El beneplácito israelí al alto el fuego en Gaza plantea muchas dudas sobre su alcance, pues Netanyahu centra la tregua en la libertad de los rehenes y no en el fin de la guerra

18/01/2025. Los más de 130 palestinos asesinados por las bombas de Israel desde que se anunció el alto el fuego en Gaza el miércoles plantean una evidente incertidumbre sobre la voluntad real de cumplir el acuerdo. Una vez que pase la euforia por su puesta en marcha queda por ver si los más extremistas en el Gobierno de Benjamín Netanyahu aceptan la supervivencia de Gaza o siguen adelante con sus planes de anexionar este territorio palestino.

La ratificación del alto el fuego por el Gobierno israelí en la madrugada de este sábado supone una esperanza para los cerca de sesenta rehenes vivos que aún están en manos de Hamás en Gaza, pero no para los 2,3 millones de gazatíes que, aún si paran los bombardeos, deben afrontar su supervivencia en un territorio arrasado desde hace quince meses, con el 92% de las viviendas destruidas.

La llegada de asistencia humanitaria y la posibilidad de que los casi dos millones de desplazados puedan retornar a las ruinas de sus hogares son las incógnitas que más preocupan a los gazatíes, además de las sombras que se ciernen sobre la acordada retirada israelí de los grandes núcleos de población.

El genocidio desatado por orden de Netanyahu y el estado mayor israelí ha dejado casi 47.000 palestinos asesinados, pero podría haber cerca de diez mil cuerpos más cubiertos por los escombros. Algunos estudios independientes, como los de la prestigiosa revista The Lancet, aumentan un 70% esa cifra suministrada por las autoridades sanitarias gazatíes, hasta rondar los 80.000 muertos.

A las muertes por los ataques israelíes, sobe todo entre niños, han contribuido también las infecciones, por la carencia de condiciones higiénicas mínimas, y la hambruna que provocó el propio Israel con el bloqueo de la ayuda humanitaria y el asesinato de cientos de operarios de las agencias y ONG encargadas de distribuir lo poquísimo que podía entrar en Gaza.

Centenares de camiones con ayuda y ambulancias esperan en Egipto ante la frontera con Gaza a que a las 08.30 del domingo, hora local, comience la tregua. Sin embargo, Israel sigue controlando los accesos a la Franja, especialmente en el sur, desde donde puede llegar más ayuda y ha bloqueado el apoyo indispensable de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio, la UNRWA.

Los rehenes israelíes, protagonistas del alto el fuego

A esa hora se pondrá también en marcha el proceso de liberación de los rehenes tomados por Hamás el 7 de octubre que aún permanecen con vida. En la única tregua habida en este conflicto, la de noviembre de 2023, se liberó a un centenar de cautivos, un puñado fueron rescatados por el ejército israelí y el resto murió a consecuencia de las propias bombas de Israel (la mayor parte) o ejecutados por Hamás.

Ese 7 de octubre, milicias de Hamás asaltaron varios puntos fronterizos de Israel, asesinaron a 1.200 personas y tomaron 251 rehenes. La situación de éstos y su eventual liberación han sido los motores que han sostenido la ofensiva lanzada por Netanyahu en Gaza, pero la utilización política y militar de los cautivos también ha minado el apoyo al primer ministro.

Cuando el Gobierno israelí dio luz verde al acuerdo de alto el fuego mediado por Catar y Estados Unidos en sus últimas etapas, la oficina de Netanyahu insistió en que la prioridad era el retorno de los rehenes y no tanto el fin de la guerra.

“El Gobierno (de Israel) ha aprobado el marco para la devolución de los rehenes”, que “entrará en vigor el domingo 19 de enero de 2025”, según el comunicado de la oficina de Netanyahu. “El marco para la devolución de los rehenes”, no “el marco para terminar la guerra”. La prensa israelí indicó que 24 ministros respaldaron la entrada en vigor del alto el fuego y ocho la rechazaren contra.

En una primera fase que durará 42 días está prevista la liberación de 33 rehenes israelíes a cambio de la excarcelación de hasta 2.000 palestinos presos en Israel, entre ellos niños que ni siquiera han sido acusados formalmente ante los tribunales.

La ONU asiste al alto el fuego bloqueada por Israel

En esa primera fase de seis semanas también se permitirá la entrada de ayuda humanitaria, combustible y apoyo sanitario en toda la Franja de Gaza. Además, se rehabilitarán los hospitales. No queda claro si se permitirá la evacuación a Egipto de más de 12.000 heridos y enfermos de gravedad que precisan una atención urgente. En Gaza, la mayor parte de los hospitales han ido arrasados.

La ausencia de la UNRWA en estos trabajos es un hándicap que puede comprometer incluso la viabilidad del alto el fuego. El comisionado general de esta agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, Philippe Lazzarini, lo dijo muy claro y alto este viernes: la incapacidad de actuar en Gaza de la UNRWA “socavará” el acuerdo de alto el fuego y “saboteará” la reconstrucción en la Franja.

“En menos de dos semanas, entrará en vigor la legislación de la Knesset (el Parlamento israelí) para poner fin a las operaciones de la UNRWA en el territorio palestino ocupado. La implementación total sería catastrófica”, dijo Lazzarini.

El peso de Trump en la negociación

En la aceptación del acuerdo por las dos partes, ha sido clave la intermediación del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien tomará posesión de su cargo este lunes.

El aún presidente estadounidense, Joe Biden, se ha querido arrogar el éxito de la negociación de este último acuerdo de alto el fuego. Sin embargo, sus reiterados fracasos a la hora de convencer a Netanyahu para que aceptara la sucesión de propuestas formuladas en estos quince meses, dejan claro que Trump tuvo mucho más que decir en esta última etapa de contactos.

La cercanía del nuevo inquilino de la Casa Blanca a Netanyahu y su apuesta por poner un cortafuegos a un conflicto que ya se ha extendido al Líbano y Siria, y que ha involucrado incluso a Irán, evidencian que la mediación de Trump ha debido ser crucial para el acuerdo.

Sobre todo porque, tal y como reconoció este sábado Mohamed Abdulrahmán al Thani, primer ministro y titular de Exteriores de Catar, el principal país mediador, este acuerdo aceptado ahora es el mismo que se aceptó en primera instancia en diciembre de 2023 y que fue rechazado por Israel en el último momento. Al Thani subrayó que se habían perdido 13 meses y miles de vida para nada.

También las bases del alto el fuego ahora aceptado son muy similares a otra propuesta de alto el fuego lanzada por el propio Biden en mayo pasado que no llegó a ninguna parte pues fue también despreciada por Netanyahu en el último momento.

Queda claro que el factor definitivo para lograr esta tregua fue Trump y en concreto el que será su enviado especial a Oriente Medio, Steve Witkoff, con una línea de trabajo coordinada en parte con la Administración Biden, aunque ninguno de los presidentes quiera ahora reconocerlo.

La Casa Blanca ha indicado que le ha hecho llegar al equipo de Trump una hoja de ruta para Gaza, que contempla un único gobierno dirigido por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para la Franja y el otro territorio palestino, Cisjordania, supervisado por la comunidad internacional.

Sin embargo, conociendo a Trump, el optimismo de la Administración Biden para que el nuevo presidente siga esas directrices parece demasiado ingenuo. La ANP está enfrentada a Hamás, que, aunque ha sido diezmada y descabezada una y otra vez durante la guerra, no está claro que vaya a renunciar a su influencia en la Gaza de posguerra.

Semanas de incertidumbre por delante

Trump jurará su cargo este lunes y se espera que, además de Ucrania y China, otro punto de su atención en clave diplomática sea la guerra de Gaza. Pese a este importante gesto mediador, su cierre de filas con Netanyahu es total. Recientemente prometió “desatar un infierno en Oriente Medio” (en alusión a Hamás y sus aliados en Líbano e Irán) si no se llegaba a la paz en Gaza.

La principal incertidumbre reside en el alcance real del acuerdo. En Israel existe la sospecha de que Netanyahu haya acordado con los más radicales de su Gobierno el acatamiento del alto el fuego por el momento, para liberar al mayor número posible de rehenes y después continuar la guerra, frustrando la formación de esa Administración palestina de consenso para Gaza y Cisjordania.

Uno de los más radicales en el Gobierno israelí, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha reclamado que los ataques se reanuden en cuanto termina la primera fase de la tregua. El alto el fuego consta de tres fases, pero solo se ha detallado la primera. El resto deberían ser concretadas durante esta primera fase.

En el Gobierno de Netanyahu hay ministros extremistas, como Smotrich, que han apostado desde un principio por la anexión de la Franja y la expulsión de todos sus habitantes palestinos, además de completar la colonización ilegal de Cisjordania. Los “menos” radicales defienden que Gaza siga bajo control militar israelí, con el monitoreo de los habitantes palestinos.

El “gran Israel” cierne su sombra sobre el alto el fuego

Todos los pasos dados por Netanyahu desde el comienzo de la guerra de Gaza bosquejan una nueva estrategia geopolítica en Oriente Medio y refuerzan la construcción de ese “gran Israel” propugnado por la ultraderecha y los extremistas judíos en el Gobierno.

Esa ampliación ya es un hecho en el Líbano y Siria, con la creación de sendas zonas de seguridad controladas por Israel en las zonas fronterizas de estos países. Ahora queda ver si ese nuevo Israel permitirá una Gaza independiente, que finalmente sería reconocida como estado, o si apostará por la conversión de la Franja en un inmenso campo de concentración palestino o incluso por la recolonización por judíos de ese territorio.

Lo único que parece claro es que este alto el fuego es una etapa más del conflicto y no la solución definitiva del mismo. El ministro de Exteriores catarí fue muy directo: este acuerdo “es la última oportunidad para Gaza”.

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
País:
Región: Medio Oriente
Fuente: Público

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