María Corina Machado trata que los países reconozcan a Edmundo González como presidente electo mientras guarda silencio ante las amenazas de golpe de Estado en Venezuela.
Desde el pasado lunes quien quiera colaborar económicamente para derrocar al presidente Nicolás Maduro puede hacerlo. Solo debe ingresar a la página Ya Casi Venezuela y donar para el plan de extracción del gobierno, término utilizado para referirse al secuestro de una persona para ser llevada fuera del país, el bombardeo del Palacio de Miraflores, o la forma que tome el golpe de Estado en preparación. La colecta logró reunir más de un millón de dólares en cinco días, para un objetivo de diez millones.
Al frente de la operación está el conocido contratista militar estadounidense, Erik Prince, ex Navy Seal, fundador de Blackwater hoy reconvertida en Academi, con recorrido en guerras al servicio de Washington, espionaje político e imputaciones como la masacre en Bagdad en 2007 a manos de su ejército privado. Prince sube videos a diario sobre los avances de la recaudación con ruidos de disparos de fondo, con el objetivo de generar confianza no solo en términos militares sino económicos, en vista de la memoria reciente de experiencias de malversación de donaciones por parte de la oposición venezolana.
El abierto llamado a derrocar la cúpula del gobierno venezolano por parte de un contratista estadounidense ligado al trumpismo, y un excomisario venezolano, Iván Simonovis, no genera por ahora condenas diplomáticas. El gobierno estadounidense por su parte guarda silencio ante una situación que podría implicarlo, ya que una empresa militar estadounidense requiere la aprobación del departamento de Estado para accionar en el extranjero, mientras que algunos senadores, como Rick Scott y Marco Rubio, solicitaron aumentar la recompensa oficial por Maduro de 15 a 100 millones de dólares de dólares.
¿Habrá finalmente una acción militar liderada por Prince o será una manera más de realizar un negocio a través de una colecta alrededor del tema Venezuela? Las opiniones están repartidas dentro de las filas opositoras que piden abiertamente una acción de fuerza. Para el gobierno venezolano en cambio la existencia de esa operación pública corrobora lo que denuncia desde hace semanas: la existencia de planes golpistas con terminales en el extranjero.
Operaciones desmontadas
El gobierno venezolano ha exhibido días atrás un lote de armas incautadas: más de 400, con procedencia de EEUU. Al frente de la revelación estuvo Diosdado Cabello, uno de los principales dirigentes del chavismo, nombrado a fin de agosto como ministro de Interior, Justicia y Paz, quien dio a conocer la existencia de siete extranjeros arrestados: cuatro estadounidenses, dos españoles y un checo.
“Esta operación no es la primera contra Venezuela, las dimensiones sí creo que son como superiores, pero es la primera vez que podemos decir que tenemos un oficial del Ejército norteamericano, en este caso de la Armada, activo dirigiendo una operación de este tipo“, explicó Cabello, en referencia a Wilmer Joseph Castañeda, Navy Seal estadounidense en actividad, ahora detenido en Venezuela.
Castañeda, según informó Cabello, era el encargado principal de la operación golpista denunciada por el gobierno, que intentó ser puesta en marcha desde la noche misma de las elecciones. Castañeda estaba, explicó el ministro venezolano, al frente de la coordinación de los grupos criminales, como el Tren de Aragua, que debían tomar el Palacio de Miraflores.
Tanto Washington, como el gobierno checo, y el español desmintieron cualquier involucramiento en lo denunciado por Caracas, que señala, por ejemplo, que los dos españoles son “agentes encubiertos del Centro Nacional de Inteligencia” de España. ¿Los extranjeros detenidos entrarán en alguna hipotética futura negociación entre gobiernos? Es una posibilidad en vista del intercambio por ejemplo en 2023 de diez estadounidenses detenidos en Venezuela por el empresario colombo-venezolano Alex Saab.
La vía diplomática
La dirigente opositora María Corina Machado se ha mantenido en silencio respecto a la colecta golpista para asaltar Miraflores. Su esfuerzo público está en lograr que la mayor cantidad de Ejecutivos y Legislativos reconozcan a Edmundo González como presidente electo, algo en lo que tuvo avances durante esta semana, en particular en el Parlamento Europeo que, con 309 votos a favor, 201 en contra y 12 abstenciones, reconoció a “González Urrutia como presidente legítimo y democráticamente elegido”.
El hecho se sumó a varias iniciativas en parlamentos para pedir a sus respectivos presidentes que reconozcan a González como ganador, como ocurrió en España, Colombia, Costa Rica y República Dominicana.
El objetivo de Machado es que el 10 de enero, día de cambio de mando presidencial, González sea investido como presidente. La dirigente, reconocida como “líder de las fuerzas democráticas en Venezuela” por el Parlamento Europeo, no aclara dónde ocurriría tal hecho. En caso de ser en Venezuela sería por haber logrado desplazar a Maduro del Palacio de Miraflores, vía presión que fuerce a una negociación o por derrocamiento como promete abiertamente Prince.
De lo contrario debería ser en un tercer país, algo por el momento incierto, en vista del posible costo para un gobierno extranjero de ofrecerse como domicilio para el funcionamiento de un “presidente en el exilio”. La experiencia fallida del “presidente encargado” Juan Guaidó, hoy recluido en Miami, parece poner paños fríos a una repetición de modelo de presidencial paralela. ¿Cuántos gobiernos lo reconocerían? ¿Cuántos no reconocerán a ningún presidente democráticamente electo en Venezuela a partir de enero aludiendo a la ausencia de resultados pormenorizados por parte del Consejo Nacional Electoral?
González en Madrid
El excandidato presidencial firmó una carta antes de salir de Venezuela asilado hacia España, donde reconoció la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia acerca del veredicto de las urnas a favor de Maduro, y su compromiso de no “ejercer representación formal o informal alguna de poderes públicos del Estado venezolano”, es decir fungir en una suerte de “presidente electo en el exilio”.
González argumentó que la carta, firmada en la embajada de España donde se encontraba, había sido producto de la “coacción y presión” del gobierno venezolano, y que se encontraba así “viciada de nulidad”. Luego afirmó no haber sido “coaccionado ni por el Gobierno de España ni por el embajador español en Venezuela, Ramón Santos”, una aclaración ocurrida en vista de las repercusiones en España, en un asunto de política internacional convertido desde hace años en política nacional.
Su declaración dio lugar a un ida y vuelta con el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, negociador por parte del gobierno venezolano en la firma de la carta, quien negó tal coacción. “Lo que tenía el señor González Urrutia por salir de Venezuela es desesperación, no es otra cosa que una huida de una determinada responsabilidad que él se arrogó a sí mismo y algunos venezolanos se lo alientan”, afirmó Rodríguez, hombre fuerte de las negociaciones de Caracas.
Aún faltan casi cuatro meses para el 10 de enero, plazo en el que ocurrirán las elecciones en EEUU, con un posible cambio de signo político en la Casa Blanca en ese mismo enero. Mientras tanto Prince continúa con la colecta de fondos para financiar mercenarios, paramilitares y exmilitares venezolanos para derrocar a Maduro, y en la Plaza Bolívar de Caracas ya se instalan los primeros adornos navideños con aire de adelantamiento de un fin de otro año de alta intensidad en Venezuela.
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