Para inventar la palabra que mueva el sentimiento; muchas veces es necesario traficar con el epíteto, como ellos, los poderosos, lo hacen: reinventar los conceptos, contextualizarlos, buscando ecos o montañas que con su sangre revitalicen los significados. En un mar confuso, saturado de invasiones, con vocablos advenedizos, insidiosos, como los que escuchamos diariamente en las emisoras y programas televisivos regguetoneros, también en esta orilla, la de
* Citada por Ivonne Bordelois en La palabra Amenazada, publicado por Ediciones desde abajo.
PARAamericano
Cobretraficante del suelo chileno:
Compinche del orate de turno…
Politraficante de deudas impagables
Birladas por corruptos…
Reinvertidos se esconden
en tus bancos…
Militraficante de la muerte
en cualquier instante
o parte
Labortraficante del sudor
Que no lava el hambre,
Ni la ignorancia,
Ni la enfermedad y ni la muerte
Tecnotraficante del retraso
y mi pobreza bendecida.
Teotraficante en agujas puritanas
A la medida del postor…
Verotraficante de la desinformación
De cada día, dánosla hoy…
Óleotraficante ladrón de hoyos
negros,
Tapados con desnutrición
Narcotraficante que esnifas
el tercer mundo
Despilfarrando su mejor sangre..
Todotraficante en genes
del glorioso maíz,
De las maravillas indígenas,
De los cerebros importados,
De los desplazados con sus dolores y sus desgracias.
Traficante en suelos patrios,
Invasor y pirata de lo ajeno:
Las trompetas no suenan por mí…
¿Dios te salve!
Carlos García Bustos
Medellín, agosto de 2003
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