Comprender el plan de Trump para reafirmar la hegemonía global de Estados Unidos
Caricatura sobre la primera presidencia de Trump. Ahora, ocho años más tarde...

[Adam Hanieh es profesor de economía política y de desarrollo mundial, cuya investigación se centra en el capitalismo y el imperialismo en Oriente Medio. Federico Fuentes, de Green Left, ha entrevistado a Hanieh, quien hablará en Ecosocialism 2025 en Naarm, Melbourne, del 5 al 7 de septiembre, para discutir el estado del imperialismo global hoy y de la importancia de la presidencia de Donald Trump.]

“Donald Trump representa un proyecto político claro que busca abordar el declive relativo de Estados Unidos en el contexto de las crisis sistémicas más amplias que enfrenta el capitalismo global”, Adán Hanieh

¿Sigue siendo válido el concepto de imperialismo? Si es así ¿cómo lo define?

Sin duda sigue siendo válido, y hay mucho que aprender de los autores clásicos sobre el imperialismo, como Vladimir Lenin, Nikolai Bujarin y Rosa Luxemburg, así como de las contribuciones y debates posteriores, en particular de los marxistas anticoloniales de los años 1960 y 1970.

En el nivel más general, defino el imperialismo como una forma de capitalismo global centrado en la extracción y transferencia continua de valor de los países pobres a los países ricos, y de las clases de los países pobres a las clases de los países ricos.

Existe una tendencia a reducir el imperialismo a un mero conflicto geopolítico, una guerra o una intervención militar. Pero sin esta idea central de transferencias de valor, no podemos entender el imperialismo como una característica permanente del mercado global que funciona incluso en tiempos supuestamente pacíficos.

Las formas en que ocurren estas transferencias de valor son complejas y requieren una consideración cuidadosa. La exportación de capital en forma de inversión extranjera directa a los países dominados es un mecanismo. Otra es el control directo y la extracción de recursos.

Pero también se deben examinar los diversos mecanismos y relaciones financieras que se han vuelto más comunes desde la década de 1980: por ejemplo, los pagos del servicio de la deuda realizados por los países del Sur Global.

También existen diferencias en el valor de la fuerza de trabajo entre países ricos y pobres. El intercambio desigual en el comercio es otra vía. La mano de obra migrante es un mecanismo adicional muy importante.

Pensar en estas múltiples formas amplía nuestra comprensión del mundo actual, más allá de la simple cuestión de la guerra o el conflicto interestatal. También ayuda a revelar quién beneficia.

Lenin destacó al capital financiero, resultante del control cada vez más integrado del capital bancario y el capital industrial o productivo. Esto sigue siendo válido.

Pero hoy la cosa es más complicada, en la medida en que ciertas capas de capitalistas dominados en los países pobres se han integrado parcialmente al capitalismo de los países ricos. No sólo suelen tener la ciudadanía de estos países, sino que también se benefician de estas conexiones imperiales.

También hay una mayor propiedad transfronteriza de capital y el aumento de zonas financieras offshore (extraterritoriales), lo que hace mucho más difícil rastrear el control y el flujo de capital.

Para entender el imperialismo hoy es necesario trazar un mejor mapa de quiénes se benefician de dicha integración en los principales centros de acumulación de capital y de las formas en que se conectan los diferentes mercados financieros.

Una tercera característica que surge de estas transferencias de valor es el concepto de aristocracia obrera. Lenin dedicó gran atención a analizar las implicaciones políticas de las relaciones imperialess en la creación de capas sociales en los países ricos cuyas políticas se han orientado y conectado con su propia clase capitalista.

Una característica del imperialismo contemporáneo que no fue bien teorizada a principios del siglo XX es la forma en que la dominación imperial está necesariamente vinculada a tipos particulares de ideologías racistas y sexistas, que ayudan a justificarla y legitimarla.

Es realmente importante integrar el antirracismo y el feminismo en nuestro pensamiento sobre el capitalismo, el antiimperialismo y las luchas antiimperialistas.

¿Cómo podemos entender la dinámica del imperialismo mundial hoy?

Desde principios de la década de 2000, hemos visto el surgimiento de nuevos centros de acumulación de capital fuera de Estados Unidos.

China está a la vanguardia de este movimiento. Ello estuvo inicialmente vinculado al flujo de inversión extranjera directa hacia China y havia la región más amplia del este asiático, destinada a explotar mano de obra barata como parte de una reorganización de las cadenas de valor globales.

Pero desde entonces, el ascenso de China ha estado asociado a un debilitamiento relativo del capitalismo estadounidense en medio de crisis globales cada vez más profundas. Esta erosión relativa del poder estadounidense se puede observar a través de varios indicadores.

En las últimas tres décadas, el dominio estadounidense sobre tecnologías, industrias e infraestructuras clave se ha debilitado. Un indicio de ello es la caída de la participación de Estados Unidos en el PIB mundial del 40% a aproximadamente el 26% entre 1985 y 2024.

También se ha producido un cambio relativo en la propiedad y el control de las empresas capitalistas más grandes del mundo. El número de empresas chinas en la lista Global Fortune 500, por ejemplo, superó al de Estados Unidos en 2018 y se mantuvo así hasta el año pasado, cuando Estados Unidos recuperó el liderazgo.

Pero debemos destacar el debilitamiento relativo del poder estadounidense. Estados Unidos todavía mantiene una enorme ventaja militar sobre sus rivales, y la centralidad del dólar estadounidense no está cuestionada.

Esta última es una fuente importante del poder estadounidense porque le permite al país excluir a sus competidores de los mercados financieros y del sistema bancario estadounidense. Gran parte del poder geopolítico de Estados Unidos se articula a través de su dominio financiero, otra razón por la que se debe considerar al imperialismo más allá de sus meras formas militares.

Hay también un panorama más amplio de estas rivalidades globales que debemos destacar: las crisis múltiples e interconectadas que hoy marcan al capitalismo a escala mundial.

Podemos ver esto en el estancamiento de las tasas de ganancia y en las grandes reservas de capital monetario excedente que buscan valorización; el enorme aumento de la deuda pública y privada; la sobreproducción en muchos sectores económicos; y la brutal realidad de la emergencia climática.

Así que, cuando hablamos de la dinámica del sistema imperialista global, no se trata simplemente de rivalidades entre Estados y de la medición de la fuerza estadounidense en relación con otras potencias capitalistas.

Debemos situar estos conflictos en el marco de la crisis sistémica de largo plazo que todos los Estados están tratando de abordar.

¿Cómo entiende usted el ascenso del presidente norteamericano Donald Trump en todo esto?

Entre algunos comentaristas liberales, Trump es frecuentemente retratado como una especie de ególatra enloquecido que supervisa una administración secuestrada por multimillonarios de extrema derecha (o dirigida secretamente por Rusia). Esta perspectiva es errónea.

Independientemente del narcisismo personal de Trump, él representa un claro proyecto político que busca gestionar el declive relativo de Estados Unidos en el contexto de las crisis sistémicas más amplias que enfrenta el capitalismo mundial.

Si se siguen las discusiones entre sus asesores económicos, se comprueba una fuerte evidencia de ello. Un ejemplo particularmente revelador es un extenso análisis escrito en noviembre de 2024 por Stephen Miran, un economista que acaba de ser confirmado como presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump.

Miran sostiene que la economía estadounidense se ha contraído en relación con el PIB mundial en las últimas décadas, pero que Estados Unidos soporta el coste de mantener el “paraguas de defensa” global frente a las crecientes rivalidades interestatales. De manera crucial, dice que el dólar estadounidense está sobrevaluado debido a su papel como moneda de reserva internacional y que esto ha erosionado la capacidad manufacturera de Estados Unidos.

Propone resolver este problema utilizando la amenaza de aranceles para obligar a los aliados de Estados Unidos a soportar una parte mayor de los costes del imperio. Miran dice que esto ayudará a que la producción regrese a los Estados Unidos (una consideración importante en caso de guerra).

Propone una serie de medidas para limitar los impactos inflacionarios de este plan y mantener al dólar estadounidense como moneda dominante a pesar de la devaluación esperada.

Este tipo de perspectiva está siendo impulsada por la administración Trump, incluido el secretario del Tesoro, Scott Bessent.

La clave no es si este plan funciona o tiene sentido económico, sino entender las motivaciones que hay detrás de él. Está diseñado explícitamente como un modo de abordar los problemas del capitalismo estadounidense y mundial y reafirmar la primacía global de Estados Unidos trasladando sus costos a otras partes del mundo.

Por lo tanto, debemos acercarnos a la administración Trump como actores con un proyecto coherente. Es evidente que este proyecto genera toda una serie de contradicciones y tensiones internas, así como claros desacuerdos por parte de determinados sectores del capital estadounidense y de aliados extranjeros de larga data.

Pero estas tensiones también reflejan la naturaleza altamente inestable del capitalismo global en este momento. El resurgimiento global de las ideologías de extrema derecha es una indicación más de que nos enfrentamos a una crisis sistémica más amplia que afecta a todos los estados capitalistas.

Quiero volver a enfatizar la emergencia climática. Está muy claro que estamos entrando en una fase de colapso climático en cascada e impredecible, que tendrá un impacto material en miles de millones de personas en las próximas décadas.

La derecha puede negar la realidad del cambio climático, pero eso se debe en última instancia a que el capitalismo no puede permitir que nada tenga un impacto en la acumulación.

Debemos centrar la cuestión climática en nuestra política actual, porque cada vez más lo impregnará todo.

Federico  Fuentes

Traducción: viento sur

[La entrevista completa en https://www.links.org.au .]

https://www.greenleft.org.au/content/understanding-trumps-project-reassert-us-global-hegemony
Traducido para ESSF por Adam Novak

Información adicional

Autor/a: Federico Fuentes
País: Estados Unidos
Región: Norteamérica
Fuente: Viento Sur

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