Con motosierras despedazaron a muchos de los inermes que encontraron a su macabro paso. Incluso jugaron fútbol con una cabeza. Pensamos que excomulgar a los paramilitares y a todos los armados sería un acto valiente, simbólico y reivindicativo que de manera espiritual daría cuenta de las falencias de un “proceso de paz” en crisis.
Por miles se cuentan los clérigos vinculados en casos de abuso sexual, especialmente contra menores y aún no hemos visto reaccionar, igual de energúmeno, al cardenal López Trujillo con sus pedófilos como lo hizo en días pasados contra quienes atendieron en Bogotá el aborto de una menor violada por su padrastro. “El que calla otorga”, dice la sabiduría popular.
Nuestra lucha india nos ha costado miles de vidas. Conocemos el olor de la muerte. Sabemos el significado de la ausencia. Creemos que la vida es sagrada porque hemos perdido a nuestros padres, hermanos e hijas en esta carrera por la libertad. Nos duele que una vida se pierda. Ya sea la de un indio abaleado por la policía mientras recuperaba
Por pensarlo. Por hacerlo. Por callarlo.
Santander de Quilichao, Septiembre 3 de 2006
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