Kissinger para desmemoriados

Uno. Cuando Henry Kissinger cumplió 100 años (HK, Alemania, 27/5/1923), me pregunté si de Julio César a Hitler (pasando por Atila, Gengis Kan, Napoleón, Churchill, Stalin, Truman), algún otro personaje de la “historia universal” (sic), ejerció un poder destructor de similares características, en los cuatro puntos del globo.

Dos. Sin consultar a la Wiki (juro), me dije: ninguno. Entonces, a mano alzada, apunto el copioso prontuario de quien fue secretario de Estado de Richard Nixon y Gerald Ford, y jefe de jefes de genocidas, en la segunda mitad del siglo pasado. O en palabras del gran escritor estadunidense Gore Vidal (1925-2012), “el mayor criminal de guerra en libertad” ( El País, 13/4/1999). Suma y sigue: A) matanza de millones de civiles y bombardeos masivos en la antigua península de Indochina, Vietnam en particular (1969-75); B) plan para asesinar al general chileno René Schneider (1970); C) promotor de las matanzas del régimen proccidental de Pakistán en Bangladesh (guerra indo-pakistaní, 1971); D) cerebro del sangriento golpe militar en Chile (1973); E) complicidad en el intento de asesinato del arzobispo Makarios, primer jefe de Estado de la república de Chipre (1974); F) coordinador de los asesinatos políticos perpetrados por la terrorista Operación Cóndor en América Latina (1975-76), siendo el más sonado el de Orlando Letelier, ex canciller de Salvador Allende (Washington DC, 1976); G) instigador del asesinato en masa en Timor oriental, entonces provincia ocupada por el régimen militar de Indonesia, respaldado por Estados Unidos (1975-77), y H) implicado en las matanzas de kurdos iraquíes (1974-75), apoyo al emperador Rheza Pahlevi en Irán (1969-77), y a los gobiernos racistas de Sudáfrica, Rhodesia (hoy Zimbabue) y Mozambique (1975-77).

Tres. Sin embargo, en los comentarios y homenajes tributados al cumpleañero, muchos hablaron de guerra fría , elogiando su “realismo geopolítico”. Aunque pocos, muy pocos, de sus grandes derrotas en la pretensión de erigir, estratégicamente, un orden occidental a imagen y semejanza del american dream (analista impotente de la revolución de Portugal, negociador frustrado de Medio Oriente, promotor fracasado en un acuerdo de petróleo para acabar con la OPEP…)

Cuatro. Intelectual erudito y racional a la antigüita (sólida formación académica, autor de voluminosos, densos y mañosos libracos de ineludible consulta), creo que con un pie en el estribo nuestro héroe de la semana es plenamente consciente de su fracaso. Así como los líderes revolucionarios y luchadores sociales que empezaron su carrera en los decenios de 1960 y 1970, sobreviviendo al tenebroso funcionario durante más de medio siglo, hizo del mundo un océano de lágrimas, dolores y sufrimientos sin cuento.

Cinco. HK es el último y raro vestigio político de una generación de intelectuales inteligentes, pero creyentes en que el poder pasaba por las cancillerías (“presidente de relaciones exteriores”, según el legendario periodista francés Jean Daniel). Rémora concebida por sus alter ego de antes y después de la revolución francesa (Talleyrand, Castlereagh, Metternich), y totalmente sustituida hoy por las mafias del capitalismo occidental y los grandes fabricantes de armas.

Seis. Por ende, y más allá de ideologías, habrá que preguntarse si el legado de HK (o sea, el desmadre mundial en curso), fue a consecuencia de si el poder imperialista de Estados Unidos (indiscutible en los decenios de 1950 y 1960), “se fue retirando” de los escenarios donde actuaba, o “fue retirado” por los pueblos en lucha. Pero desde Vietnam, tales retiradas obligaron al imperio yanqui a reconocer que otras potencias, paulatinamente, empezaban a disputarle supremacía, influencia y mercados.

Siete. Tomemos el caso de la guerra en Ucrania. Una guerra en la que HK sabe que por primera vez en la historia confronta a potencias nucleares, y en la que no habrá “vencedores” ni “vencidos”.

Ocho. El 27 de junio de 1970, HK presidió una reunión secreta del llamado Comité de los 40, y frente al inminente triunfo de la izquierda chilena, manifestó con aliento mesiánico: “No veo por qué nosotros debiéramos adoptar una actitud pasiva mientras Chile se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad política de su pueblo”.

Nueve. Ironías de la historia: medio siglo después, el enemigo de Estados Unidos ya no es el comunismo, sino el supercapitalismo de China, Rusia, junto con los grandes acuerdos económicos del mundo asiático.

Diez. ¿Qué se dirá de HK? Cuando en 1812 murió el poderoso Robert Stewart, vizconde de Castlereagh (organizador y financista de la Santa Alianza contra Napoleón, y según un biógrafo, “la figura más odiada en la historia política británica e irlandesa moderna”), el poeta Lord Byron escribió: “La posteridad nunca verá / una tumba qué más noble sea / aquí yacen los huesos de Castlereagh: / Detente, viajero, y mea”.

Información adicional

Autor/a: José Steinsleger
País: Estados Unidos
Región: Norteamérica
Fuente: La Jornada

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