La repulsa mutua entre Putin y Zelenski aleja un pacto bilateral en Ucrania y desafía la voluntad de Trump para imponer una tregua y lograr la solución de la crisis.
30/01/2025. A la espera de que el presidente estadounidense, Donald Trump, presente sus tantas veces anunciado plan para acabar inmediatamente con la guerra de Ucrania, los dos líderes contendientes, el ruso Vladímir Putin y el ucraniano Volodímir Zelenski apuestan por prolongar la confrontación, incapaces de vislumbrar un acuerdo de mínimos y con la repulsa mutua como primer escollo ante una eventual negociación.
Ninguno de los dos presidentes eslavos está dispuesto a sentarse frente al otro en una mesa de negociaciones. Putin acusa a Zelenski de ser un líder ilegítimo, por no haber sido revalidado electoralmente el año pasado y el mandatario ucraniano califica al jefe de Estado ruso de “tramposo” y “cobarde” a la hora de sentarse a negociar.
Lo cierto es que las posiciones de ambos países ante una posible apertura de un proceso negociador son radicales, como lo es la postura de los aliados europeos de Ucrania, contrarios a cualquier cesión ucraniana, aunque la guerra ya la esté perdiendo Kiev. Solo Trump urge por abrir esa puerta de un armisticio, pero bajo la bandera de los intereses estadounidenses y sin una hoja de ruta definida que permita arrancar ya el proceso hacia un alto el fuego.
En sus primeros días de mandato, el presidente estadounidense ha sido capaz de amenazar a Colombia, México, Canadá, Panamá o China, entre otros. Incluso ha abierto una brecha en el seno de la OTAN con su sugerencia de anexionarse Groenlandia y desafiar militarmente a Dinamarca, socio en la Alianza. Francia, al igual que hizo con Ucrania, ha propuesto enviar a Groenlandia tropas europeas para ¡afrontar una eventual invasión de sus aliados estadounidenses!
La sorpresa y satisfacción rusas deben ser colosales en estos momentos. Pero sobre todo porque en lo que se refiere a Ucrania, las primeras gestiones de Trump son imperceptibles. Ha amagado unas amenazas comerciales inconsistentes a Rusia, de las que se ha reído el Kremlin, y ha empezado a dejar sin ayuda humanitaria a Ucrania, donde reclaman al mandatario estadounidense una decisión más coherente con el apoyo prestado desde que estallara la guerra hace casi tres años.
Putin quiere que hablen las superpotencias
Sabedor de que el proceso de paz, si llega, será largo y cambiará todos los paradigmas de seguridad en Europa, Putin apuesta por reforzarse, incluso alargando la guerra, y abrir un camino de diálogo solo con Estados Unidos, cara a cara entre superpotencias, con Trump antes que nadie y negando a Zelenski siquiera la posibilidad de sentarse a la mesa de negociaciones.
Putin parte con la ventaja de que Rusia lleva la iniciativa en el campo de batalla, donde se suceden una tras otra las victorias militares rusas. La caída en las últimas jornadas de las localidades de Chasiv Yar y Velika Novosilka, dos de los últimos bastiones ucranianos en Donetsk, da a Moscú una ventaja significativa en esta región del este de Ucrania, casi completamente en poder de los rusos. El Kremlin toma así cada día que pasa mejores posiciones para negociar.
Este martes, el líder ruso volvió a renegar de Zelenski como interlocutor en unas negociaciones de paz. Putin incidió en que el presidente ucraniano no revalidó su mandato, concluido en mayo de 2024, en unas elecciones, algo complicado si se tiene en cuenta que Ucrania estaba en medio de una guerra, con una quinta parte de su territorio ocupado por los rusos.
Este detalle es insignificante para Putin, quien insistió en que la Constitución ucraniana no permite al presidente permanecer en el poder sin revalidar en las urnas su mandato, incluso aunque esté vigente la ley marcial en el país.
“Negociar se puede con cualquiera, pero debido a su ilegitimidad, (Zelenski) no tiene derecho a firmar nada“, aseveró Putin en una entrevista con la televisión estatal rusa. Según el líder ruso, “no puede haber un solo error” en las negociaciones, pues está en juego la seguridad futura de Ucrania y Rusia.
Recordó además que el propio Zelenski firmó un decreto en el que prohibía la negociación con Putin, como responsable primero de la invasión, y ahora, dada esa “ilegitimidad”, tampoco puede derogar esta orden.
Trump empieza sus recortes de la ayuda a Ucrania
En una respuesta a Putin en su cuenta de X, el presidente ucraniano acusó a su homólogo ruso de “hacer todo lo posible para prolongar la guerra” y de “tener miedo a las negociaciones” y a los líderes fuertes, en referencia a Trump.
“Todos los movimientos que hace (Putin) y sus trampas cínicas buscan hacer interminable esta guerra“, indicó Zelenski.
Lanzó en este sentido un llamamiento a Trump para que no reduzca o termine con el apoyo estadounidense a Ucrania. “Putin tiene el potencial necesario para socavar la estabilidad global, pero es demasiado débil para soportar la presión de líderes fuertes”, dijo.
Los temores de Zelenski no son baladíes. Ahí está ya la orden de Trump de congelar durante tres meses la ayuda internacional estadounidense. Esta acción afecta de forma especial a Ucrania, con el bloqueo de un buen número de programas médicos, educativos y de desarrollo agrícola, entre otros.
La propia USAID, la agencia estadounidense de ayuda al desarrollo, confirmó que todos sus proyectos ucranianos habían dejado de percibir fondos. Esta situación no tiene que ver con el suministro de armas, pero sí puede contribuir a elevar el malestar de una población ya cansada con estos casi tres años de guerra, además de enrarecer mucho los contactos entre el Gobierno ucraniano y la Casa Blanca.
Zelenski pide restablecer la cohesión aliada contra Rusia
Por eso, Zelenski llamó a la unidad en la lucha contra Rusia, en referencia a la cohesión necesaria entre EEUU y Europa ante Moscú. Desde que llegó al poder el 20 de enero, Trump ha mostrado mucha desconfianza en sus aliados europeos, empezando por su menor contribución al funcionamiento de la OTAN, cuyo futuro podría estar en riesgo si Washington reduce sus aportaciones y Europa no es capaz de compensar esa diferencia.
Las amenazas sobre Groenlandia, que en Europa ya nadie considera como una broma del estridente Trump, han terminado por arruinar la cohesión que el anterior presidente de EEUU, Joe Biden, había logrado en torno al liderazgo de Washington, no solo en Europa, sino también en Asia contra China. Ahora Pekín se aprovecha de este caos occidental para lanzar torpedos tecnológicos ante los que ni Europa ni EEUU son capaces de reaccionar.
Para Zelenski, una negociación por la paz de Ucrania debe contar en este sentido con una destacada participación europea, elemento que no parecen contemplar ni los rusos ni los propios estadounidenses.
Ante la diferencia entre ser recordado como otro país exsoviético derrotado por la antigua metrópoli y la posibilidad de ocupar un lugar eminente en la nueva Europa, Zelenski reclama la asistencia europea en el eventual proceso de paz, aunque considere el apoyo estadounidense imprescindible.
El líder ucraniano quiere que la inevitable pérdida de territorio ante Rusia sea compensada por una imparable integración en Europa. Si no militarmente en la OTAN, sí al menos en las estructuras económicas, políticas y de seguridad de la Unión Europea, de forma que el futuro ejército paneuropeo tenga al ucraniano como punta de lanza, con un peso determinante en todo el continente.
La amenaza de una nueva invasión rusa a gran escala
En sus declaraciones contra Putin, Zelenski añadió un detalle que podría causar mucha preocupación no solo en Ucrania sino también en Europa, si finalmente son los países europeos quienes han de cargar con la mayor parte del peso económico y militar del apoyo a Kiev.
Según Zelenski, Putin “se prepara para una nueva invasión a gran escala”, lo que podría explicar también las reticencias del Kremlin a abrir un canal de diálogo en estos momentos. Los avances bélicos rusos, que se han intensificado en los últimos meses, podrían vaticinar una gran ofensiva en ciernes, pero no tanto como una invasión en nuevos frentes.
Además de tomar Chasiv Yar y Velika Novosilka, y reforzar su avance hacia el noroeste de Donetsk, las tropas rusas capturaron otra aldea, Dvorichna, en la vecina región de Járkov, adentrándose más en territorio ucraniano. También en la región rusa de Kursk, parcialmente invadida en verano por una oleada de tropas ucranianas, el ejército del Kremlin está completando su reconquista y quitándole así a Kiev una importantísima baza para negociar.
Trump decide… si le dejan los rusos
En esta situación, Moscú se toma las cosas con más calma que Kiev, cuya resistencia va a ser puesta a prueba en los próximos meses, no solo en el campo de batalla, sino en la lealtad real que los aliados occidentales van a deparar a Ucrania.
Todo parece depender de Trump, con quien “no han comenzado” los contactos bilaterales ruso-estadounidenses, salvo a nivel de embajadas, según indicó el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Riabkov.
Antes de jurar el pasado 20 de enero como presidente de Estados Unidos, Trump, repetía una y otra vez que concluiría la guerra en 24 horas. Después, su Gabinete se vio obligado a precisar que eso se podría hacer en cien días, poco más de tres meses.
Pocos ya se creen las palabras de Trump, pero en sus últimas declaraciones, el presidente ruso dio esta semana un espaldarazo a esa posibilidad. Según Putin, la lucha en Ucrania se terminaría rápido, incluso en un plazo menor al que vaticina la Administración Trump, si, claro está, Occidente corta su apoyo a Kiev.
Los combates se acabarían “si el dinero y, en un sentido más amplio, las balas dejaran de fluir. Todo terminaría en un mes y medio o dos“, dijo asertivo Putin. El mensaje era claro: La decisión está en manos de Trump, pero se verá amenazada por la velocidad con la que se amplíe la brecha creciente entre Estados Unidos y Europa. Entretanto, Rusia no detendrá su tenaz avance hacia el oeste.
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