La Constitución y la legislación colombiana reconocen la energía eléctrica como un servicio público esencial; la jurisprudencia la considera un bien público fundamental y un servicio indispensable para la población del país, dos cualidades por concretar en pro de las mayorías nacionales.
Gavilla:
“Juntar varias personas para montársela al que se la pueden montar”.
“Grupo de personas generalmente de dudosa reputación”.
¿Quiénes le están haciendo gavilla al pueblo en el suministro del servicio de energía eléctrica? Sin duda, las Empresas Generadoras de Energía, los políticos corruptos de los partidos tradicionales, 14 ex ministros de energía de gobiernos anteriores, la plutocracia y expertos técnicos que administran el sector eléctrico, los medios de comunicación oficiosos, los gremios del sector y el pueblo que le come cuento a los anteriores
Esta gavilla asusta y manipula al pueblo repitiendo, como loros, que existe un grave riesgo en la prestación del servicio de energía eléctrica, que es inminente un apagón, y que las empresas se pueden quebrar. Por ello exigen al Gobierno:
• Garantizar, mediante créditos blandos o del presupuesto nacional, el pago de los altos costos que las empresas no han cobrado a los usuarios desde la pandemia, cuando Duque estableció la opción tarifaria, una cifra que actualmente suma cinco (5) billones de pesos, pero que en el año 2024 puede duplicarse.
• Levantar la restricción creada por el actual gobierno nacional, y por la cual el crecimiento de las tarifas del servicio no puede ser mayor al IPC, y demandan autorización para el cobro real de la tarifa.
• Que ni se le ocurra intervenir el sector.
El chantaje para el gobierno nacional es que, de no acogerse lo anterior, vendrá un apagón.
Estas exigencias están recogidas en una carta enviada al Presidente Gustavo Petro el pasado 7 de octubre, en respuesta a la cual su titular, Andrés Camacho, precisa:
“La carta publicada por 14 ex ministros es una oportunidad para discutir de manera amplia sobre el modelo energético. Sus preocupaciones sobre el negocio de las empresas no están equilibradas con la preocupación por las altas tarifas que pagan los 50 millones de colombianos” (resaltado fuera de texto)
En general estamos de acuerdo con el actual ministro: el responsable de este despojo al pueblo colombiano es el modelo neoliberal energético; lo que realmente le preocupa a esta gavilla es su negocio y la ganancia de sus empresas, pero no les importa ni cinco las altas tarifas que deben pagar todos los colombianos.
Para demostrar que esto es así, veamos sucintamente el modelo energético que rige en el país:
Con las leyes 142-143 de 1994 el Banco Mundial, con el apoyo del gobierno de César Gaviria, logró imponer en Colombia el modelo neoliberal para la prestación de los servicios públicos domiciliarios.
Este modelo neoliberal le entrega la prestación de estos servicios públicos a las empresas privadas, que lo vuelven negocio, el Estado regula y controla la prestación de los servicios, pero a favor de ellos, el pueblo paga, así ello le implique padecer hambre y miseria.
Con la ley 143 de 1994, en el sector eléctrico se crearon 4 negocios (Ver gráfico “Cadena del valor, electricidad”), también se creó la Comisión de Regulación de Energía y Gas –Creg– que lleva desde 1997 sacando cientos de resoluciones que definen las pautas de un derecho transformado en negocio.
La joya de la corona en este derecho, transformado en negocio, es la Generación, cuyos dueños son un puñado de empresas (Ver recuadro), a las que el modelo les permite legalmente:
• Ofrecer y vender la energía en las cantidades y al precio que quieren
• Fijar el precio de la energía, para lo cual No están obligadas a demostrar los costos en que incurren y no tienen una tasa de ganancia regulada.
• “Garantizar” la disponibilidad de energía. La Creg les asigna un cargo de confiabilidad acorde con la capacidad de las plantas generadoras.
• Asegurar la energía entregada, para lo cual las empresas compradoras deben sacar pólizas o avales bancarios
• Un proceso con doble seguro, porque además de las pólizas, si no les pagan a tiempo, inician proceso de limitación de suministro (no entregan energía a los usuarios de una región donde opera la empresa que les debe)
• Cuando no cumplen sus compromisos de entrega de Energía en firme, pueden aducir motivos de fuerza mayor y les aceptan sus argumentos
• Participar en subastas en las que se obligan a entregar energía en tiempo determinado, caso la generación en la Guajira: no cumplen y le echan la culpa al Gobierno, y no pasa nada
¿Cómo es el negocio de las Generadoras?
Estas empresas venden su energía en contratos de largo plazo y en la bolsa de energía.
Las empresas comercializadoras salen a comprar la energía que necesitan mediante invitaciones públicas regladas por la Creg; los generadores les ofertan lo que quieran a precio libre, si llegan a un acuerdo se firman contratos a largo plazo.
Si las generadoras no les venden toda la energía que necesitan, deben comprar diariamente en la bolsa de energía la que les falta. La bolsa de energía es el modelo perfecto para expoliar al pueblo, allí diariamente las empresas generadoras, en sobre cerrado, ofertan la energía disponible para el día siguiente.
El costo del precio de bolsa lo define la energía más cara que cierra la cantidad de energía demandada; en economía lo llaman el costo marginal, y a todos los oferentes en la bolsa les pagan este precio.
Ejemplo: si mañana se requieren 101 GWh para atender la demanda nacional, una empresa oferta 100 Gwh a $ 300 y otra 1 GWh a $ 1000, increíble, a las dos empresas les pagan este valor máximo de cierre –los mil pesos.
Todo ello con especulación a cuestas. Cuando se avizora un fenómeno del Niño, las generadoras venden parcialmente la energía en contratos de largo plazo, pero se guardan una buena cantidad para venderla en Bolsa, allí la mercadean 3 o 4 veces más cara que en los contratos de largo plazo. Una realidad comprobable con los datos que reporta XM, la administradora del mercado mayorista
Como es apenas obvio, la sobreganancia del negocio de los Generadores la pagan los usuarios en la tarifa.
A continuación se presenta el impacto tarifario o el alto costo que pagamos todos, tomando como referencia el Costo Unitario de prestación del servicio, es decir, lo que este vale:
Como puede observarse las tarifas en general han crecido por encima del Índice de precios al consumidor, que según el Gobierno, para octubre fue de 10,28 por ciento. Se resalta el alto crecimiento del costo del servicio en Bogotá y en la Costa Caribe.
¿Es factible el cambio?
La respuesta positiva no admite titubeos, si no fuera así no tendría sentido ningún proyecto de cambio social. Pero para hacerlo realidad no es suficiente que el pueblo elija un Presidente progresista, como es el caso de Gustavo Petro; esto incide en algunas cosas, pero no garantiza los requeridos cambios de fondo.
En perspectiva de ello, se requiere presentar al Congreso un proyecto para modificar sustancialmente las leyes 142 y 143 de 1994; aunque es fijo que el Legislativo no lo aprobará. Se estima que modificar la regulación existente, que suma 30 años de vida, y aplicar un nuevo modelo, demanda al menos dos periodos regulatorios, es decir 10 años.
También es necesario nombrar nuevos expertos en la Creg, lo sorprendente acá es que 15 meses después de ocupar la Casa de Nariño el nuevo gobierno no procede con esos nombramientos. ¿Por qué no lo ha hecho? ¿No existen expertos que tengan claros los cambios que requeridos y la manera de realizarlos?
En esta perspectiva, si en el 2026 se vuelven a elegir para el Congreso las mismas mafias electorales, y gana un Presidente de la oligarquía, estos cambios se bloquean y vamos a seguir en lo mismo.
¿Qué puede hacer el pueblo?
Conformar y fortalecer todas las organizaciones de base, educar a la gente para que conozca sus derechos: cómo funciona el modelo actual, los altos costos del servicio, etcétera, y al mismo tiempo ir diseñando modelos alternativos para garantizar la prestación de este servicio acorde con su carácter de público esencial y servicio indispensable para todo hogar. Para ello, superando errores limitantes que comportó en el pasado, declarar la energía y todo lo asociado a su generación, trasmisión, etcétera, bien común, algo que va más allá de su simple estatización.
Los sindicatos de las empresas deben jugar un rol de mayor impacto, además de defender sus intereses laborales, participar y jalonar unitariamente con las otras organizaciones para conseguir los cambios requeridos.
En simultáneo, seguir dando la pelea, ya lo realizó durante muchos años en la costa Caribe, de manera espontánea, ante el abuso de Unión Fenosa. Ahora toca agregarle más organización, más procesos educativos, más movilización, más bloqueos, etcétera.
Estas organizaciones, más los académicos, expertos independientes, demócratas, y otras personas y organizaciones dispuestas al cambio, deben estructurar y exigir la puesta en marcha de una nueva política de servicios públicos.
Exigir la democratización y la participación del pueblo organizado en juntas directivas y otros espacios. ¿Por qué un directivo sindical de la USO no puede hacer parte de la Junta directiva de Ecopetrol, y así en como en muchas otras empresas?
Lo principal y más importante
Mantener la movilización popular, miles de personas participando y realizando resistencia civil a los altos costos de los servicios, con el no pago de los mismos e impidiendo la suspensión del servicio, realizando plantones en la Crec, en las empresas del sector, protestas masivas, articuladas y unificadas con los otros sectores que luchan contra el modelo neoliberal.
Estamos, por tanto, ante una disputa compleja y de mediano plazo, y en ella es el pueblo el único que con su participación y confrontación masiva puede cambiar esta correlación de fuerzas. Con ello en la vista, es el momento de trabajar duro y hacia adelante, para un futuro diferente.
1. Generación. La electricidad a gran escala se obtiene tradicionalmente de centrales hidroeléctricas y termoeléctricas, las cuales están encargadas de convertir la energía potencial del agua y los combustibles en la energía eléctrica. La energía obtenida generalmente tiene un voltaje de 3kV a 20kV. Posteriormente. estos niveles de energía son transformados elevando su nivel de tensión entre 220kV y 500kV.
2. Transmisión. Se realiza a través de una red de cables de alta tensión que transporta grandes bloques de energía eléctrica. Estos se interconectan por medio de subestaciones ubicadas tanto en los centros de generación como en los sitios donde se realiza la reducción, lo que permite la distribución de energía para los usuarios finales.
3. Distribución. En esta actividad, se recibe la energía transmitida y se distribuye a los usuarios finales. Los distribuidores cobran por el servicio de energía, incluyendo toda la cadena de valor y luego entregan los montos relacionados con cada actividad para que sean pagadas a todas las empresas participantes en el proceso. El cual también implica un proceso de transformación de la energía a un voltaje de 110V, que es la carga usada en los hogares y zonas comerciales, y 220V en las zonas industriales.
4. Comercialización. Consiste en la compra y venta de energía eléctrica en el mercado mayorista y su venta, con destino a otras operaciones y a los usuarios finales.
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