Del Pacto Histórico al desafío subnacional en las elecciones locales y regionales de 2023

Las elecciones subnacionales de 2023 en Colombia marcan una transición política importante. El Pacto Histórico, emergido en 2022, desafía a las fuerzas políticas tradicionales. Sin embargo, su heterogeneidad y la fortaleza de partidos establecidos añaden complejidad. Colombia se halla entre la renovación política y la tradición en este ciclo electoral en medio de la fragmentación partidista y una creciente violencia política.

Las próximas elecciones subnacionales de octubre 29 prometen ser un campo de batalla entre tradiciones políticas de larga data y nuevas corrientes que buscan replantear el paisaje político del país. Esta interacción, evidente en las tácticas de los principales partidos y en los cambios dentro del sistema electoral, puede marcar una nueva dirección para las elecciones futuras en nuestro país. Las alcaldías, concejos, gobernaciones y asambleas están en juego, y hay múltiples factores que determinarán quién tomará el control en esta contienda política.

En primer lugar, es relevante reconocer los cambios en la política nacional, derivados del auge del Pacto Histórico en las elecciones nacionales de 2022. Este hito, de innegable importancia, ha reorientado las líneas convencionales del poder. Así como las transformaciones que se han producido en la dinámica político electoral en la sociedad y la esfera política colombiana. En este contexto, tanto sectores oficialistas como de oposición buscarán interpretar los resultados de las elecciones subnacionales como un termómetro que mida el respaldo o la desaprobación hacia el gobierno del presidente Gustavo Petro.

Por otro lado, la polémica “feria de avales”, promovida por organismos como el Consejo Nacional Electoral y el Consejo del Estado, ha diversificado el escenario partidista sin una reflexión elaborada técnica y política de las consecuencias de cambiar el sistema electoral. Esta dirección, lamentablemente, ha erosionado los avances previamente alcanzados en minimizar el caudillismo y en dotar de consistencia ideológica al sistema partidario, logros en los que se había avanzado de forma muy incipiente con la reforma electoral de 2003. Y, por último, pero no menos importante, la persistente sombra de la violencia política aún se cierne sobre la democracia colombiana. A pesar de haber experimentado un periodo de seguridad y tranquilidad en los últimos tiempos, la preocupación aumenta a medida que se acercan las votaciones, con advertencias provenientes de entidades como la Misión de Observación Electoral (MOE) y la Defensoría del Pueblo ante la injerencia de actores armados en el ejercicio electoral.

Irrupción de la renovación política en el ámbito nacional

Los resultados electorales de 2022, en particular la victoria del Pacto Histórico, constituyeron un cambio en el panorama político nacional, abriendo el debate sobre si estamos presenciando una renovación en la forma de hacer política y una mayor diversidad de actores compitiendo por el voto de millones. Durante décadas, el escenario político nacional y subnacional ha sido dominado, a excepción de casos como el de Bogotá, Nariño o Pasto entre otros, por partidos tradicionales como el Liberal, el Conservador, el Partido de Unidad Nacional (Partido de la U), Cambio Radical y propuestas derivadas del uribismo, como el Centro Democrático, que con frecuencia han recurrido a prácticas como el clientelismo para mantener su apoyo electoral.

Para entender estos cambios, es relevante considerar dos factores. El primero, la influencia transformadora de la tecnología digital. En ciudades clave como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena, las redes sociales y otras plataformas digitales se han constituido en herramientas cada vez más importantes en la lucha por el voto de los ciudadanos. Los candidatos más jóvenes, sin el respaldo de estructuras políticas tradicionales, han adoptado estas herramientas con entusiasmo. Por otro lado, políticos con trayectorias más consolidadas están intentando integrar el mundo digital con tácticas políticas tradicionales.

El segundo factor es la creciente voluntad de actores históricamente movilizados en la sociedad civil para participar directamente en la política electoral. Las movilizaciones previas a las elecciones de 2022 ilustran este punto. A través de una lista cerrada, el Pacto Histórico consiguió que líderes sociales y activistas, muchos de ellos con una activa presencia en redes, ocuparan escaños en el Senado, formando la bancada de izquierda más grande en la historia de Colombia. Es relevante que el presidente Gustavo Petro haya mostrado su respaldo a estas movilizaciones.

La efervescencia del estallido social, aunque se ha atenuado, ha dejado a varios individuos y colectivos con la intención de trasladar el impulso manifestado en las calles hacia las urnas. Teniendo en cuenta que varios congresistas actuales emergieron directamente del Pacto Histórico, surge un interrogante: ¿Representará este cambio en el escenario nacional un catalizador para reconfigurar la política en el ámbito local y regional?

En este contexto, es importante considerar la heterogeneidad partidista intrínseca al Pacto Histórico y la distribución geográfica desigual de sus estructuras políticas. Estas particularidades han llevado a que los diferentes partidos que conforman el Pacto Histórico presenten listas por separado, lo que ha impedido aunar esfuerzos para fortalecer y, en algunos casos, aspirar a obtener mayor representación política local y regional. En el ámbito de cargos ejecutivos, con la notable excepción de Bogotá, solo se vislumbran posibilidades de victoria en gobernaciones mediante candidaturas de coalición. Por lo tanto, es probable que la configuración política del poder local y regional refleje unos resultados más conservadores y modestos que los alcanzados en el ámbito legislativo y en las elecciones presidenciales en 2022.

Límites y posibilidades de la reconfiguración de la política local y regional

Las elecciones de 2022 marcaron un punto de inflexión notable en la dinámica política de Colombia. Para contextualizar, históricamente las fuerzas dominantes habían sido el Partido Liberal (PL) y el Partido Conservador (PC). Además, partidos derivados de estos, como Cambio Radical (CR) y el Partido de la U (La U), así como recientes potencias políticas como el Centro Democrático (CD), solían tener un control significativo en la legislatura (CNN, 2022; Duque Daza, 2022). No obstante, el panorama cambió drásticamente con el surgimiento y fortalecimiento del Pacto Histórico (PH). Esta coalición, compuesta por una diversidad de partidos y movimientos de izquierda, logró asegurar 20 escaños en el Senado, convirtiéndose en la mayoría, y ocupó una fuerte presencia en la Cámara de Representantes con 27 asientos. Sin embargo, es relevante no subestimar el peso que aún mantienen el PL y el PC. Con 14 y 15 representantes en el Senado y 32 y 35 en la Cámara respectivamente, su influencia en el terreno político colombiano sigue siendo considerable. Mientras tanto, es evidente que tanto el CD, anteriormente en el gobierno, como el CR, enfrentaron descensos notorios, especialmente en comparación con los resultados de las elecciones de 2018.

Es evidente que Colombia está atravesando una época de reconfiguración política. El ascenso al poder de Petro y Márquez simboliza no solo la ruptura con una tradición política arraigada, sino también el avance hacia una política más inclusiva y diversa. Esta pareja presidencial representa un cambio profundo en la percepción y la estructura del poder en el país: Petro, con su pasado como guerrillero, y Márquez, con su ascendencia afrocolombiana y activismo en pro de los derechos de las comunidades étnicas, han desafiado las convenciones y las expectativas.

Sin embargo, es pertinente entender este fenómeno no como un episodio aislado, sino como parte de una tendencia más amplia en gestación en el país. Las elecciones locales de 2019 sirven como termómetro para evaluar el pulso político en las regiones. Aunque las fuerzas tradicionales como el PC y el PL mantuvieron un considerable número de alcaldías y gobernaciones, ya mostraban señales de desgaste en comparación con años anteriores.  En contraposición, partidos como el CD y la Alianza Verde consolidaron su presencia, evidenciando una paulatina transformación en las preferencias políticas del electorado. De cara al futuro, Colombia se encuentra en una encrucijada. La dinámica nacional ha experimentado cambios sustanciales, pero aún está por verse cómo se traducirán estos movimientos en el ámbito local y regional. El interrogante es claro: ¿Será esta nueva ola política un fenómeno pasajero o estamos presenciando el nacimiento de una nueva era en la política colombiana?

Al aproximarnos a 2023, emergen dos panoramas probables: el primero contempla una situación donde el transformado entramado político nacional, respaldado por el auge del Pacto Histórico y el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez, incida en las estructuras del poder local y regional. Por otra parte, podríamos ver una persistencia de las dinámicas evidenciadas en las elecciones de 2019. Este escenario pondría de manifiesto la tenacidad y adaptabilidad de los partidos tradicionales y las facciones de derecha en el escenario político subnacional. Resulta complejo anticipar si el renovado impulso que ha reconfigurado la política a nivel nacional hallará eco en los ámbitos locales y regionales. Aspectos como que el PH no tiene un historial establecido en competencias electorales subnacionales, dificulta establecer un vaticinio certero sobre su desempeño.

En distintas zonas del país, el partido gobernante ha encontrado obstáculos al intentar alinear candidaturas entre sus variados integrantes, como se mencionó anteriormente. Esta situación ha entorpecido la convergencia de criterios en la designación de representantes para gobernaciones y alcaldías, llevándolos a priorizar la estrategia de coaliciones con otros partidos. Asimismo, el Pacto encara estas elecciones desde un rol poco familiar: como el partido en el poder. Es un escenario particular, considerando que muchas de sus facciones y líderes, históricamente, se posicionaron en contraposición al gobierno central, o como aliados ocasionales.

Este contexto presenta beneficios y desafíos. Por un lado, los representantes del Pacto pueden subrayar un nexo colaborativo con el gobierno nacional, augurando un proceso más ágil para la ratificación de iniciativas locales y regionales con el apoyo del Estado nacional. No obstante, también podrían ser vulnerables al desgaste intrínseco del mandato, en especial en un marco de creciente inflación y ralentización económica.

Además, está por verse si los partidos de oposición, como Cambio Radical y el Centro Democrático, que han manifestado una resistencia más enfática hacia el gobierno, lograrán capitalizar la insatisfacción de ciertos sectores y traducirla en poder local y regional. El interrogante es si su postura crítica será recompensada por el electorado. Sin embargo, esta labor puede tornarse ardua debido a la autonomía cada vez más evidente de la competencia política en niveles local, regional y nacional, así como a la diversidad de temáticas que son protagonistas en estas elecciones.

Por último, en contraparte, las fuerzas opositoras podrían buscar situar los comicios locales y regionales como un veredicto sobre la gestión nacional. Aunque esta perspectiva podría ser relevante en ciudades importantes, se contrapone con el hecho de que, en campañas locales, principalmente en municipios pequeños, los temas locales y regionales tienden a prevalecer sobre los nacionales. Por otro lado, en el caso de las ciudades principales, estas han gravitado hacia candidatos de agrupaciones opuestas al ejecutivo nacional. ¿Perdurará esta inclinación? La actual percepción favorable hacia Federico Gutiérrez en Medellín y el potencial éxito de Carlos Fernando Galán en Bogotá podrían proporcionar claves para anticipar esta continuidad.

Fragmentación del sistema de partidos y pluralidad sin representación

El panorama político colombiano se encuentra en un estado de fluidez y cambio, subrayado por la emergencia de nuevos actores y la reintegración de movimientos que habían perdido su personería jurídica. Esta transición se manifiesta claramente en la reciente decisión de la Corte Constitucional a favor del Partido Nuevo Liberalismo. Aunque el Partido Unión Patriótica en 2013 sentó un precedente, la determinación más actual estuvo directamente relacionada con el Acuerdo de Paz entre el gobierno y las Farc, con la intención de brindar un espacio democrático a fuerzas políticas emergentes. De esta manera, partidos como el Comunista, Salvación Nacional y Oxígeno Verde lograron reconocimiento legal. Además, gracias al estatuto de oposición establecido en 2018, partidos como Colombia Humana, Fuerza Ciudadana y la Liga de Gobernantes Anticorrupción también obtuvieron personería jurídica. En este contexto, surgieron otros partidos como Dignidad (anteriormente del Polo Democrático Alternativo) y La Fuerza de la Paz (antes parte de la Alianza Democrática Amplia).

Este flujo en la creación de partidos ha provocado una fragmentación visible en el sistema de partidos colombiano. Esto se ha magnificado por mecanismos como las coaliciones entre distintos partidos y los significativos movimientos ciudadanos, tal y como señalan investigaciones de Uribe et al. (2022). Estas coaliciones han posibilitado que algunos partidos superen barreras electorales; por ejemplo, Independientes o Todos Somos Colombia han solicitado personería jurídica. Sin embargo, los Grupos Significativos de Ciudadanos, de naturaleza temporal, a menudo carecen de una base electoral sólida y pueden nacer de aspiraciones individuales.

Es relevante señalar que muchas de estas nuevas colectividades son encabezadas por líderes regionales con influencia limitada a nivel nacional. Casos como Fuerza Ciudadana con Carlos Caicedo en Magdalena y la costa Caribe, En Marcha con Juan Fernando Cristo en Norte de Santander, Independientes con Daniel Quintero y Creemos Colombia con Federico Gutiérrez en Antioquia, son evidencia de esto. La Liga de Gobernantes Anticorrupción, ligada a Rodolfo Hernández en Santander, también resalta. Aunque a primera vista el surgimiento de estas plataformas podría interpretarse como un fortalecimiento de la democracia, es crucial distinguir entre pluralidad y efectividad. Mientras una amplia gama de actores políticos puede reflejar una representación diversa, esta profusión podría conducir a una polarización, desafiando la unidad política y permitiendo que actores con agendas específicas ganen terreno en el sistema político.

La sombra de la violencia política sobre la democracia colombiana

El panorama político colombiano experimenta una transformación con dimensiones de interés particular. Aunque el acuerdo de paz con las Farc auguraba una reducción en la violencia electoral, los datos recientes sugieren una realidad divergente. La MOE informó que en 2022 se documentaron 95 incidentes de naturaleza violenta, que comprenden desde amenazas hasta desapariciones. Sin embargo, hasta el 29 de julio de 2023 se han registrado 333 incidentes, lo que supone un aumento del 250.53 por ciento. Este incremento en la violencia política afecta negativamente el ejercicio de derechos políticos y civiles y la estabilidad de la democracia a nivel subnacional (Ver gráfico).

Los datos de la MOE indican que las amenazas dominan los incidentes con un 64,02 por ciento, seguido de asesinatos con un 21,73. El porcentaje por atentados conforman el 11,21. Aunque las desapariciones y secuestros, junto con la violencia contra las mujeres en política (Vcmp), suman un 1,40 por ciento cada uno, la gravedad de tales actos no puede ser subestimada.

Desde el ámbito estatal, existe una discrepancia en la percepción de los riesgos. La Defensoría del Pueblo ha resaltado la situación pre-electoral tensa y ha informado que hasta la fecha 26 candidatos han sido asesinados. De los 1.102 municipios del país, 399 se identifican con un alto riesgo de violencia, influenciados por grupos armados ilegales. En contraposición, el presidente Petro, comunicándose a través de la plataforma X, establece que solo 17 municipios corren riesgos significativos. La influencia de grupos armados, específicamente El Clan del Golfo y el Eln en 392 y 231 municipios respectivamente, es señalada como una causa primordial del riesgo identificado por la Defensoría.

Adicionalmente, grupos disidentes como el Estado Mayor Central (Emc) y la Segunda Marquetalia tienen presencia en diferentes áreas del país. Según la MOE, el periodo antes de las elecciones de 2023 ha observado un aumento del 37.3 por ciento en incidentes violentos en comparación con 2019, marcando este periodo pre-electoral como uno de los más violentos en la reciente historia de Colombia. Esta discrepancia en las evaluaciones puede socavar la confianza pública y la capacidad del Estado para responder adecuadamente a estos desafíos, poniendo en riesgo la integridad de la democracia hasta ahora lograda.

En estas circunstancais, el escenario político nacional de 2023 refleja una combinación de dinámicas históricas y emergentes. Las elecciones nacionales recientes y las subnacionales por realizarse, muestran una interacción de tensiones pasadas y nuevas realidades políticas, todo ello en el contexto de una fragmentación política y una creciente sombra de violencia que enfatiza la urgencia de proteger y fortalecer la democracia colombiana.

CNN. (2022, julio 19). Así quedó conformado el Congreso de Colombia para el periodo 2022-2026. CNN.

Duque Daza, J. (2022). “Elecciones de Congreso en Colombia en 2022 ¿Pluralismo, cambio y renovación?”. Reflexión Política, 24(50). https://doi.org/10.29375/01240781.4543

Uribe, C., Alipios, C., & Acuña, F. A. (2022). “¿La unión hace la fuerza? Coaliciones preelectorales y competencia partidistas en las elecciones locales y nacionales en Colombia (2018-2019)”. En F. Botero, B. Ortega, L. Wills Otero, & J. F. Pino Uribe (Eds.), En reconfiguración permanente Partidos y elecciones nacionales y subnacionales en Colombia, 2018-201 (pp. 227-254). Universidad de los Andes y Pontificia Universidad Javeriana.

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Información adicional

Colombia en coyuntura:
Autor/a: Juan Federico Pino Uribe
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo N°307, 18 de octubre - 18 de noviembre de 2023

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