El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) se encuentra en fase de diagnóstico ciudadano, según manifestación del director de Planeación Distrital “para identificar en conjunto con los diferentes sectores, problemáticas territoriales y sus posibles soluciones. El diagnóstico ciudadano servirá para fortalecer el diagnóstico técnico existente sobre el territorio”; afirmaciones que dejan múltiples inquietudes relacionadas con la participación ciudadana, el urbanismo, el desarrollo, el interés general, y otros nuevos conceptos de esta administración como “transformación de los territorios, donde las normas que se adoptan sean mucho más resilientes y cercanas a esas realidades de como avanza el crecimiento, no solo urbano, sino también económico y social”. Conceptos estos, que de acuerdo con la experiencia práctica e histórica, muy poco o nada han contribuido en el pasado con el mejoramiento de las condiciones naturales y sociales que requieren el territorio y la población que en él habitan.
Para dicho funcionario lo importante es la parte técnica-urbanística en el ordenamiento del territorio con claro favorecimiento al sector de la construcción que desde hace más de tres décadas, conjuntamente con otros sectores gremiales, direccionan el crecimiento de la ciudad en un claro desconocimiento de las normas superiores y en especial de la voz ciudadana a través de las diferentes formas de participación consagradas en la Constitución y en la ley.
El territorio de la ciudad –tanto en su área urbana como rural– no puede manejarse como una ciudad de hierro. Ordenar el territorio es una labor compleja que requiere una articulación con el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y en la parte medio ambiental, ceñirse a las limitaciones naturales para permitir, preservar y recuperar, por ejemplo, el parque natural Nacional Los Farallones que con su gran biodiversidad lo convierte en territorio privilegiado para la vida humana y, con La Reserva Forestal Protectora Nacional de los Ríos Cali y Meléndez en trámite de expedición de la resolución de inscripción; se espera plasmar una visión clara sobre el futuro ambiental, económico, social, urbanístico de la ciudad, en un marco de sostenibilidad ambiental con la protección del recurso hídrico especialmente en una ciudad que como Cali tiene siete ríos que nacen en dicho lugar.
¿Cómo pretender transformar la ciudad y su territorio sin escuchar y aceptar la nueva visión de ciudad que tienen los ciudadanos y sin anteponer al ser humano, a las personas, que son el fin del ordenamiento territorial y del urbanismo? La gentrificación, como eufemismo del desplazamiento de los habitantes y desarraigo de sus territorios para construir edificios con unidades habitacionales costosas y a precios inalcanzables para quienes fueron los propietarios del territorio, constituye uno de los problemas globales derivados de la renovación urbana que con el aumento de la propiedad raíz han creado una burbuja inmobiliaria que las autoridades se niegan reconocer y que en un futuro puede generar un colapso económico.
Afirma el director de Planeación que “se presenta un conflicto gigantesco de usos del suelo en el territorio, ha crecido mucho el tema de restaurantes o bares y el reglamento no previó o no permite hoy ese desarrollo de manera armónica”. “La ralentización de crecimiento de la ciudad está asociada a la activación de usos de suelo de manera descontrolada”.
Este crecimiento anárquico es producto de la política urbanística de anteriores administraciones, plasmada en los dos POTs que ha tenido la ciudad y, en los planes de desarrollo desde la década de los años 90 en los que se tuvo como visión de Cali convertirla en ciudad de servicios y capital de la cuenca del Pacífico, desatendiendo la necesidad de desarrollar la industria como factor principal del crecimiento y desarrollo de la economía de la ciudad
La administración desconoce una realidad derivada del afán desmedido de la construcción de viviendas, oficinas, edificios, casas de recreo, centros comerciales, hoteles; irrespetando el paisaje, el medio ambiente, el recurso hídrico y causantes del caos urbanístico y de movilidad, del deterioro en la prestación de los servicios públicos domiciliarios y de la contaminación en todas sus expresiones y manifestaciones, étcetera.
Dicho afán constructor, desbordado en las principales ciudades, estaría limitado con la Resolución del Ministerio del Medio Ambiente próxima a salir “Por medio de la cual se integran la Reserva Forestal Protectora Nacional Río Cali y la Reserva Forestal Protectora Nacional Río Meléndez, se formaliza en el Registro Único Nacional de Áreas Protegidas -Runap- y se toman otras determinaciones”. La cual tiene, entre otros objetivos, la conservación del “Sistema de red hídrica superficial constituida por 455 nacimientos de agua, 15 quebradas y siete ríos principales, sustentada por los ecosistemas naturales y agroecosistemas con manejo sostenible“, y para “Garantizar la conservación de los paisajes social y ambientalmente sostenibles como fundamento para la permanencia de la valoración social de la naturaleza, permitiendo impulsar y fortalecer actividades como el turismo de naturaleza, en especial de aves, la investigación científica y la educación ambiental, en la vertiente oriental de la Cordillera Occidental del municipio de Santiago de Cali”; con un régimen de usos del suelo limitado por la prioridad de proteger la biodiversidad y el recurso hídrico como base de la existencia humana.
Los caleños que no hacen parte de las cúpulas del poder político, económico, social, cultural, deben asumir sus deberes como ciudadanos en la construcción del POT, para que las decisiones y lineamientos de la COP16 con la defensa, recuperación y protección de la biodiversidad, sean realidad en el área rural y urbana del distrito de Cali.
El nuevo POT no debe ser un farragoso y extenso documento, entendible solo para los legos en arquitectura, urbanismo, constructores y urbanizadores; basado en diagnósticos de un pequeño grupo de personas, con observaciones importantes pero que no representan a todos los caleños. Sí debe responder al sentir, a las necesidades de los que habitan el territorio, que tenga en cuenta las verdaderas causas que generan los problemas urbanísticos sin convertir el territorio en el moderno “botin de guerra” del cual se apropian ciertos grupos económicos, desplazando a los propietarios y poseedores e imponiéndole a la ciudad las normas de construcción y con ello aumentando el desequilibrio en la ecuación costo-beneficio en favor del sector de los constructores, urbanizadores, terratenientes y negociantes de tierras. Y dejando a la ciudad y a sus habitantes los mayores costos económicos, sociales, ambientales, culturales, paisajísticos, con destrucción de la mayoría de su patrimonio natural, arquitectónico cultural e histórico, con lo cual se continúa borrando la memoria de una ciudad que no encuentra sus raíces en medio de la anarquía y el caos en la que han convertido la otrora sultana del Valle y sucursal del cielo.
La actualización del POT, sin contar con la participación efectiva de los ciudadanos en su diseño, estructuración, conformación, discusión, etcétera, no constituye más que un ejercicio formal que poco o nada tiene que ver con la realidad urbanística en el distrito de Cali, desarticulado de varios ejes del PND como son el agua y la seguridad alimentaria; e igualmente desarticulado de normativas internacionales relacionadas con la protección de la biodiversidad no obstante que la mayor superficie del territorio –75 por ciento– corresponde al área rural con la riqueza hídrica y de la biodiversidad, la cual ha sido enfocada principalmente como eco-turística sin el rigor necesario para su preservación invadiendo áreas de reserva y destruyendo bosques secos tropicales.
En todo esto, ni siquiera la vivienda de interés social y prioritaria en las zonas rurales ha sido objeto de atención, desconociendo la normatividad en subsidios para este sector, con lo cual las personas del campo y de otros municipios, atraídos por los subsidios en Cali y posibilidades de labores informales, se desplaza a la parte urbana logrando vivienda de interés prioritario y de interés social.
En el momento en que se reformula el nuevo POT, se presentan grandes inundaciones en varios sectores de la ciudad y deslizamientos de tierra en la zona de ladera como consecuencia de la planificación de la ciudad en función del sector de la construcción y, además, como resultado de su crecimiento espontáneo estimulado con el aumento inusitado de la población y la inoperancia de las autoridades en la ejecución de las obras necesarias e indispensables para mitigar los daños y superar las calamidades a las cuales han estado expuestos la ciudad y sus habitantes.
El POT debe formularse teniendo como propósito la vida y el agua, como lo señala el PND 2022-2026, y lo demanda la realidad urbanística de Cali. .
Cali,8 de marzo de 2025
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social

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