El fracaso de la negociación directa entre Rusia y Ucrania apuntala la mediación de EEUU, que apuesta por una cumbre entre Putin y Trump, con Zelenski en segundo plano.
17/05/2025. De nuevo, el Kremlin y la Casa Blanca desdeñan al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como interlocutor principal en un proceso de negociación sobre la guerra de Ucrania. El fiasco de las conversaciones entre los enviados de Rusia y Ucrania a Estambul esta semana, cargado de insultos y provocaciones por ambas partes, enroca las posturas irreconciliables de los dos países, evidencia la importancia de la mediación de Estados Unidos, pese a sus inconsistencias, y refuerza la posición de Moscú para alargar la guerra cuanto le sea conveniente.
La falta de avances en la reunión de Estambul entre rusos y ucranianos, cuyo único resultado fue un canje de 2.000 prisioneros de guerra, llevó al presidente estadounidense, Donald Trump, a anunciar este sábado que el lunes hablará por teléfono primero con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y después con Zelenski, para intentar “detener el baño de sangre de Ucrania”.
La postura actual de la Casa Blanca, ya subrayada esta semana por el propio Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, es que la única manera de avanzar hacia la paz en Ucrania es a través del diálogo directo entre Rusia y EEUU, con Ucrania en segundo plano y teniendo en cuenta el condicionante de las presiones sobre Kiev de sus aliados europeos.
Rusia expondrá sus condiciones para firmar una tregua
Aunque ya la delegación rusa expuso sus demandas a los ucranianos el viernes en Estambul, inaceptables para Kiev, como también lo son las exigencias ucranianas para Rusia, el Kremlin anunció este sábado que en breve hará llegar al Gobierno de Kiev una lista de sus condiciones para alcanzar ese alto el fuego indispensable para Zelenski y sus aliados europeos antes de negociar nada. Una tregua que, en cambio, Rusia no ve necesaria.
Moscú reclama que comiencen las negociaciones antes de concretar un alto el fuego y considera que éste podrá darse cuando se avance en el diálogo. Los mediadores rusos presentes en Estambul recordaron otros conflictos, como el de Vietnam o la guerra de Corea, en los que la contienda bélica y las negociaciones transcurrieron paralelamente hasta que se firmó el correspondiente armisticio.
Este anuncio sobre las condiciones rusas para una tregua están destinadas también a EEUU, que se ha erigido en la auténtica contraparte de Rusia en este proceso de paz, una realidad remachada por el desplante que Putin le hizo a Zelenski, después de que éste le presionara para celebrar un cara a cara en Estambul.
El Kremlin, que había sido el impulsor inicial de un encuentro en la ciudad turca a nivel de altos funcionarios, no de jefes de Estado, no solo no atendió a la exigencia de Zelenski, sino que calificó a éste de “patético” por su exceso de protagonismo mediático en un proceso que Moscú quiere que se desarrolle discretamente, al menos en sus primeras etapas, como reiteró este sábado el Gobierno ruso.
Moscú no descarta una cumbre entre Putin y Zelenski en algún momento
En un gesto mínimo hacia Kiev, Moscú indicó este sábado que si se producen ciertos acuerdos entre los contendientes, se podría llegar a un encuentro entre Putin y Zelenski. No a corto plazo, evidentemente.
El problema es que las posibles demandas rusas para alcanzar un alto el fuego podrían ser inasumibles por Ucrania. Sobre todo si son las mismas presentadas por los enviados de Moscú a Estambul a negociar con los ucranianos, dirigidos por Vladímir Medinski, un pretoriano del círculo interno de Putin e ideólogo del ultranacionalismo ruso. Medinski ya participó en las negociaciones ruso-ucranianas celebradas en Turquía en marzo y abril de 2022, apenas comenzada la invasión rusa de Ucrania. Entonces, Reino Unido y EEUU aconsejaron a Zelenski bloquear ese incipiente proceso de diálogo.
Medinski y su equipo advirtieron este viernes en Estambul de que, antes de firmar un alto el fuego, se debía producir la retirada de las tropas ucranianas de las regiones de Ucrania reclamadas por Rusia –Lugansk, Donetsk, Zaporiya y Jersón– y que en buena parte ya han sido ocupadas por los invasores rusos. Medinski amenazó a sus interlocutores ucranianos, coordinados por su ministro de Defensa, Rustem Umérov, con ampliar la conquista a las regiones ucranianas septentrionales de Járkov y Sumi, donde el ejército ruso ha abierto nuevos frentes bélicos.
La clave de la salida de la crisis la tienen Trump y Putin
En estas complicadas circunstancias, fue comprensible que Marco Rubio, presente también en Turquía el viernes, aunque en la localidad sureña de Antalia, donde la OTAN celebró una reunión de ministros de Exteriores, afirmara que la Casa Blanca no tenía grandes expectativas sobre el resultado de la reunión ruso-ucraniana.
No obstante subrayó lo que ya parece muy evidente si se quiere avanzar siquiera a pasos pequeños hacia el fin de la guerra: “No creo que vayamos a tener ningún avance hasta que el presidente Trump y el presidente Putin interactúen directamente sobre este asunto”, aseveró Rubio.
La conversación telefónica mantenida este sábado entre Rubio y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, puso de relieve la apuesta de ambos países por reforzar su estrategia bilateral sobre la guerra de Ucrania. Los jefes de las diplomacias rusa y estadounidense indicaron “su disposición” para alcanzar una solución al conflicto, según indicó el Kremlin acerca de la conversación.
Horas después, el propio Trump anunciaba la llamada que hará a Putin el lunes próximo. Esta semana, el presidente estadounidense ya había declarado, en el curso de su gira por Oriente Medio, que, efectivamente, no habrá avances clave en las negociaciones hasta que él mismo se reúna con Putin personalmente.
El Kremlin ya indicó que una posible cumbre bilateral y las conversaciones al más alto nivel entre EEUU y Rusia “sin duda son necesarias”, pero pidió calma, porque preparar semejante encuentro “lleva tiempo”.
Ni la Casa Blanca ni el Kremlin han mencionado la participación de Zelenski en esa eventual cumbre, delimitada a las dos superpotencias para abordar también, como pide Moscú, las causas que originaron el conflicto de Ucrania.
Rusia está dispuesta a “luchar eternamente”
En caso de que no se contemplen las demandas rusas, Medinski ya dejó clara en Estambul la posible respuesta de Moscú, esto es, la prolongación de la guerra el tiempo que sea preciso y hasta que Rusia obtenga sus objetivos geopolíticos y territoriales. “Rusia está dispuesta a luchar eternamente”, dijo Medinski a sus interlocutores ucranianos, según la prestigiosa revista The Economist, que citó a fuentes presentes en la reunión.
Medinski, un político que suele recurrir a los ejemplos de la historia para explicar los acontecimientos actuales, recordó, durante las conversaciones y después a la prensa, la guerra que enfrentó a la Rusia del zar Pedro el Grande con el Reino de Suecia y que duró veintiún años, entre 1700 y 1721. Según Medinski, la actual contienda de Ucrania podría alargarse “lo que sea necesario”.
“No queremos la guerra, pero estamos dispuestos a luchar durante un año, dos, tres, lo que sea necesario. Luchamos contra Suecia durante 21 años. ¿Cuánto tiempo están ustedes dispuestos a luchar?”, espetó a la representación ucraniana.
La dureza de la posición rusa en Estambul respondió a la jugada que quiso hacer Zelenski para poner en evidencia a Putin en ese “duelo” presencial que demandó el líder ucraniano en el marco de las negociaciones en Turquía.
Había sido Putin quien propuso las conversaciones directas con los ucranianos, en respuesta a la insistencia de Kiev y sus aliados europeos de un alto el fuego incondicional de treinta días. Fue entonces cuando Zelenski retó a Putin a un encuentro entre ambos mandatarios en Estambul. El Kremlin confirmó el jueves que el mandatario ruso no viajaría a Estambul. Finalmente, las conversaciones se retrasaron del jueves al viernes, con su exiguo resultado final.
Zelenski arremetió contra Putin, a quien acusó de faltar el respeto a Trump y las autoridades anfitrionas turcas al enviar una representación aparentemente de bajo nivel. La respuesta rusa fue dejar claro que, aunque podrá haber un encuentro entre los dos mandatarios en un futuro, tal reunión pasará por la aceptación por Kíev de los términos rusos. Términos que suponen, de facto, la capitulación de Ucrania.
Rusia ya tiene el pretexto para seguir su ofensiva bélica
Ucrania no lo tiene nada fácil en estos momentos. El reto de Zelenski a Putin y la inmediata oleada de presiones por parte de los aliados europeos para que el jefe del Kremlin aceptara el desafío, acudiera a Estambul y se sometiera al show mediático del líder ucraniano han tenido un efecto bumerán contra Kiev. Lo que parecía en un primer momento un acto de arrojo por parte de Zelenski, devino en una acción precipitada y poco consecuente, que simplemente da a Moscú el pretexto para seguir sus acciones bélicas y apostar por continuar el diálogo con Washington antes que con Kiev.
A Trump, cuyo favor mendiga Zelenski sin muchos resultados desde la encerrona que aquel le tendió en la Casa Blanca en febrero, no le gustó nada el apresuramiento del líder ucraniano y su desafío a Putin, cuyo principal efecto fue dinamitar la reunión de Estambul y desatar la desconfianza rusa ante futuros intentos ucranianos de convertir la negociación en un circo telemático.
De ahí que una de las exigencias rusas tras el encuentro fuera que las próximas reuniones, si se celebran, sean a puerta cerrada. Quien sale más perjudicado de esta demanda es Zelenski y su estrategia de convertir la diplomacia bélica en una representación cargada de retórica, pero sin capacidad alguna para avanzar hacia la solución del problema.
Por eso, Washington opta por la fórmula que ha dado algunos resultados desde la llegada de Trump al poder, es decir, contactos directos con Moscú, preparación de una cumbre de sus jefes de Estado, posiblemente en Turquía, y presiones sobre Zelenski para que acepte la hoja de ruta que determinen rusos y estadounidenses. Que es lo que sucederá este lunes.
El papel de Europa, cuya mano se ve tras las decisiones apresuradas de Zelenski, especialmente por parte de Reino Unido, Francia, Alemania y Polonia, parece reducido al de una mera comparsa que mete cizaña sin capacidad real para cumplir todas sus amenazas contra Rusia, pues el temor a la respuesta de EEUU se lo impedirá.
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