El despliegue militar de EEUU ante la crisis de Israel e Irán
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) participa en un ejercicio militar en un lugar no revelado, como parte de un ejercicio militar de cinco días en tres provincias alrededor de la planta de energía nuclear de Bushehr, a 23 de diciembre de 2021, en Irán. Foto: IRGC / dpa

El 7 de abril, un infame submarino de misiles guiados de EEUU, capaz de transportar hasta 154 misiles Tomahawk y alcanzar objetivos a una distancia de hasta 2.500 kilómetros, -el mismo que fue utilizado en los ataques a Irak y Siria-, cruzó el Canal de Suez, rumbo al Golfo Pérsico, para “garantizar la seguridad y la estabilidad marítima regional”, alega el comandante Timothy Hawkins, portavoz de la Quinta Flota de EEUU con sede en Bahréin.

El 25 de marzo, las fuerzas de Irán en Siria, en respuesta a un ataque de EEUU y el asesinato de una veintena de sus efectivos, habían matado a un contratista estadounidense hiriendo a varios en el noreste de ese país. Ahora, Washington afirma tener información de que el régimen islámico planea atacar con aviones no tripulados a los buques mercantes israelíes en el Golfo Pérsico y el Mar Arábigo, por lo que así pretende disuadirlo.

Se trata del segundo gran movimiento militar de EEUU en la región en lo que va de año: en enero, EEUU e Israel lanzaron los ejercicios militares conjuntos más grandes de su historia, los “Juniper Oak”, simulando ataques de largo alcance contra las instalaciones nucleares de Irán, con la participación del portaaviones George H.W. Bush y su flota de ataque, una docena de buques de guerra, 140 aviones de combate (incluidos aviones cisterna de reabastecimiento de combustible), bombarderos con capacidad nuclear y miles de efectivos.

Pero, el Pentágono tiene, al menos, otras tres “razones”:

– La situación interna de Israel y su entorno: El primer ministro Benjamín Netanyahu, -que ya no es ni la sombra de aquel malabarista político, capaz de manipular a todo el mundo y salir victorioso-, está cometiendo error tras error, generando pánico tanto en el establishment israelí como al de EEUU, que han llegado a hablar del peligro de una “guerra civil”, o de un “estado fallido” en el principal bastión de la superpotencia occidental en la región:

A) No previó la reacción de cientos de miles de israelíes contra las medidas que convertirían el país en un Estado teocrático totalitario judío gobernado por los rabinos (algo parecido al Estado Islámico de Irán de los ayatolás). Los ultras judíos han propuesto encarcelar a los cristianos que entablen conversaciones propagandísticas con los judíos, molestando a la comunidad evangélica estadounidense, firme apoyo de Israel.

B) No evaluar las consecuencias de lanzar a sus fuerzas de seguridad a la mezquita Al Aqsa, con miles de fieles palestinos rezando, el 4 de abril. Arrestó a cerca de 400 de fieles después de golpear severamente a hombres y mujeres que rezaban en el interior. Dos días después, para su sorpresa, y por primera vez, el ataque a los palestinos tuvo una respuesta fuera de Gaza, y además de forma coordinada entre la Franja, Líbano y Siria: cayó sobre el norte de Israel una lluvia de cohetes y morteros, aunque gracias a la Cúpula de Hierro, solo hubo algunos heridos. La respuesta de Israel fue bombardear las tierras agrícolas del sur del Líbano, y la Franja de Gaza (viviendas y el Hospital Infantil Al-Durrah), con un especial cuidado de no dejar víctimas mortales. Que Netanyahu no ordenase una masacre de palestinos como de costumbre, sin duda ha sido por las presiones de la Casa Blanca, que temía una implicación directa de los países de la zona y, por ende, una guerra descontrolada, cuando “no es el momento”. En el levantamiento popular israelí contra su gobierno, han participado no solo los judíos religiosos y seculares, empresarios e intelectuales sino también altos militares israelíes, lo cual podría comprometer la preparación militar de Israel, cuando EEUU le necesite.

C) Cesar a su ministro de Defensa Yoav Gallant, por criticar al gobierno. ¿Es capaz Netanyahu de poner sus intereses personales por encima de la seguridad nacional? ¡Pues sí! Aunque un día después del aumento de la tensión bélica con los países vecinos, Netanyahu tuvo que pedirle que vuelva.

Ahora, ni posponer la polémica reforma judicial ha calmado los ánimos de los israelíes. Lo cual convierte a Netanyahu en un ser más peligroso que nunca, en parte por las presiones que está recibiendo por su “respuesta tibia” a los ataques a Israel desde fuera: EEUU teme que sea capaz de lanzar un ataque sobre Irán con tal de desviar la opinión pública de su caída en la absoluta desgracia. Biden, que cuatro meses después de la designación de Netanyahu como primer ministro, aun no le ha invitado a la Casa Blanca, rompiendo una tradición establecida con su pequeño aliado, estaría dispuesto a negociar, para impedir la caída de Israel al precipicio: tú proporcionas armas a Kiev (por ejemplo, misiles guiados antitanque Spike, o los tierra-aire Spyder y Barak-8/MX), oponiéndote a Rusia (país con el que Israel comparte profundos intereses), y yo te respaldaré, primero en expulsar a las fuerzas de los ayatolás de Siria, y luego desmantelar la industria nuclear de Irán. La campaña de la OTAN en señalar a los ayatolás como el “cómplice de los crímenes de Rusia en Ucrania” por proporcionarle drones, sirve de preparar la opinión publica para tal hazaña. Lo cual, demuestra también que EEUU da prioridad al apoyo israelí a Ucrania que desmontar el “equilibro” de las fuerzas en Siria, donde bajo el pretexto de que “protegemos al país de la reaparición de Daesh” haciendo de bombero pirómano, ha instalado una veintena de bases militares. Aunque Israel también puede “hacer de Turquía”, vender armas a Ucrania mientras toma café Vladimir Putin.

El ex jefe de seguridad nacional de Israel Yaakov Amidror advierte que Tel Aviv puede atacar a Irán sin la ayuda de EEUU, y que la posibilidad de una guerra, debido a los acontecimientos globales (entre ellos, el golpe de la reapertura diplomática entre Arabia e Irán, que compromete el laureado Acuerdo Abraham) es mayor que nunca.

– Los acontecimientos internos de Irán: EEUU no ha podido formar una alternativa viable para Irán en caso de la caída del régimen islámico. Los planes de Reza Pahlavi de colar su proyecto de resucitar la monarquía, pero esta vez, “tipo España” han frustrado. Los iraníes quieren una república, secular, democrática y federal, y no habrá paz y estabilidad en Irán si no lo consiguen. Washington es consciente de que los tienen el mismo interés, y por el mismo motivo que Israel, en una “mini guerra controlada”, pensando que así se sofocarían la crisis interna.

– Desmentir a quienes afirman que “EEUU ha abandonado a Oriente Próximo a beneficio de China”, en víspera de las elecciones de 2024. Washington cuenta con decenas de miles de soldados en esta región, equipados con las armas más letales. El Pentágono, de paso, está realizando unas maniobras sin precedentes desde Filipinas contra China, con 17.500 soldados. La marcha de Rodrigo Duterte, demonizado por la prensa occidental, y toma del poder por Ferdinand Marcos Jr. en junio pasado, ha significado para EEUU disponer de tres bases militares apuntando al país de Mao Zedong.

La visita del presidente Xi Jiping a Arabia saudí, y después hacer de celestina entre Riad y Teherán y encima “casarles” en el propio suelo chino, ha producido un shock en la Casa Blanca. El director de la CIA Joseph Burns visitó Arabia, el 6 de abril, y expresó públicamente su “frustración” por su acercamiento a Teherán (que no coinciden con la declaración del portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, que había dicho que Arabia Saudí mantuvo informado a EEUU sobre las conversaciones con Irán). A ello se suma la decisión de los Salman de reducir la oferta de crudo a partir de mayo y hasta finales de 2023, con el fin de subir los precios, lo cual podría aumentar el riesgo de recesión en EEUU, perjudicando la campaña electoral de Joe Biden para la reelección.

Por el momento, EEUU no quiere una guerra con Irán: a) beneficiaría a Rusia en Ucrania, y b) podría provocar la caída del agotado estado islámico clerical-militares, cuyo petróleo está sustituyendo al fuel sancionado ruso, y por ende, la continuidad de la propia guerra de la OTAN contra Rusia en el suelo ucraniano.

En este loco escenario, sólo se vislumbra el humo de más guerras, ante la inquietante ausencia planeada de un masivo movimiento antimilitarista.

Información adicional

Autor/a: Nazanín Armanian
País: Estados Unidos
Región: Norteamérica
Fuente: Público

Leave a Reply

Your email address will not be published.