el DNP ha mantenido unos criterios técnicos que, en cierto sentido, son un patrimonio de la Nación. Pero no ha logrado consolidar una razón pública que tenga la capacidad de articular proyectos estratégicos con una perspectiva de mediano y largo plazo. Las propuestas técnicas que nacen en el DNP terminan ahogadas en las urgencias de corto plazo de la dinámica política.

El país no ha cerrado las brechas porque las inversiones no se han realizado con una visión de largo plazo. Las aspiraciones de los planes de desarrollo y de los Conpes terminan subsumidas en las angustias inmediatistas. No se ha construido una institucionalidad que le de prioridad a las inversiones estratégicas. El presupuesto de cada año termina fraccionado en función de las presiones de los departamentos y de los sectores. En lugar de inversiones de alcance regional, la inversión se fragmenta en pequeños proyectos. La expresión más clara de esta dispersión ha sido el manejo de las regalías, convertidas en una piñata, alimentada por la miopia de los gobiernos locales. Desde las instancias nacionales no se ha logrado la coordinación necesaria para que los intereses políticos, que son legítimos, se inscriban en transformaciones ambiciosas de carácter estructural.

La tarea de construir una razón pública estratégica no se ha cumplido. Ni el DNP, ni las universidades, han logrado que el saber técnico convenza al mundo político de la importancia de mirar con un horizonte que vaya más allá de la coyuntura, y del inmediatismo inherente al ethos político.

En Colombia la planeación ha fracasado porque regiones riquísimas tienen hogares pobrísimos. El Magdalena Medio lleva más de un siglo explotando petróleo, y las condiciones de vida de las familias son lamentables. La situación es similar en otras regiones, como La Guajira. Es inaceptable que en los dos grandes puertos del país  se presenten niveles de pobreza intolerables, como los de la isla Cascajal en Buenaventura, o los de La Popa en Cartagena.

El saber técnico no ha logrado convencer al país que la solución a los problemas de La Guajira requiere implementar una estrategia de ordenamiento del territorio que toma 20 años. Los gobiernos actúan en el cortísimo plazo, con soluciones inmediatistas que no tocan los asuntos estructurales. En años anteriores se llevaron  a las rancherías moto-bombas que se dañaron a los 6 meses. Y siguiendo una lógica similar, la administración Petro compró carrotanques inservibles.

Como antes, también ahora la planeación está fracasando. Las brechas que hace medio siglo diagnosticara Urrutia continúan vigentes. Y en lugar de dar los primeros pasos para que esta situación cambie de manera definitiva, las prioridades del gobierno no son las del Plan de Desarrollo. Los temas que se han agitado desde el Ejecutivo, como el proceso constituyente, han desviado el debate, alejándolo de las líneas centrales del Plan.

Si se quiere retomar el camino de la paz habría que aplicar los instrumentos propuestos en la tercera transformación del Plan de desarrollo, “el derecho humano a la alimentación”. Este capítulo es la concreción de los acuerdos de La Habana. Y en esta dirección, el catastro multipropósito es el mecanismo que permite modernizar el sector agropecuario. De acuerdo con las metas del PND, al final del cuatrienio se debe actualizar el catastro en 660 municipios. Los cambios en el agro tienen que pasar por el catastro, ya que sin éste no puede haber reforma rural integral. Sin avalúo no es posible comprar las tierras. Y para que el proceso sea completo se requiere, además de la tierra, la asesoría técnica, las vías, la infraestructura, el crédito, y la oferta básica de servicios como educación y salud.

Las grandes transformaciones que se proponen en el actual Plan de Desarrollo, Colombia Potencia Mundial de la Vida, no han sido incorporadas en la dinámica del gobierno. A mitad de camino la administración Petro no está siguiendo las orientaciones estratégicas que se definieron en el Plan. Se continúan repitiendo los errores anteriores, y los recursos se siguen dispersando en pequeños proyectos, en lugar de buscar la convergencia alrededor de inversiones estratégicas. No se están sentando las bases para cerrar las brechas. El activismo político, preocupado por los resultados inmediatos,  no le ha dado prioridad a las cinco transformaciones: ordenamiento del territorio alrededor del agua, seguridad humana, derecho a la alimentación, transición energética y convergencia regional.

1.   Urrutia Miguel, 2024. “La última entrevista del exgerente de Banco de la República Miguel Urrutia Montoya”. Entrevista realizada el 17 de enero de 2024 por González Jorge, Gómez Hernando, Jaramillo Hernán, Cano Rodolfo, La República, jul. 29.

2.   Departamento Nacional de Planeación, DNP, 1975. Para Cerrar la Brecha. Plan de Desarrollo Social, Económico y Regional 1975-1978, DNP, Bogotá.

3.   Urrutia Miguel, Villalba Clara, 1971. Distribución de la Educación y Distribución del Ingreso, Centro de Investigación para el Desarrollo (CID), Universidad Nacional, Bogotá.

4.   Hayek Friedrich von, 1944. Camino de servidumbre, Unión Editorial, Madrid, 2006.

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10 de agosto de 2024

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Información adicional

Autor/a: Jorge Iván González
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo N°316, 20 de agosto - 20 de septiembre de 2024

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