Cierre tercer ciclo de la negociación de Paz entre el Gobierno y el ELN

El anunció crea todo tipo de expectativas. En el marco de las movilizaciones del 7 de junio y con la Plaza de Bolívar abarrotada por miles de manifestantes que salieron a expresar su apoyo a las reformas propuestas por el actual gobierno, el Presidente Gustavo Petro anunció que viaja a La Habana para cerrar el tercer ciclo de negociaciones con el ELN: “Voy a firmar un papel que puede significar el comienzo sin retroceso de una era de paz para este país”, enfatizó.

Un viaje de tal naturaleza responde a unos compromisos que no deben ser de poca monta; mucho menos cuando se toma en cuenta el énfasis colocado por el Presidente a sus palabras en medio del cantar de consignas de la sociedad movilizada: participar de un acto y firmar un documento (sin duda en el que se expresan los compromisos contraídos por las partes durante las semanas en las que se desarrolló este tercer ciclo) que manifiesta un “importante -suceso- para la historia de Colombia”.

Desde días atrás se especula con el acuerdo alcanzado en la Mesa sobre el cese bilateral del fuego por un periodo de seis meses. La decisión de la Fiscalía General de la Nación de levantar las órdenes de captura vigentes contra Antonio García, corresponde a la magnitud de lo alcanzado en esta fase de la negociación en curso, en la cual también está sobre el escenario de la negociación temas como la participación de la sociedad en el proceso de construcción de paz, así como acciones y dinámicas humanitarias.

De estos y otros aspectos el cese bilateral del fuego, se constituye en el de mayor impacto. Un logro difícil de materializar dada la complejidad del conflicto que caracteriza a Colombia, con variedad de actores armados sobre el territorio, con algunos de los cuales el ELN también mantiene disputas. En esas condiciones, no solo deberá observarse que las partes firmantes no violen lo acordado sino que desde otros actores no se propicien provocaciones, facilitando con ello que se culpe a los insurgentes rojos/negros de irrespetar lo firmado.

Hay que recordar que este logro, anunciado de manera apresurada por el Presidente Petro el 31 de diciembre, y sin tener en cuenta a su contraparte, ocasionó una crisis en la Mesa. Ahora, casi seis meses después parece hacerse realidad.

Otros ceses del fuego, de poca duración, fueron anunciados durante estos meses, todos ellos como materialización del propósito de Paz Total: uno con el Clan del Golfo –paramilitares herederos de las Autodefensas Unidas de Colombia–, y otro con el Estado Mayor Central de las Farc. En ambos casos, todo está en vilo debido a la violación de lo acordado por uno u otro sector, por uno u otro motivo, y tal propósito esta por retomarse.

Mientras así sucede con estas agrupaciones de mayor músculo, con otras menores, todas de carácter delictivo, y con asiento en ciudades, el Gobierno avanza en diálogo y acuerdos parciales, por ejemplo, de no confrontación entre ellas, de cese de asesinatos y de congelación de su control territorial al interior de urbes. Acuerdos de alcance parcial y que están por valorarse en toda su dimensión e impacto.

En todo caso, con ires y venires, con avances y retrocesos, así prosigue la búsqueda de la Paz Total pretendida por el llamado Gobierno del cambio. El día 7 de junio, según lo dicho por el Presidente, se dará “[…] el comienzo sin retroceso de una era de paz para el país”.

Información adicional

Autor/a: Equipo desdeabajo
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: desdeabajo

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