La OTAN resucita el eje del mal con Rusia, China, Corea del Norte e Irán, mientras ignora el genocidio palestino
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (d), asiste una reunión de jefes de Estado este jueves en el Centro de Convenciones Walter E. Washington en Washington. — Lenin Nolly / EFE

El mundo de bloques trazado por la OTAN en Washington demoniza a Rusia y China, azuza la tensión con Corea del Norte e Irán, e ignora el genocidio cometido por Israel en Gaza.

La cumbre que la OTAN celebró esta semana en Washington ha remachado la idea occidental de un mundo dividido en bloques que sitúa a Rusia y China en un nuevo “eje del mal” que incluye también a Corea del Norte, Irán y al eje de resistencia islámica aliado de Teherán. En esta visión internacional sesgada, Gaza y el genocidio cometido allí por Israel son ignorados por la geopolítica occidental.

La estrategia geopolítica surgida de los tres días de cumbre de la OTAN recupera esa idea del expresidente George W. Bush que llevó a las guerras de Afganistán e Irak: los “malos” se coaligan contra la democracia y las libertades de Occidente en un nuevo “eje del mal” que se extiende ahora desde Moscú a Pyongyang, pasando por Pekín y Teherán, además de las múltiples milicias “terroristas” marcadas por el islamismo radical en todo Oriente Medio.

En este recuento de malvados no figura Israel ni el genocidio que está causando este gran aliado de la OTAN en Gaza, donde ya se acercan a 39.000 los muertos palestinos, además de otros 10.000 desaparecidos entre las ruinas de las ciudades arrasadas por las bombas entregadas por EEUU al Ejército israelí.

Según la prestigiosa revista médica británica The Lancet, el número real de muertos, incluidos los desaparecidos entre los escombros y las muertes por desnutrición, enfermedad y la falta de condiciones higiénicas mínimas causadas por la guerra, podría alcanzar las 186.000 personas, es decir, casi el 8% de la población de Gaza, estimada en 2022 en 2,3 millones de habitantes.

Para la OTAN solo los rusos son genocidas

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tuvo la decencia de citar la crisis palestina en la cumbre celebrada para conmemorar el 75º aniversario de la OTAN. Lo hizo en el plenario de la cumbre y a puerta cerrada, cuando pidió la atención de Occidente al Sur Global y que no se practicara un doble juego con la política exterior de la OTAN.

“Si reclamamos que se respete el derecho internacional en Ucrania, también debemos reclamar que se respete en Gaza”, para que “no se nos pueda acusar de aplicar un doble rasero que debilitaría nuestro apoyo a Ucrania”, afirmó Sánchez. Una observación razonable, puesto que en el comunicado conjunto emitido al terminar la cumbre no se cita a Gaza ni una sola vez, mientras que Rusia aparece más de sesenta veces y China es reiteradamente aludida también.

Solo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había subrayado antes de que comenzara la cumbre la necesidad de evidenciar en ese foro “el fracaso de la sociedad internacional (y por tanto también de la OTAN) a la hora de parar a Israel” en la matanza que no cesa en Gaza.

El doble rasero de la OTAN

“Claramente es una hipocresía, un doble rasero”, dijo Numan Kurtulmus, presidente del Parlamento turco, en una entrevista en Washington. “Se trata de cierta clase de racismo, pues, si no se acepta a las víctimas palestinas como iguales a las víctimas ucranianas, significa que se quiere crear una especie de jerarquía dentro de la humanidad. Y eso es inaceptable”, agregó Kurtulmus, citado por The Washington Post.

En la cumbre de Washington, sin embargo, los 32 miembros de la OTAN, excepto Hungría, se volcaron totalmente con la Ucrania invadida por Rusia, le prometieron nuevos sistemas antimisiles Patriot, la llegada, por fin, de los aviones de combate F-16, comprometieron una ayuda de 40.000 millones de euros para 2025 e incluso defendieron como “irreversible” la posibilidad de que Kiev entre en el bloque militar occidental.

No parece, sin embargo, tan claro y despejado el proceso ucraniano de adhesión a la OTAN tal y como siguen las cosas en el frente de batalla, con Rusia encabezando la iniciativa militar, su industria bélica funcionando a pleno rendimiento y con las crecientes dudas (y rechazo) en ese Sur Global al aislamiento que Occidente impuso a Moscú por su invasión de Ucrania.

La cumbre de Washington fue una reunión de países occidentales para reclamar el pretendido derecho de Occidente a defender (e imponer) sus valores en todo el mundo y eso no acaba de gustar entre los países emergentes, ni en Latinoamérica ni en África y menos aún en Asia, objetivo primordial de EEUU, líder de la Alianza.

Por eso, entre los invitados de honor a la cumbre, por tercer año consecutivo, estaban los mandatarios de aquellos países considerados como aliados de Washington en el este de Asia, como Australia, Nueva Zelanda y, sobre todo, Corea del Sur y Japón.

El nuevo “eje del mal”

Esta coalición pro occidental permitió a los 32 designar como nuevos enemigos del bloque, alineados junto a Rusia, a países como China, Irán y Corea del Norte. En el caso de China, el tono utilizado en esta cumbre fue muy duro si se compara con anteriores cumbres de la OTAN. El gigante asiático ya no es un “desafío” económico con el que lidiar, ni siquiera un “competidor” que no respeta las bases impuestas por el comercio occidental.

Ahora, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, acusó directamente a China de “apuntalar la economía de guerra rusa” y así “facilitar el mayor conflicto reciente en Europa”, en referencia a la invasión de Ucrania. Así, la asociación estratégica entre Moscú y Pekín aparece como una de las mayores amenazas para Occidente, según el político noruego.

“China se ha convertido en un facilitador decisivo de la guerra de Rusia contra Ucrania a través de su asociación sin límites y su apoyo a la base industrial de defensa de Rusia”, dijo Stoltenberg. El responsable máximo de la OTAN se refirió a la transferencia a Rusia de materiales chinos de doble uso, como componentes electrónicos, elementos que podrían ser utilizados en la fabricación de armamento y determinadas materias primas.

China está “alimentando el mayor conflicto militar en Europa”, agregó Stoltenberg. El Gobierno chino respondió a estas acusaciones negando la transferencia de tecnologías de doble uso y acusando a la OTAN de volver a su estrategia de la guerra fría, con una “retórica beligerante” que divide al mundo en buenos y malos, dependiendo de que sirvan o no a los intereses de Washington y sus aliados.

Corea del Norte e Irán, los malísimos

Stoltenberg completó el club de miembros de ese nuevo “eje del mal” con otros dos “estados autoritarios”: Irán y Corea del Norte. Según la declaración final de la cumbre, ambos países “están alimentando la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania proporcionando apoyo militar directo a Rusia, en forma de munición y vehículos aéreos no tripulados, lo que afecta gravemente a la seguridad euroatlántica y socava el régimen de no proliferación global”.

En el caso de Irán, el país persa tiene además la marca indeleble de su apoyo a las milicias palestinas de Hamás, convertidas por EEUU y la Unión Europea en un grupo terrorista y cuya matanza de 1.200 israelíes del pasado 7 de octubre justificó ante Washington y Bruselas la invasión y destrucción de Gaza por Israel.

La declaración conjunta dedica un duro párrafo a Corea del Norte: “Condenamos enérgicamente las exportaciones de proyectiles de artillería y misiles balísticos de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), que violan numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y observamos con gran preocupación la profundización de los vínculos entre la RPDC y Rusia”.

Pyongyang no ha negado en ningún momento ese envío de armas a Rusia ni la posibilidad de que Moscú esté suministrándole alimentos y tecnología para fortalecer el programa atómico militar norcoreano, una preocupación principal para la seguridad de Extremo Oriente.

Washington y Seúl acuerdan usar la disuasión nuclear 

Para subrayar la amenaza norcoreana y aprovechando el marco de la cumbre, los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, firmaron este jueves unas directrices sobre disuasión nuclear, “creíble y eficaz”, destinadas a contrarrestar los avances militares del régimen norcoreano. El nuevo compromiso de “disuasión extendida” aparece “respaldado por todo el espectro de capacidades estadounidenses, incluida la nuclear” y pretende asegurar “una respuesta rápida, abrumadora y decisiva” a un eventual ataque norcoreano con armas atómicas.

Esta es la primera vez que se recoge por escrito en un acuerdo la posibilidad de que EEUU use su armamento atómico para responder a una amenaza nuclear de Corea del Norte. Kim Tae-hyo, asesor de Seguridad Nacional surcoreano, remarcó que la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur pasaba así de basarse en fuerzas convencionales a convertirse en “una alianza de base nuclear”.

Un aviso a Rusia

El acuerdo entre Estados Unidos y Corea del Sur pretende ser también un aviso directo a Rusia, cuyo presidente, Vladímir Putin, visitó Corea del Norte el pasado mes de junio y firmó con el líder norcoreano, Kim Jong-un, un tratado de asociación estratégica y apoyo militar mutuo en caso de guerra.

Tanto EEUU como Corea del Sur han denunciado el envío de municiones norcoreanas a Rusia para ser utilizadas en Ucrania. En junio, tras la visita de Putin al Norte, otro asesor surcoreano de Seguridad Nacional, Chang Ho-jin, advirtió de que Corea del Sur podría contemplar, en respuesta, el envío de armas a Ucrania.

La alianza ruso-norcoreana firmada en junio da un giro notable al equilibrio de fuerzas en Asia. El hecho de que no fuera denunciada por China, aliada de Pyongyang, subraya de facto el beneplácito de Pekín. Esa alianza refuerza en realidad el pacto implícito ruso-chino de asistencia mutua también en caso de guerra.No es baladí el interés de la OTAN en el este de Asia y en fortalecer sus lazos con japoneses y surcoreanos. Si hay un lugar del planeta donde podría desatarse una conflagración mundial, quizá en torno al apoyo estadounidense a la independencia taiwanesa de China, ese sitio sería Extremo Oriente.

12/07/2024

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
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Fuente: Público

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