Los países europeos envían los primeros cazas a Ucrania y ultiman la compra común y urgente de munición
Soldados ucranianos en el frente de Bajmut, a 17 de marzo de 2023. — MARIA SENOVILLA / efe/epa

Los ministros de Exteriores y Defensa se reúnen el lunes en Bruselas para ampliar los fondos destinados a financiar la guerra. En paralelo, el presidente chino visita Moscú para acercar la paz.

La guerra que se está librando en Ucrania es ya una guerra de munición. Rusia dispara cada día tres veces más proyectiles que Kiev. Por ello, se ha instalado entre los europeos una obsesión de acelerar la producción y el envío de munición a las filas que dirige Volodimir Zelenski.

Los 27 debaten desde hace semanas diferentes vías para poner en marcha un plan que acelere las entregas de balas e inyecte a la industria armamentística fondos para aumentar la producción. Pero la hoja de ruta propuesta que Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, dibujó hace unos días en Suecia ha quedado descafeinada por los recelos de los países, especialmente de Alemania, de proteger sus propias industrias.

Hasta 54 ministros europeos se dan cita el lunes en la capital comunitaria, en el formato que la jerga europea se denominado jumbo, para pasar revista al estado de la donación de material bélico a Ucrania. E impulsarla. El plato estrella del encuentro que mantendrán los representantes de Asuntos Exteriores y de Defensa es cerrar un acuerdo político para poner en marcha un plan de tres patas cuyo denominador común es acelerar la entrega y la producción de munición.

La primera vértebra es la del corto plazo: que los Estados miembros entreguen de forma inmediata la munición que tienen en sus stocks —no todos los países europeos envían armas a Ucrania; no lo hacen, por ejemplo, Hungría ni Austria—. Bruselas contempla destinar mil millones de euros, que emanan del Fondo Europeo para la Paz, para financiar a las capitales con este fin.

La idea original era reembolsar a los países el 90% del gasto total, pero la horquilla ya se ha reducido a un 50 o 60%.

La segunda arteria, que ha acaparado los titulares de prensa en los últimos tiempos, es una compra conjunta de munición. Al estilo de lo que la Comisión Europea hizo con las vacunas durante la pandemia. Para este fin se destinarán otros mil millones de euros. La idea inicial del plan de Borrell era que esta compra de armas —la primera mancomunada en la historia del proyecto europeo— se canalizase y coordinase a través de la Agencia Europea de Defensa. Pero la resistencia alemana ha trastocado los planes.

El motor germano ya ha iniciado los contactos con su industria. Y está dispuesto a que otros se unan bajo su liderazgo. Esta es también una carrera para blindar los intereses nacionales. Quince empresas de 11 Estados miembros, entre ellos España, tienen capacidad de producir munición. Y todas quieren su parte del pastel. Así, en un traje hecho a medida, el plan definitivo, que los 27 embajadores están llamados a cerrar el domingo, abre la puerta a que al menos tres países puedan unirse para negociar con la industria bajo este mecanismo europeo.

Cabos sueltos

Los flecos sueltos no son pocos. Ucrania califica esta línea de acción como insuficiente. Los mil millones están lejos de los 4.000 que cuantifica y pide Estonia. Kiev estima que necesita 350.000 proyectiles al mes para emprender la contraofensiva contra Rusia, pero los europeos no tienen un cálculo de cuántos será capaz de enviar. Ni qué tipos de proyectiles de 155 mm serían los más idóneos.

La falta de experiencia bélica en la UE, un proyecto de paz que había celebrado 30 años de apuesta por la diplomacia y libre de guerras, deja ejércitos poco preparados, reservas de almacenamiento en pañales, itinerarios sobre el estado de las armas obsoletos. Y todo ello está dando a una suerte de improvisación a contrarreloj para atender las necesidades urgentes que les llegan desde Kiev.

También el calendario juega en contra. Los primeros pedidos no llegarían hasta finales de mayo, en el escenario más optimista. Mientras que la media de entregas por parte de la industria se prolonga una media de un año. Por último, las capitales europeas también cuentan con discrepancias sobre si limitar esta herramienta a las compañías europeas o abrirla a países terceros. El último pilar del plan pasa, precisamente, por impulsar la producción de armas en suelo europeo para no solo invertir más, sino mejor y evitar duplicidades.

En 13 meses de guerra a sus puertas orientales, la UE ha destinado 8.000 millones de euros a la financiación de armamento bajo el Fondo Europeo para la Paz. España aporta el 8,48% de este total. La guerra en Ucrania ha supuesto en este aspecto un giro de 180 grados. Antes del 24 de febrero de 2022, día del inicio de la invasión rusa, el proyecto europeo no había destinado ni un euro a financiar el traslado de armamento a un país en guerra.

Otra de las cuestiones clave del doble encuentro del lunes será ampliar, una vez más, este mecanismo en otros 3.500 millones de euros.

Sobre el terreno: cazas y asfixia en Bajmut

La cita se produce poco después de que Polonia y Eslovaquia hayan anunciado los primeros envíos de cazas a Ucrania. Los países siempre habían mantenido que tomarían una decisión de tal envergadura en coordinación con sus aliados de la OTAN. Pero ante la negativa de la mayoría de ellos, los Estados del este, los más halcones, han movido ficha de forma individual para proporcionar los cazabombarderos MIG-29, de fabricación soviética.

Es un movimiento que pone presión sobre el resto de países para que hagan lo propio. Pero Estados Unidos sigue reacio a liberar sus modernos F-16 y a España tampoco le seduce la idea de enviar sus Eurofighter. No obstante, todo hace prever que resuelto el nudo de la munición, el debate sobre el envío de armas desde Occidente hacia Ucrania pondrá el foco en los aviones de combate.

Sobre el terreno, la batalla más feroz se está librando en la ciudad de Bajmut, donde los ucranianos están acusando muchas bajas. Los medios estadounidenses recogen que la Administración de Joe Biden estaría molesta con la cabezonería de Zelenski de no retirarse y apostar por mantener el pulso a pesar de la grandes bajas de personal y material.

Por último, mientras los europeos se reúnen en Bruselas, el presidente chino, Xi Jinping, visita Rusia. En la capital comunitaria este encuentro se sigue con mucha expectación. La delegación china ha informado a la europea de sus intenciones de utilizar el encuentro para impulsar la paz. Pero en la UE solo respaldan el plan de paz de Zelenski, mientras que desecha el presentado hace unas semanas por Pekín.

“El chino no es un acuerdo de paz, ni siquiera ellos lo llaman así. Es un papel de 12 puntos. Algunos principios están bien y otros, no. En una guerra de agresión la paz no es a cualquier precio, el territorio debe ser liberado y hay principios básicos que no podemos olvidar”, analizan altas fuentes europeas.

Por, María G. Zornoza@MariaGZornoza

Información adicional

Autor/a: María G. Zornoza
País:
Región: Europa
Fuente: Público

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