¿Gustavo Petro o Gustavo Rojas Pinilla?

La impronta de Rojas Pinilla en el M-19

El reciente comportamiento exhibido por Gustavo Petro puede parecer errático, incluso enigmático. Sin embargo, considero que su estrategia política es clara. De cara a las elecciones presidenciales del 2026, Petro está adoptando un estilo más marcadamente populista, similar al que caracterizó a Gustavo Rojas Pinilla y que dejó una indeleble impronta sobre el M-19.

Recordemos que, como señala Estanislao Zuleta en su texto Violencia y Derechos Humanos,Rojas no contaba con un gran poder económico o mediático, ni con habilidades técnicas u oratorias excepcionales. No obstante, fue justamente su estilo paternal, malhablado,en síntesis vulgar, lo que le permitió presentarse como un “no-político”.

Outsider o antipolítico, solemos decir en Ciencia Política: aquel que se muestra como habilitado para ejercer bien el poder porque no lo desea realmente, ni ha sido educado para tenerlo, y como capaz de combatir a los poderes políticos, económicos y mediáticos porque no cuenta con su apoyo evidente. Esto facilitó la identificación de Rojas Pinilla con cierto ethos propio de los sectores populares. Así, el caudillo se convierte en la voz del pueblo, que habla directamente contra las oligarquías que lo oprimen.

Petro aprendió bien la lección. El M-19, la guerrilla que según sus propias declaraciones fue su escuela de formación política, tomó su nombre del 19 de abril de 1970, fecha en la que, según algunos, Misael Pastrana Borrero le habría robado las elecciones a Rojas Pinilla. Esta guerrilla, con un marcado estilo populista, influyó en él y en toda una generación.

Aunque, teóricamente, diga encontrarse más del lado de autonomistas como Antonio Negri que de populistas posmarxistas como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe,el estilo político de nuestro actual presidente hunde sus raíces en el nacional-populismo, en buena medida incorporado al M-19 tras la experiencia de Rojas Pinilla. Lo anterior también explica su admiración por personajes como Bolívar y Gaitán, estos últimos, por cierto, de una calidad intelectual y ético-política inmensamente superior a la del dictador.

Populismo o democracia: camino al 2026

El aparente comportamiento errático de Petro se explica entonces porque, en coherencia con su orientación populista, busca mostrarse como una figura paternal: comprensiva, pero firme; cercana al pueblo, pero con autoridad. Y lo más importante: capaz de proporcionar seguridad. Su uso incontrolado de las redes sociales, especialmente de X (antes Twitter), así como sus variopintas “ocurrencias” calculadas,dan cuenta de una vieja estrategia para identificarse con las maneras y el comportamiento de las “masas populares”.

Petro sabe que existe un electorado volátil que busca una figura fuerte, un “padre regañón” que inspire seguridad y no dude en tomar decisiones drásticas; esa fue la figura que intentó proyectar públicamente en el reciente y polémico Consejo de Ministros. El decretado estado de conmoción interior y las declaraciones en las que reduce al ELN a grupo criminal, que “cambió a Camilo Torres por Pablo Escobar”, van en esa misma dirección.

Ante la evidente ausencia de liderazgo en la ultraderecha, la cual históricamente ha movilizado a los votantes ansiosos de “mano dura” y figuras paternales, el presidente inicia una curiosa campaña para asegurar la continuidad de su movimiento en el 2026.El círculo se cierra y todo cobra sentido: mediante un estilo mandón y patriarcal, aunado a un lenguaje descuidado y directo (tan “transparente” como un trino de madrugada y mal escrito, o un Consejo de Ministros transmitido en vivo), busca la identificación con ciertos votantes que puedan ampliar su base popular, antes de que sean capturados por la ultraderecha.

Al mismo tiempo, esta estrategia le permite desmarcarse del “radicalismo de izquierda” y tender puentes con políticos de derecha y centro derecha, como quedó evidenciado en su defensa de Armando Benedetti y Laura Sarabia. En su momento, Rojas Pinilla también articuló sectores que parecían no tener absolutamente nada en común, algo que suele ser igualmente propio de la política populista.

Petro no está loco ni es un payaso; es un político experimentado que sabe manejar su imagen y anticipar las reacciones de los medios corporativos, así como el comportamiento de los asiduos usuarios de las redes sociales.

Aunque situados en orillas diferentes, Petro comparte ciertos rasgos con figuras como Donald Trump o Javier Milei. Todos confían en su “genialidad política” y en estrategias que, aunque les permiten mantener sus proyectos a flote, podrían terminar por socavar los esfuerzos, en curso o consolidados, de democratización real de sus respectivas sociedades.

En el caso de Colombia, esperemos que esto no ocurra y que Petro rectifique a tiempo.Esperemos que siga siendo un demócrata y un verdadero revolucionario;que no cambie a Allende por Rojas Pinilla.

Por, Iván Darío Ávila Gaitán, Doctor en Filosofía. Politólogo. Docente de la Universidad Nacional de Colombia

Información adicional

Ni loco ni errático, simplemente populista
Autor/a: Iván Darío Ávila Gaitán
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente:

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