Israel ataca a la ONU en el Líbano y aumenta la matanza de civiles, incapaz de acabar con Hizbulá
Un tractor retira los restos de un edificio de apartamentos blanco de un ataque aéreo israelí en la aldea de Aito, en el norte del Líbano. — Stringer / dpa / Europa Press

Los ataques a las fuerzas de la ONU y la creciente masacre de civiles en el Líbano evidencian el nerviosismo de Israel ante su incapacidad para neutralizar a Hizbulá.

La intención de Israel de repetir en el Líbano una ofensiva rápida y demoledora contra Hizbulá como la que llevó a cabo en Gaza contra Hamás no está dando los resultados esperados por la feroz resistencia de las milicias chiíes, capaces de asestar golpes muy precisos contra el ejército judío en el propio territorio israelí.

La gota que ha colmado el vaso de la confianza israelí en la marcha de la invasión del Líbano fue el ataque de Hizbulá con drones en la noche del domingo contra la base militar de Golani, en el sur de la ciudad israelí de Haifa. La incursión aérea mató al menos a cuatro soldados e hirió a más de sesenta personas, tanto militares como civiles.

El peor ataque de Hizbulá en un año de guerra

El ataque de la base de Golani ha sido el peor lanzado por Hizbulá contra posiciones militares en Israel desde el principio de la guerra de Gaza tras la incursión de Hamás en Israel del 7 de octubre de 2023, que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados. Entonces la milicia islamista proiraní declaró también la guerra a Israel desde sus bastiones en el sur del Líbano y los suburbios de Beirut, con millares de ataques con cohetes.

Desde que comenzó esta crisis de Oriente Medio hace un año, cerca de 42.300 palestinos han muerto en la ofensiva israelí y casi 99.000 han resultado heridos.

En las últimas 24 horas, las bombas israelíes mataron al menos a 60 palestinos en el norte de la Franja. La destrucción afectó especialmente a hospitales, como el de Al Aqsa, a escuelas de la ONU que acogen a desplazados y a campos de refugiados, como el de Yabalia, donde la artillería israelí bombardeó un centro de distribución de alimentos de la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos.

Solo en Yabalia, el ejército israelí ha asesinado a más de 300 palestinos desde que lanzó el pasado 6 de octubre una nueva operación especial en este campo de refugiados.

El doble patrón occidental en Gaza y Líbano

Pero si en la guerra de Gaza la posición occidental ha sido muy voluble, con muchos países justificando el “derecho de autodefensa” israelí para encubrir el genocidio palestino, con la invasión del Líbano las críticas han sido generalizadas. Y los ataques a las fuerzas de la ONU han llevado la paciencia internacional hasta el límite.

En el Líbano, en este año de guerra han muerto más de 2.300 personas, 1.500 de ellas desde que a fines de septiembre Israel lanzara su ofensiva aérea contra el sur del país y Beirut, y, sobre todo, después de que el 1 de octubre comenzara su invasión terrestre.

Muchas menos víctimas que en Gaza, pero el valor geopolítico que se ha dado a esta invasión ha sido mayor, por tener como enemigo directo a Hizbulá e indirecto a Irán.

En el curso de la invasión, Israel ha declarado “objetivo militar” las aldeas y asentamientos libaneses cercanos a la frontera común. Estas localidades “serán destruidas”, prometió el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, en una visita al frente. El objetivo es crear un cortafuegos libanés de donde Hizbulá haya sido erradicado.

Pero este lunes, por vez primera, el ejército israelí llevó la guerra también al norte del Líbano. Según la Cruz Roja libanesa, al menos 18 personas murieron en la región de mayoría cristiana de Aitou, en el norte de ese país, un lugar donde Hizbulá, de confesión chií, no tiene arraigo.

Israel cruza las últimas líneas rojas

El Gobierno de Israel está cruzando todas las líneas rojas y seguramente cruce muchas más tras el bombardeo del aeródromo de Haifa, detonante del desasosiego actual en el Gobierno israelí. Netanyahu y sus halcones temen que la guerra se alargue en el Líbano por la feroz resistencia que está ejerciendo Hizbulá a pesar de la decapitación de su cúpula de mando.

Hasta ahora, la respuesta de Tel Aviv a los incesantes contraataques de Hizbulá ha sido extender la invasión e incrementar sus bombardeos en Beirut y otras zonas del Líbano, como el sureño valle de la Bekaa, y ahora en el norte sobre poblados cristianos. El paso en falso ha sido desviar su ira contra los cascos azules de la ONU desplegados en Líbano como fuerzas de paz.

La Unión Europea exigió este domingo que cesen “de inmediato” los ataques lanzados por el ejército israelí contra esa Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL), compuesta por 10.000 soldados que son un elemento más bien simbólico y que evitan la confrontación directa con las partes enfrentadas.

Tales ataques, que se han saldado con media docena de heridos entre los cascos azules y que incluyen incluso el asalto con tanques a alguna de sus posiciones y el uso de agentes químicos, “constituyen una grave violación del derecho internacional y son totalmente inaceptables“, afirmó el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en una declaración conjunta de los Veintisiete.

Borrell agregó este lunes, antes de participar en una reunión de los ministros de Exteriores de la UE, que los cascos azules están desplegados en el Líbano no por capricho del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, al que Israel reclama la retirada de las fuerzas de paz.

El jefe de la diplomacia europea recordó que las tropas de la FINUL se encuentran en el Líbano por mandato del Consejo de Seguridad de la ONU y solo éste puede ordenar la retirada.

También fue muy duro Micheál Martin, ministro de Exteriores de Irlanda. Afirmó que la intención de Israel con sus ataques a la FINUL es “expulsar a los testigos del sur del Líbano y tener rienda suelta” para sus operaciones bélicas.

Martin también instó a Hizbulá a dejar de lanzar cohetes a Israel, “más de diez mil” en el año de guerra, agregó.

La anexión de Gaza en marcha

Aunque algunas voces críticas han señalado que Israel está utilizando la cortina de humo del Líbano para encubrir el recrudecimiento de la crisis de Gaza, los redoblados ataques sobre la población civil, el corte de los suministros de medicinas y bienes básicos, y la hambruna utilizada por Tel Aviv como arma de guerra hacen imposible tapar esa realidad.

Cada día que pasa es más evidente la intención de Israel de vaciar el norte y centro de la Franja, erradicando con las bombas y el hambre a la población palestina y preparando la eventual anexión de la zona.

Según el diario israelí Al Haaretz, que cita fuentes militares, la intención del Gobierno de Benjamin Netanyahu es presionar a la población palestina que sobrevive a duras penas en el centro y norte de Gaza, arrasada en un año de guerra, para desalojarlos de la zona y proceder a “anexionar gradualmente” a Israel “amplias zonas” de la Franja, en concreto esa parte septentrional.

Al desplazar de nuevo hacia el sur y la línea de costa a los refugiados se buscaría su eventual expulsión por la frontera sur de Gaza hacia Egipto.

Tal y como señalan esas fuentes, el primer ministro israelí ha renunciado ya a cualquier contacto con Hamás para alcanzar una tregua y liberar a los 62 rehenes que aún pueden estar vivos. El objetivo final en Gaza sería ese vaciado progresivo de palestinos para la eventual ocupación de la Franja por colonos israelíes, como llevan demandando desde hace meses los ministros más extremistas del Gabinete de Netanyahu.

Un “infierno sin fin”

“Gaza es un infierno sin fin”, señaló este lunes el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, tras conocerse “la noche de horror”, según sus palabras, vivida entre el domingo y el lunes en Gaza, con los ataques al hospital de Al Aqsa y una escuela de la ONU repleta de refugiados. “Esto no se puede convertir en la norma. La humanidad debe prevalecer”, defendió Lazzarini.

En Yabalia, la agencia Reuters informó un doble ataque este lunes con drones y tanques contra civiles que formaban una cola para recibir comida. Al menos diez palestinos murieron y cuarenta resultaron heridos, buena parte mujeres y niños, en esta enésima masacre.

Borrell se refirió en sus declaraciones a esa terrible situación de las colas del hambre en Gaza. “La ayuda humanitaria, medida en el número de camiones que entran en Gaza, está en su nivel más bajo desde el inicio de la guerra“, subrayó.

“Se está usando el hambre como arma de guerra”, dijo el jefe de la diplomacia europea, quien corroboró además las informaciones que apuntan a ese nuevo desplazamiento masivo de palestinos: cerca de 400.000 personas a quienes las fuerzas israelíes están obligando a abandonar el norte de la Franja.

“Pedimos de nuevo un inmediato alto el fuego en toda la región para evitar una guerra con consecuencias dramáticas para todos”, advirtió Borrell.

La guerra total más cerca que nunca

Una guerra que está hoy día más próxima, a la espera de que Israel cumpla su anunciada represalia por el bombardeo con 181 misiles balísticos que lanzó Irán contra su territorio el pasado 1 de octubre.

De la inminencia de la respuesta israelí apunta la decisión de Estados Unidos, el mayor aliado de Israel, de desplegar una batería antimisiles con el sistema THAA (Defensa Terminal Aérea de Gran Altitud). Este sistema antiaéreo de última generación cuenta con seis lanzaderas de misiles movibles y mecanizadas, con ocho dispositivos de interceptación por cada lanzadera.

Además, habrá un centenar de militares estadounidenses manejando este sistema antiaéreo, en un llamativo despliegue de tropas de EE.UU. en territorio de Israel. Y se prevé la llegada de más personal para asegurar la eficacia de los dispositivos de ese tipo entregados por Washington al ejército israelí. En definitiva, un paso más hacia esa guerra total en Oriente Medio que tanto ha impulsado Netanyahu.

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
País: Israel
Región: Medio Oriente
Fuente: Público

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