EEUU desacelera en Ucrania y apunta al nuevo ‘eje del mal’ de China, Rusia, Irán y Corea del Norte
El secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, en una reunión con el ministro ucraniano de Defensa, Rustem Umerov, y otros altos oficiales militares, en su reciente visita a Kiev. — Stringer / REUTERS

Washington reduce su interés en la guerra de Ucrania y se centra en el “eje del mal” formado por China, Rusia, Irán y Corea del Norte, con Asia como tablero de juego.

25/10/2024. El progresivo desinterés de Estados Unidos en la guerra de Ucrania se está manifestando con más fuerza según se acercan las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Washington mira hacia Asia, donde las reforzadas alianzas entre China y Rusia, y de Moscú con Irán y Corea del Norte serán el gran desafío exterior del nuevo inquilino de la Casa Blanca, sea la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump.

A China no le hace gracia que la metan en el mismo saco que a Corea del Norte o Irán, en ese retorcido “eje del mal” copiado por EEUU de aquel otro que le permitió azuzar a Occidente contra Irak o Afganistán. Para la Casa Blanca es simplemente una manera de justificar sus pasos hegemonistas en Asia y de retirarse poco a poco de Ucrania.

Una muestra del creciente desapego estadounidense hacia el conflicto ucraniano es la negativa de la Casa Blanca, reiterada esta semana, para autorizar el uso por el ejército ucraniano de misiles de largo alcance contra objetivos en Rusia.

Éste es uno de los puntos principales del Plan de la victoria del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, presentado a bombo y platillo en EEUU y Europa, pero sin una acogida favorable. Su adopción por la OTAN allanaría el camino hacia la confrontación directa con Rusia y ni Bruselas ni Washington están por esa labor.

EEUU prefiere que Ucrania se defienda a sí misma

Como opción a los cohetes occidentales golpeando el suelo ruso, Washington anunció esta semana una inversión de 800 millones de dólares en la industria militar ucraniana para la producción, entre otras armas, de misiles de largo alcance.

Así se lo indicó en Kiev el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, a Zelenski, a quien comunicó la entrega de 400 millones de dólares en munición y armas, y la inversión de esos 800 millones de dólares para fabricar misiles y drones con los que atacar Rusia.

“Creo que esto responde y cubre las necesidades que tendrán no sólo ahora sino también en el futuro”, afirmó Austin. El militar subrayó que los drones pueden alcanzar blancos a distancias mayores que los misiles ATACMS estadounidenses que piden los ucranianos junto con la autorización para usarlos contra bases, arsenales, aeródromos e infraestructuras en Rusia.

Sin embargo, Austin eludió mencionar la superior capacidad destructiva de los misiles estadounidenses, su mayor velocidad y su interceptación más complicada por los sistemas antiaéreos rusos.

Tampoco destacó el detalle de que la guerra la están perdiendo los ucranianos en estos momentos y que cuando todas esas fábricas nuevas o renovadas con ayuda estadounidense funcionen a pleno rendimiento, posiblemente el conflicto esté finiquitado.

Rusia avanza en el frente del este, ha frenado la incursión ucraniana en Kursk, y está produciendo armamento a un ritmo que es muy difícil que pueda igualar Ucrania.

Ucrania, el futuro brazo armado de EEUU en Europa

La apuesta estadounidense de que sea Ucrania la que se defienda a sí misma desvela la nueva estrategia estadounidense que se está ya modelando antes de los comicios. Si la ganadora es Kamala Harris, la retirada paulatina del teatro bélico ucraniano permitirá a Washington afrontar mejor una eventual crisis extendida en Oriente Medio y sobre todo mandar un aviso de disuasión a China.

Si el ganador es Donald Trump, la incertidumbre es mayor, pues el expresidente estadounidense ha prometido acabar con la guerra de Ucrania en 24 horas. Tarde lo que tarde, tal paso supondría la debacle de Kiev, pues Europa no tiene los medios ni la unidad para alargar la contienda durante años, como amenaza Moscú.

La apuesta real de EEUU, que se hace evidente día a día, es convertir a Ucrania en un aliado bien armado en el este de Europa, aunque no entre en la OTAN como pretende Kiev y aunque pierda una quinta parte de su territorio. Para la estrategia de Washington, ese país-tapón permitiría tener a Rusia muy ocupada en una nueva guerra fría y desviar la atención de Moscú de Oriente Medio y el este de Asia.

El amigo iraní

En la cumbre que los BRICS celebraron esta semana en Kazán, Rusia, quedó claro que el presidente ruso, Vladímir Putin, no está aislado internacionalmente y que tiene el apoyo, o al menos no el rechazo, de los otros cuatro grandes países de ese grupo, Brasil, India, China y Sudáfrica. El resto de miembros de los BRICS -Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán- o son amigos de Moscú o no quieren problemas con los rusos.

Teherán es el enemigo mortal en Oriente Medio de Estados Unidos y de su aliado Israel, que sigue buscando el momento oportuno para lanzar un ataque masivo contra Irán en respuesta a su bombardeo del territorio israelí con misiles y drones el 1 de octubre.

Pero Rusia ya ha advertido a Israel de que tenga mucho cuidado con el alcance de esa represalia. Esta advertencia y la moderación que le demanda EEUU están haciendo aún calibrar a Tel Aviv la dimensión de su inevitable respuesta militar.

Por eso la reunión en Kazán del presidente ruso y de su homólogo iraní, Masud Pezeshkian, fue tan significativa. Los dos países están ultimando un tratado estratégico que quizá no detenga el ataque israelí, pero sí que dificultará la posibilidad de que derive en una guerra total en Oriente Medio.

Sobre todo evitará que a alguien en la Casa Blanca se le pase por la cabeza aprovechar el caos desatado por Israel con sus invasiones de Gaza y Líbano para derrocar al régimen de los ayatolas. El apoyo iraní a Rusia con centenares de drones y misiles para ser usados en Ucrania hacen de Teherán un amigo necesario de Moscú y por el que merece la pena dar un golpe en la mesa de Oriente Medio.

Irán es uno de los miembros del nuevo “eje del mal” de la Administración estadounidense que repiten puesto de aquel otro club de estados malvados que el presidente George W. Bush lanzó en 2002 como preámbulo a la invasión de Irak, otro de los países entonces malditos. El otro era Corea del Norte, que también repite, y después se les agregaron Siria, Libia e incluso Cuba.

China, el objetivo real de EEUU

Los componentes de este “eje del mal” de Washington son Rusia, Irán, Corea del Norte y, como contrincante más poderoso, China. El peso económico del gigante asiático, su creciente fuerza geopolítica internacional y la presión que en la región Asia-Pacífico ejerce contra el cuestionado hegemonismo estadounidense, dotan a Pekín de un potencial de desafío a EEUU que exige a Washington toda su capacidad, sin perder el tiempo en guerras postsoviéticas sin posibilidades de ser ganadas.

China es acusada también de proveer a Rusia con tecnología de doble uso que Moscú estaría utilizando en su “economía de guerra” para fabricar armamento avanzado.

Además, es la protectora de Corea del Norte, que estos días enerva a Washington y sus aliados. Las denuncias surcoreanas y ucranianas de que Corea del Norte ha despachado a miles de sus soldados a Rusia para ser desplegados en la línea del frente han desatado todas las alarmas en Estados Unidos.

Con los soldados norcoreanos, Oriente va a la guerra de Ucrania

Podría haber 3.000 soldados norcoreanos preparándose ya en Rusia para entrar en combate en Ucrania, aunque los datos proporcionados por Seúl y Kiev apuntan a 12.000 efectivos del “país ermitaño” alistados para esa guerra ajena.

Estas tropas podrían entrar en combate contra las fuerzas ucranianas en esa región rusa de Kursk donde el 6 de agosto incursionaron miles de soldados del ejército de Kiev y tomaron hasta 1.300 kilómetros cuadrados. Ahora estarían defendiendo solo la mitad de esa superficie.

Ni Rusia ni Corea del Norte han confirmado ni negado el despliegue, pero este viernes el viceministro de Exteriores norcoreano para Asuntos Rusos, Kim Jonggyu, dio a entender que tales informaciones no van desencaminadas. “Si sucede algo como eso de lo que hablan los medios internacionales, creo que sería una acción que cumple con las normas jurídicas internacionales”, dijo Kim en un comunicado difundido por la agencia estatal KCNA.

Estadounidenses, europeos, japoneses y surcoreanos no saben cómo responder, pues Corea del Norte está ya saturada de sanciones y a nadie se le ocurriría tocar un pelo de un régimen muy agresivo armado con bombas nucleares y protegido por China. No obstante, Seúl se está planteando ya enviar armas a Ucrania como parte de esa respuesta.

El propio canciller alemán, Olaf Scholz, dijo este viernes que Putin está “muy desesperado”, pero reconoció que quizá haya llegado el momento para Ucrania de negociar la paz con Rusia a fin de evitar males mayores.

La presencia norcoreana en Ucrania, a donde el régimen de Kim Jong-un podría enviar cientos de miles de soldados si fuera preciso, supone, según Scholz, “otra razón para que, además del necesario, firme y fiable apoyo a Ucrania, también tengamos que sondear junto con los ucranianos cómo podemos lograr ahora una paz justa y equitativa“.

La Duma ratifica el pacto de ayuda militar mutua entre rusos y norcoreanos

El nerviosismo occidental y estadounidense en particular es comprensible. Este jueves, los legisladores rusos ratificaron por unanimidad el tratado de asociación estratégica integral de Rusia y Corea del Norte firmado por Putin y Kim Jong-un en junio, que contiene un apartado capaz de trastocar el sistema de seguridad en Asia.

Ese pacto de defensa contempla “la asistencia militar mutua” en caso de agresión externa, blindando así al régimen norcoreano ante cualquier acción de EEUU o sus aliados, a la par que abre a Moscú las puertas de su influencia en Asia. Según The Wall Street Journal, que cita a fuentes del Pentágono, una “cláusula secreta” del tratado incluiría el envío de soldados norcoreanos a Ucrania. ¿Cuántos? Ese es el quid de la cuestión.

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
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Fuente: Público

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