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Alemania endurece su postura de cara a la negociación con Grecia

Alemania endurece su postura de cara a la negociación con Grecia

“Asume usted el cargo en tiempos difíciles, en los que tiene una gran responsabilidad. Espero que podamos profundizar en la tradicionalmente buena y profunda amistad de nuestros pueblos”. El lenguaje exquisitamente diplomático con el que la canciller alemana Angela Merkel felicitó al recién nombrado primer ministro griego, Alexis Tsipras, no ha logrado ocultar la sensación de que Berlín ha recibido la victoria del izquierdista Syriza como una amenaza a su política europea que no puede permitir.

Ese resultado, junto al anuncio de las compras de deuda pública a gran escala por parte del BCE —en contra, una vez más, de Berlín— provocarán un endurecimiento de la postura alemana tanto en las negociaciones con Grecia como en los diversos asuntos que la Unión tiene sobre la mesa de cara a los próximos meses, según explican las fuentes consultadas en Bruselas.

El ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble, negó el martes en la Eurocámara la posibilidad no solo de una quita a la deuda griega, sino también de cualquier alivio a la pesada carga que arrastra Grecia. Y este miércoles, su compañero de Gobierno y rival político Sigmar Gabriel avisó a Tsipras desde Berlín de que solo él será responsable si finalmente Grecia no cumple sus compromisos y se ve obligada a salir del euro. “No lo deseamos, pero depende de su Gobierno”, dijo Gabriel. El Ejecutivo alemán ya filtró antes de las elecciones que una reestructuración unilateral supondría una salida fulminante de Grecia del euro, y el vicecanciller repitió este miércolesque la eurozona está mucho mejor equipada que en 2012 para capear el temporal.

Berlín vuelve ahora a esa línea dura, antesala de una negociación entre Grecia y los socios europeos que se adivina larga y difícil. No solo por las posiciones ortodoxas de los acreedores del Norte (encabezadas por Alemania, pero también Holanda y Finlandia, todos ellos con elecciones en breve). España, Portugal e Irlanda se han mostrado extremadamente beligerantes en contra de dar más margen al flamante primer ministro griego, Alexis Tsipras. “Son tres países periféricos y gobernados por conservadores, que pueden temer el efecto contagio político de Grecia y que, sobre todo, han hecho grandes sacrificios y ven cómo ahora hay una operación de relajación de la que se beneficiarán Grecia, si llega a un acuerdo, y países como Francia e Italia, con condiciones fiscales más laxas”, señaló una fuente comunitaria.

La victoria de Syriza no llegó sola. Tan solo tres días antes, Berlín había encajado una fenomenal derrota procedente de Fráncfort: Mario Draghi anunció que el banco central se embarcará en una ambiciosa operación de compra de deuda a la que Alemania —con su Gobierno al frente, pero sobre todo el Bundesbank— se había opuesto con uñas y dientes.

Encrespados los ánimos por la decisión del BCE, Berlín afronta el órdago griego con gesto adusto. Los portavoces del Gobierno alemán insisten en destacar que la negociación con las autoridades helenas se llevará en Bruselas, no en Berlín, pero a nadie se le escapa que la postura de Merkel será fundamental. Y en esta negociación a cara de perro que se avecina el mensaje es claro: la victoria de Tsipras no cambia en nada lo ya firmado y el nuevo Gobierno no puede esperar un trato de favor solo por haber llegado al poder con un mensaje rupturista.

“No puede ser que las cosas que no haga el Gobierno griego se desplacen a los vecinos y que al final sean los ciudadanos de otros países los que paguen la factura. No podría explicárselo a ningún trabajador alemán”, dijo este miércoles Gabriel. El margen de actuación es “muy, muy reducido, añadió el número dos de Merkel. Fuentes gubernamentales admiten sotto voce que una de las razones por las que no pueden ceder es porque un éxito de Tsipras supondría un mensaje catastrófico para otros países del sur de Europa, como España, que se han esforzado en hacer reformas. Berlín quiere cortar de raíz un efecto contagio que dé alas a fuerzas como Podemos. Esta teoría de los “incentivos perversos” es curiosamente la misma que está tras las críticas alemanas al BCE: al mejorar la situación de los países del sur con la compra de deuda, Draghi les quita presión para que impulsen reformas que Berlín considera imprescindibles.


‘Domesticar’ a Tsipras

Objetivo: domesticar a Tsipras. La socialdemocracia europea ha iniciado una operación de acercamiento al líder de Syriza, el partido de izquierda radical que se impuso el domingo en las elecciones griegas. El presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, viajará a Atenas en las próximas horas para verse con el flamante primer ministro griego. El presidente del Eurogrupo, el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, hará lo mismo el próximo viernes. El presidente de Francia, el socialista François Hollande, ha invitado a Alexis Tsipras al Elíseo antes de su primera cumbre europea, el 12 de febrero. E incluso Alemania planea enviar a Atenas a Jörg Asmussen, exconsejero del BCE y actualmente una de las voces del Ejecutivo alemán más relacionadas con el dossier griego.

La socialdemocracia europea trata así de atraer a Tsipras a posiciones más centristas, que permitan a Grecia alcanzar un acuerdo algo mejor pero a la vez que reduzcan las probabilidades de accidente ante el riesgo de que el nuevo Gobierno griego tense demasiado la cuerda, según las fuentes consultadas en Bruselas.


Los griegos sacan su dinero de los bancos por temor a un ‘corralito’

Alicia González Madrid 28 ENE 2015 – 20:22 CET

Antes incluso de que el nuevo Gobierno de Grecia llegue a sentarse a renegociar las condiciones de su rescate, como es su intención, el Ejecutivo de Alexis Tsipras puede tener que hacer frente a una crisis aún más grave. Los bancos griegos están sufriendo una fuga de depósitos mayor incluso que la que vivieron las entidades en lo peor de la crisis de deuda europea en 2012, lo que pone en riesgo la liquidez del sistema.

Los datos no dejan lugar a dudas. En diciembre pasado, los ciudadanos griegos retiraron 3.000 millones de euros en depósitos, una cifra que se ha disparado hasta los 11.000 millones este mes, dato todavía provisional. Según Bloomberg, la retirada de fondos de los bancos entre el 19 y el 23 de enero “fue incluso mayor que la que sufrió el país en mayo de 2012”, cuando se especulaba con la salida de Grecia del euro. Ante situaciones similares, los Gobiernos de otros países han optado por implantar restricciones de movimientos de capital, lo que se conoce como un corralito financiero.

En noviembre pasado, el sistema financiero tenía 164.000 millones de euros en depósitos. Eso supone que entre diciembre y enero, la banca griega ha perdido el 8,5% del total de sus fondos, por debajo de los niveles más bajos registrados en 2012 de 151.000 millones.

“La fuga de depósitos refleja el temor a un impuesto sobre los depósitos y a controles de capital al estilo de los implantados en Chipre”, sostienen los analistas de Citigroup, que esta semana ha mandado a un equipo al país, que envía un informe de situación diario a sus clientes. A juicio de estos expertos, sin embargo, no parece existir temor entre los clientes a una salida de Grecia del euro.

La tesis del miedo a un corralito financiero pero sin abandonar la unión monetaria se confirmaría con el destino que los griegos dan al dinero que sacan de los bancos. Según JP Morgan, la mayoría lo guarda debajo del colchón, ya que los billetes en circulación en el país aumentaron “significativamente” en diciembre, en concreto en 2.200 millones de euros. “Eso sugiere que el 70% de los depósitos retirados van a parar bajo el colchón”, sostiene el banco en una nota.

Tampoco falta quien está sacando su dinero del país. Por ejemplo, las compras de fondos monetarios con sede en Luxemburgo se han acelerado esta semana, un indicador de referencia según JP Morgan, hasta los 206 millones de euros, frente a los 91 millones de la semana anterior o los 107 millones registrados en todo el mes de diciembre.

En esas circunstancias no es de extrañar que el sector financiero sufriera este miércoles en Atenas la peor jornada bursátil de su historia. Las acciones del Alpha Bank, el Banco Nacional de Grecia, el Pireus Bank y el Eurobank Ergasias cayeron entre un 25% y un 30% y hacían perder un 9,24% al índice general, hasta su nivel más bajo en dos años. Solo en esta semana los bancos han perdido más de 11.000 millones de euros de capital en los mercados, la misma cuantía que lograron atraer en todo 2014 y que se había convertido en una de las mayores de su historia. También han sufrido fuertes pérdidas las compañías eléctricas, cuya privatización ha sido paralizada por el nuevo Gobierno. La empresa eléctrica DEI perdía un 14,51%, mientras que el puerto de El Pireo retrocedía un 8,34% y el de Salónica un 12,50%.

El mercado augura que la tensión no va a desaparecer fácilmente y eso ha disparado la rentabilidad que exigen a la deuda griega. Los bonos a 10 años han pasado del 9,4% al 10,4% en una sola jornada y el rendimiento de la deuda que vence en julio de 2017 ha pasado del 10,9% del viernes pasado a superar el 16%. El Banco de Grecia asegura no tener problemas de fondos hasta el mes de marzo.


Gobierno griego frena privatizaciones y promete una negociación viable y justa

Afp, Dpa, Reuters y Xinhua

Periódico La Jornada
Jueves 29 de enero de 2015,

Atenas.

El nuevo gobierno de Grecia prometió este miércoles negociar con Bruselas una solución viable y justa al problema de su deuda, al descartar un enfrentamiento con sus acreedores, y frenó las privatizaciones de los puertos de El Pireo y Tesalónica, de la compañía eléctrica nacional, DEI, y de la petrolera Hellenic Petroleum, que formaban parte del amplio paquete de privatizaciones impuesto por la troika (los acreedores), a lo que la bolsa de Atenas reaccionó con una fuerte caída de 9.24 por ciento.

También se suspendieron las reducciones a pensiones y el aumento de la edad de jubilación impuestos por la troika.
El Ejecutivo, encabezado por la Coalición de Izquierda Radical (Syriza, por su acrónimo en griego), abogó a través de su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis por un “new deal paneuropeo” para ayudar a Europa a recuperarse, en momentos en que la agencia calificadora internacional Standard’s & Poor’s amenazó con reducir la calificación de Atenas, al considerar que las medidas que impulsa el premier Alexis Tsipras violan acuerdos preexistentes.

El gobierno formado por Syriza y su socio minoritario Griegos Independientes (derecha soberanista) exige a sus acreedores internacionales una renegociación de su deuda externa, que asciende 320 mil millones de euros, equivalentes a 175 por ciento del PIB, y de las medidas de austeridad aplicadas desde 2010 a cambio de dos rescates por un total de 240 mil millones de euros.

El objetivo, proclamó el ministro de Finanzas Varoufakis, es pasar la página de la política de la austeridad dictada por la troika de acreedores formada por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Agregó que lo que busca Atenas es un “new deal paneuropeo” para ayudar al continente a recuperarse.

A la espera de que se abra la negociación con Bruselas, Tsipras anunció en su primera reunión de gabinete que tiene un plan para hacer reformas sin incurrir en déficits, pero sin superávits primarios asfixiantes para la población griega.
Varoufakis aseguró: pondremos fin a los escenarios de la prensa respecto de enfrentamientos con los acreedores. No habrá ningún duelo entre nuestro gobierno y la Unión Europea. No habrá amenazas. El ministro rechazó el severo programa de austeridad implementado desde 2010 según los acuerdos de rescate con la UE y el FMI.

Para Varoufakis, economista formado en Gran Bretaña, la reducción generalizada de ingresos de los griegos (sueldos y pensiones, además de las alzas de impuestos) aplicada como parte del ajuste fue un error tóxico, que debilitó las arcas del Estado, que se volvió incapaz de devolver lo prestado.

El gobierno anunció este miércoles que frenará el proceso de privatización de los puertos de El Pireo y Tesalónica, de la compañía eléctrica nacional, DEI, y de la petrolera Hellenic Petroleum, que formaban parte del amplio paquete de privatizaciones impuesto por los acreedores. También se suspendieron las medidas de reducción de pensiones y aumento de la edad de jubilación impuestas por la troika.

Otra medida simbólica fue el anuncio de la recontratación de más de 600 trabajadoras de limpieza del Ministerio de Finanzas en todo el país, despedidas en septiembre de 2013.
Los mercados reaccionaron negativamente a los primeros anuncios del nuevo gobierno y la Bolsa de Atenas cerró con una caída de 9.24 por ciento.

Además, S&P amenazó con reducir la calificación de Grecia,y señaló que en caso de que el nuevo gobierno no logre un acuerdo para extender las ayudas económicas que recibe desde el exterior, la situación financiera del país y su capacidad crediticia se verán perjudicadas.

En otro frente para el flamante gobierno de Tsipras, la UE negó haber ignorado objeciones de Grecia en un comunicado en el que anuncia la posible aplicación de nuevas sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania. Tsipras siempre rechazó las sanciones contra Rusia por considerar que éstas remitían al “lenguaje de la guerra fría”.

Los líderes de la UE encargaron el martes un comunicado a sus cancilleres para estudiar otras medidas en contra de Rusia, y Tsipras se quejó de que Atenas no fue consultada para la redacción del texto.

Información adicional

Autor/a: Luis Doncel / Claudi Pérez
País: Alemania
Región: Europa
Fuente: El País

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