Jersón, la peor derrota de Putin en Ucrania
En imagen del pasado 20 de mayo, vista aérea de la ciudad de Jersón, en medio de la acción militar rusa en Ucrania. Ayer el Kremlin ordenó la salida de sus tropas de un lado del río Dniéper.Foto Afp

El 9 de noviembre, el líder de las tropas rusas en Ucrania, Sergey Surovikin, anunció la evacuación por parte del ejército ruso de la orilla occidental del río Dniéper, incluida la ciudad de Jersón. Surovikin afirmó, con la connivencia del Ministro de Defensa, que la posición en esa zona era “insostenible” para las fuerzas rusas asegurando el establecimiento de una línea de frente a lo largo del río Dniéper para “evitar bajas innecesarias”. La retirada de Jersón supone un duro golpe para Moscú, más grave incluso que las últimas derrotas como la retirada de Jarkov de septiembre.

Jersón era la única capital de provincia ucraniana que habían conseguido conquistar los rusos desde la invasión del 24 de febrero. Además, solo hacía pocas semanas que había sido anexionada por Rusia, es decir, desde la óptica de Moscú, Jersón es territorio nacional ruso. Esto añade mayor dramatismo a la situación para el Kremlin ya que muestra que es incapaz de sostener su propio territorio. El varapalo para la narrativa rusa, en ese sentido, es brutal ya que la capital provincial solo se ha mantenido anexionada unas pocas semanas. La retirada es un golpe político de grandes dimensiones para Moscú.

Más allá de eso, esta retirada también se diferencia de la de Jarkov porque la zona ha sido escenario de duros combates desde hace meses. Es decir, el ejército ruso ha querido defender Jersón, al contrario que los enclaves de Kupiansk e Izium en septiembre. La capital provincial tenía un valor importante político, como ya hemos comentado, pero también estratégico ya que sin esta posición la toma de Nikolayev y Odesa queda prácticamente descartada, aunque sí hay que destacar que dicha operación era ya muy difícil. Con la toma de Jersón, el ejército ucraniano puede emplazar su artillería y sus HIMARS para golpear desde más de cerca las posiciones rusas en el terreno.

Esta operación de Moscú se produce en un momento crucial, justo después de las midterms cuando se especulaba con una gran victoria republicana que podría haber cortado los flujos de ayuda estadounidenses, vitales para el sostén militar ucraniano. Además, se están empezando a producir tensiones importantes entre Estados Unidos y Europa por la política anti-inflacionaria de Washington, mientras que la crisis energética arrecia en todo el territorio de la UE. En esencia, esta victoria ucraniana consigue que Occidente crea más en la victoria de Kiev e incluso aumente el suministro de ayuda, con envíos de sistemas antiaéreos que tanto necesita Ucrania para contrarrestar la masiva campaña de bombardeos rusos.

Podría pensarse que el sector duro ruso estaría indignado con esta retirada en Jersón, pero no es el caso. El líder checheno, Kadirov, y el jefe de los Wagner, Prigozhin, han respaldado la decisión de Surovikin. Esto nos podría hacer pensar que la decisión, militarmente hablando, tiene sentido. Ya que pone un obstáculo natural importante, el río Dniéper, como frente entre ambos bandos. Esto facilitaría la defensa de la zona, acortaría el frente, y por tanto se podrían desplegar más tropas en otros frentes que podrían ser vistos como más cruciales. Hay que recordar que se han movilizado 300.000 reservistas rusos, y se espera que estos participen en alguna operación ofensiva. Es cierto que el ejército ruso podría haber planteado una fuerte resistencia en Jersón, pero quizás en Moscú argumenten que el gasto de recursos y hombres sería inútil, prefiriendo reservarlos para otro momento. Además de seguir con la campaña de bombardeos sobre infraestructura crítica energética ucraniana y así aumentar el desgaste de cara al invierno. En definitiva, la retirada puede tener sentido desde el punto de vista militar, pero desde el político es un desastre.

Mientras tanto Kiev ha mantenido una posición más neutra de la esperada. Según el asesor de la oficina presidencial ucraniana “no hay señales de que Rusia se retire de Jersón sin luchar”, asegurando que sigue habiendo tropas en la ciudad y que incluso están llegando refuerzos. Puede que las autoridades ucranianas no canten victoria aún hasta que la bandera ucrania esté sobre Jersón. De momento, el ejército ruso se está retirando de las zonas próximas a la ciudad, y es esperable que la retirada sea mucho más ordenada que en Jarkov. Al parecer, según varios reportes, desde hacía semanas el ejército ruso estaba moviendo material a la otra orilla del Dniéper y hacía semanas que todos los civiles habían sido evacuados. A pesar de todo, la toma de Jersón es la mayor victoria para Kiev en toda la guerra.

¿Esto quiere decir que la paz está más cerca? No tiene por qué ser el caso, ambos bandos siguen manteniendo posiciones maximalistas, cuestión que aboca a que la lucha continue y que solo pueda haber diplomacia tras una victoria total de un bando, o el agotamiento. En ese sentido, habrá que observar  los acontecimientos de las próximas semanas; cómo se produce la retirada rusa de Jersón, si el ejército ucraniano va a seguir presionando, si la campaña aérea continúa y si el ejército ruso está preparando algo.

Por, Pablo del Amo

Coordinador de ‘Descifrando la guerra

Información adicional

Autor/a: Pablo del Amo
País: Ucrania
Región: Euroasia
Fuente: Asia

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