Encuentro de iniciativas antimilitaristas

Cerca de 140 jóvenes participantes de todo el país y de América Latina realizaron un análisis de la situación en Bolivia, El Salvador, Paraguay, Chile y Colombia, a partir de dos ejes principales: uno, la presencia militar estadounidense en territorio latinoamericano y dos, su relación con la defensa de los intereses económicos de dicho país. Se evidenció cómo, a través de la militarización de nuestras sociedades, se están generando estrategias de coerción militar: en el ámbito de la movilización social, con la intimidación a movimientos sociales y la eliminación de líderes; en el ámbito de la intervención cultural y la manipulación ideológica de los seres que habitamos éste territorio, con el uso inapropiado de los medios masivos de comunicación, con el objeto de que legitimemos dichos actos de “guerra”. Por otra parte, fue evidente el crecimiento en nuestro continente de los gastos militares y cómo ha disminuido la inversión social y las garantías laborales, y el respeto de los derechos humanos.

Durante las deliberaciones se presentaron experiencias como la de la comunidad indígena Sarayacu de la amazonia ecuatoriana; la del movimiento estadounidense en contra de la intervención militar norteamericana; la de la Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG); de la coordinadora de organizaciones juveniles de Santa Cruz–Bolivia, la del Movimiento de Objetoras/es de conciencia del Paraguay; la de la Juventud guevarista del Salvador. De Colombia, Movimiento Indígena del Cauca, la Red de Organizaciones Comunitarias de Medellín, la comunidad de Paz de San José de Apartadó, la Asamblea nacional de objetores/as por conciencia de Colombia, la Red de jóvenes del Quindio, y otras treinta organizaciones.

Se plantea el antimilitarismo como alternativa a la militarización del continente latinoamericano, pero concientes de sus alcances y sus límites. Nuestros discursos deben ser contextualizados dentro de la realidad histórica de la cual hacemos parte, donde nuestros pueblos han sido constantemente agredidos y expropiados por más de quinientos  años. El antimilitarismo tiene que estar ligado con el fortalecimiento de los movimientos sociales.  Se destacó el hecho de que el militarismo ha impregnado todas las prácticas de la sociedad, acentuando el machismo, la homofobia, el racismo, la jerarquización de la sociedad, la división de clases y la negación del bienestar para todos y todas; antivalores que nos empobrecen y fraccionan.

La invitación por parte de los asistentes, fue pues a construir juntos una propuesta que nos permita vivir una América Latina independiente, capaz de decir no a la intervención extranjera.