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¡Renuncien!. No anuncien más excomuniones

El funcionario vaticano se entremete en asuntos y leyes de Colombia, violando nuestra soberanía. La Iglesia de Roma vive lejos de la realidad actual. El control de la natalidad y el aborto son aquí asunto de calamidad y salud públicas, pues de tales prácticas se realizan unas 300.000 al año, con alto riesgo para las mujeres que lo hacen en forma costosa, riesgosa e ilegal: muchas mueren desangradas en sitios clandestinos y hasta en la calle.



La Santa Madre Iglesia Católica discrimina a la mujer, tiene inconvenientes con el pecado original (Génesis, 3), el amor y la procreación del género humano. Se molesta y nos condena si usamos anticonceptivos o preservativos, ya que es del fuero íntimo de la pareja asumir amorosamente su responsabilidad.



 


Complicidad



Pero no se inquieta la Iglesia ante otros problemas, como para que les preguntara a los administradores del Estado, ¿por qué mueren los niños en las puertas de los hospitales? ¿por qué sus padres no tienen dinero para que los atiendan? ¿Por qué se privatiza la salud? Le preguntamos al padre Pedro Rubiano: ¿Por qué bendijo el cierre del San Juan de Dios si éste es de todos?



El funcionario López, que funge como defensor de la fe, las buenas costumbres y la moral familiar, desconoce la angustia, el hambre, la miseria, el desempleo, la inseguridad social y económica de los hogares colombianos y de los pobres de la Tierra (Mt 25:31,45).



 


Relaciones oscuras con el narcotráfico


 


López Trujillo, en coro con su colega Pedro Pubiano, trata de malhechores a los médicos que hacen su trabajo y atienden la salud de la niña. Los jerarcas saben quiénes son los reales malhechores. Recordemos las andanzas del inquisidor López Trujillo en la Diócesis de la capital antioqueña, cuando le levaba la imagen a Pablo Escobar en su fundación Medellín sin Tugurios. Tampoco Rubiano desmiente a Gustavo Salazar, abogado confidente de la mafia que tiene pruebas y lo acusa de recibir dinero de “Pacho” Herrera. La otra ‘gloria’ de la iglesia católica colombiana, Darío Castrillón, bendijo la Posada Alemana a otro narcotraficante, Carlos Lehder Rivas, al recibir millonarias narcolimosnas. ¡Así se enriquecieron y así evangelizan estos truenos vestidos de nazarenos! (Jr 5:26,31).



 


El proceso de paz con los paramilitares


 


No menos grave es la actual situación de los jerarcas, en entredicho por apoyar la farsa del proceso de paz con los narcoparamilitares, ya que éstos no se arrepienten de las masacres a mansalva de campesinos ni de la expropiación de sus tierras ni de tantos asesinatos de colombianos que luchan por su vida. No han querido confesar y menos reparar. Estos sujetos sicariales se burlan de la Colombia, de la humanidad, del Dios Padre de la justicia y de la vida.



 


Dios y el dinero



Creo, como otros hermanos de fe, que estos jerarcas aman el dinero y viven engolosinados con el poder. ¡No nos llevarán al Cielo porque no están en comunión con nuestra fe! Su testimonio deja mucho qué desear. ¡Desdibujan la palabra de Dios aquí en la tierra! (Mt 20:24.28, Mt 6:24).


 


¿Y el derecho a la igualdad?


 


La Iglesia Católica, gobernada por hombres (unos 400.000 sacerdotes), viola el derecho a la igualdad al impedir que cerca de 700.000 monjas y mujeres consagradas ejerzan el sacerdocio Pero asimismo viola los derechos de miles de curas al prohibirles contraer matrimonio, obligándolos a un celibato que los lleva a enfermarse psicológicamente y cometer barbaridades como la pedofilia.



 


El celibato



¡Llega, pues, la hora de cambiar la situación de celibato obligatorio en la iglesia católica! Y no aceptamos más esta situación ni el encubrimiento de la jerarquía eclesiástica. Exigimos perdón para las familias; que se entreguen a la justicia de cada país para se les juzgue por transgresores de las órdenes de Jesús (MT18:5), de la justicia de los hombres y del amor de Dios.



El mejor servicio de estos jerarcas al cristianismo, a Jesús, a la familia humana, sería renunciar al estilo de gobierno y de vida que llevan; dejarse transformar en verdaderos seguidores, escuchar, ver, comprender los signos de los tiempos ¡y este es tiempo de cambio! No se queden mirando atrás, añorando la época medieval, que ya no volverá. Deben optar realmente por los pobres, sin utilizarlos como adorno, como negocio que produce utilidades.



La lucha por los pobres de la tierra fue y es una vivencia de Jesús el carpintero; es una orden del espíritu; es una vieja ley de Dios. A los católicos del mundo les pedimos que a los sacerdotes no les volvamos a decir padres porque padre hay sólo uno. Digámosle mejor “hermanos”.


 


A los sectores que gobiernan la Iglesia en Colombia y el mundo les exigimos que renuncien a las riquezas que acumulan a nombre de Dios (Lc 12:33, 14:33, 16:13,15, 18:22, 22:25). ¡Qué se acabe la opción por los ricos, los poderosos del mundo ya! Que relean el libro sagrado, que crean en el Evangelio, en el amor; que trabajen por la justicia social para que podamos encontrar la paz.


 


Democratizar la iglesia católica



A los detentadores del poder eclesiástico les ordenamos que transformen sus colegios y universidad- des en centros de educación popular porque también fracasaron por falta de misericordia, por la insensibilidad social que muestran y representan. Exigimos una verdadera democracia en que participen las mujeres; donde no haya un Papa sino una “asamblea popular” gobernada por padres y madres de familia que representen los sueños, el amor, la fe y el trabajo de los católicos pero también de los hombres y mujeres de la Tierra.



¡Qué el diálogo entre todas las religiones del mundo empiece ahora! ¡Qué vuelvan de nuevo los sacerdotes y laicos perseguidos por la jerarquía autoritaria y ultraconservadora que hoy se asocia al imperio norteamericano!


 


¡Con nuestras mujeres nos haremos cargo de reconstruir las comunidades! Se nos abrirán nuevas puertas, construiremos nuevos caminos, caminaremos con Jesús Obrero. ¡El Dios Padre de la vida y la justicia estará con nosotros!

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