Me gustaría compartir con el lector colombiano mi opinión sobre esta organización internacional.
¿Qué es la CPI?
La CPI es una organización internacional cuyo documento constituyente –el Estatuto de Roma– entró en vigor en 2002. Es importante distinguir la CPI y la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El órgano verdaderamente universal es la CIJ que forma parte del sistema ONU, mientras que la CPI, no.
La composición de la CPI
A principios del año 2023 fueron partes del Estatuto 123 Estados. Colombia adhirió a la CPI en 2002. 31 países firmaron, pero no ratificaron el documento. Rusia firmó el Estatuto en 2000, sin embargo en 2016 revocó su firma. Lo mismo hicieron los EE.UU., Israel y Sudán. Además, no forman parte de la CPI, actores internacionales importantes como China, India, Turquía, Arabia Saudita, Egipto, Pakistán, Indonesia, Vietnam, entre otros.
Hemos notado que los países que quieren jugar un papel independiente en la arena internacional consideran con mucho cuidado su membrecía en la CPI. Al mismo tiempo, para muchos Estados miembros de la Corte su establecimiento constituyó una continuación lógica de aspiraciones idealistas de crear un órgano internacional de justicia penal para juzgar las más graves crímenes internacionales.
El sueño fracasado
Sin embargo las prácticas de la CPI demostraron que las aspiraciones de “entusiastas de justicia internacional” fueron exageradas. La CPI mostró su ineficacia en procura de justicia, mientras que sus altas autoridades fueron involucradas en múltiples abusos y juegos políticos.
Con un presupuesto anual de US$ 170 millones y unos 900 empleados durante los veinte años de trabajo la CPI decretó solo 40 órdenes de captura e hizo solo 13 sentencias finales.
En el trasfondo de estos modestos resultados del trabajo de la CPI, se destacan unas discrepancias políticas serias que surgieron entre la Corte y varios Estados.
La Corte, que durante los primeros años de sus actividades se enfocó principalmente en investigar conflictos en África, fue acusado de un sesgo geográfico inequitativo. Esto fue percibido por Estados africanos como manifestación de persistente mentalidad neocolonialista de Occidente. Lo que confirma el hecho de que los crímenes cometidos por fuerzas armadas occidentales en Afganistán e Iraq nunca han estado en el foco de atención de la CPI.
Un poco de matemáticas
Aunque aritméticamente la cantidad de países partes del Estatuto de Roma –123– parece considerable, quisiera resaltar que los Estados no-miembros del mismo producen más del 50 por ciento del PIB global y representan más de la mitad de la población del mundo.
Corrupción
Cabe mencionar que el llamado “caso Afganistán” es una elocuente prueba de parcialidad política de la CPI. Primero, los jueces trataron de archivar la investigación de los crímenes cometidos por soldados estadounidenses, los de Polonia, Romania y Lituania (los tres últimos Estados son miembros de la CPI) sosteniendo que ello “no responde a los intereses de la justicia” ya que los EE.UU. no forman parte de la CPI.
Cuando la entonces fiscal Fatou Bensouda (Gambia) recibió, por fin, la luz verde para empezar a estudiar el “caso Afganistán”, Washington impuso sanciones contra ella, así como contra varios altos cargos del Secretariado de la CPI y miembros de sus familias!. Además, Washington amenazaba con introducir medidas restrictivas contra toda persona física o jurídica que ayudara a la CPI a realizar actividades contrarias a los intereses de los EE.UU.
El “caso Palestina”, otro ejemplo de doble rasero y parcialidad política de esta organización. Ya que la Corte casi no se interesa en los sufrimientos de los palestinos, y, al mismo tiempo, muestra una actividad elevada en el tema de Ucrania.
Estos abusos y otros trucos groseros (por ejemplo, “dossier Venezolano”, “Ucraniano”, de “Bangladesh”, etc.) ponen en duda la objetividad de la CPI. Generan preguntas, además, casos de corrupción: la anticipada liberación de una prisión en Londres del hermano del fiscal Khan, imputado por abuso sexual, y las empresas-offshore del ex fiscal Moreno Ocampo. Ni hablar de las jurídicamente nulas “órdenes de arresto” contra el Presidente Vladimir Putin y la ombudsman juvenil Lvova-Belova, porque Rusia no es parte del Estatuto de Roma (Ucrania tampoco) y la CPI no tiene competencia jurisdiccional contra sus ciudadanos.
Desaprobación internacional
El pasado 21 de noviembre, en la Asamblea General de la ONU se celebró la votación por la resolución sobre el informe anual de la CPI. Los resultados de aquella votación –apoyaron el informe 115 Estados, abstuvieron 31, votaron en contra 6 y no participaron 41– demuestran claramente la ausencia de apoyo unánime a la Corte. La cantidad de los votos a favor fue aún menor de la cantidad de las partes del Estatuto de Roma.
Conclusiones
Por supuesto la decisión de hacerse parte de la CPI o no, es una decisión soberana de cada Estado. Pero creo que hay razones fuertes (y espero que este artículo las demuestre) de reconsiderar la eficacia de este órgano cuasi-universal y sus capacidades de resolver problemas reales que enfrentan sus miembros.
* Embajador de Rusia en Colombia
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