Abril 19, 6 a.m. El día mostró sus primeras luces en el Hospital de Kennedy rompiendo la normalidad. En sus puertas y aceras adyacentes cerca de 200 de sus trabajadores/as protestaban para denunciar los abusos administrativos cometidos por la junta directiva del centro médico. Alegan incumplimiento con los pagos de los salarios y deficiencias en el suministro de insumos y alimentos para los pacientes internados. Aseguran que de no ser atendidas sus peticiones entraran en paro indefinido. La crisis del centro asistencial es cada vez mayor.
Instrumentistas, enfermeras, enfermeros y auxiliares, terapeutas, médicos, nutricionistas, entre otros, acompañados por empleados del sector administrativo, obstaculizaron la entrada principal del Hospital de Kennedy. Luego, ayudados con pancartas, procedieron a bloquear la avenida Primero de Mayo. Dos meses de atraso en el pago de sus salarios, es uno de los principales motivos para esta protesta. En el centro asistencial trabajan cerca de 2.700 personas, 1.800 desempeñan labores en el sector asistencial, mientras que 900 ocupan cargos administrativos.
Para colmo de males, los trabajadores de la salud denunciaron graves falencias en la prestación de servicios médicos para los pacientes que se encuentran internados. En muchas ocasiones los familiares han tenido que comprar, por cuenta propia, los medicamentos que los internos requieren porque en el almacén del hospital están agotados. Deterioro del servicio, realidad que se extiende a la comida que ofrecen a los enfermos la cual es bastante precaria, llegando al punto que en los últimos días los desayunos se redujeron a un vaso de agua de panela, un huevo cocido y un pan.
Sumado a esto el hospital presenta carencias en el suministro de insumos y utensilios para el tratamiento de los pacientes: desde guantes quirúrgicos hasta anestésicos hacen parte de la larga lista de materiales que la Junta Directiva del mismo no abastece. “Cerca de 300 pacientes se encuentran recluidos en el hospital de Kennedy, muchos de ellos permanecen días a la espera de un examen o hasta de una cirugía”, aseguró uno de los representantes de los trabajadores.
Este deterioro de un hospital que tuvo mejores tiempos, es el motivo real de la protesta que sorprendió a propios y extraños en las primeras horas del 19 de abril. Protesta que fue convocada un día antes por los líderes de los sindicatos de trabajadores de la salud Sindess, Sindistritales y el sindicato del hospital de Kennedy Sintrahosken, quienes afirman que esta situación es responsabilidad del Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, quien se empeña en disminuir la calidad de la red hospitalaria del Distrito, decisión sintetizada en el recorte autorizado por 800 mil millones de pesos en el presupuesto para la salud de la capital.
Una situación que se agudiza
El Hospital de Kennedy tiene influencia sobre una población de tres millones de habitantes; como unidad hospitalaria está integrado, en el plan de choque implementado por la Alcaldía como parte de la emergencia sanitaria decretada por el alcalde Peñalosa hace pocas semanas. El Hospital registra en la actualidad seros problemas de corrupción, deficiencias en la atención a los usuarios y, además, las deudas de las EPS acentúan su déficit financiero. Hoy, además, enfrenta una seria crisis laboral.
Aunque en 2010 fueron iniciadas las obras para la ampliación del pabellón de urgencias propuesto en 2005, a la fecha las mismas no están concluidas y las urgencias son atendidas en un edificio de una sola planta construido provisionalmente en el parqueadero del Hospital. Los españoles de la firma Herreña Fronpeca que se ganaron el contrato por $24.400 millones, después de diversos aplazamientos, se fueron en 2013 sin terminar la obra. Como si fuera poco las EPS le deben $110.000 millones, casi lo equivalente al costo de funcionamiento de un año de ese centro asistencial.
Sumado a esto, los empleados de la salud alegaron inconformidad con el Acuerdo 641 del 6 de abril de 2016 a través del cual la actual administración unificará en 4 sub-redes las siguientes Empresas Sociales del Estado adscritas a la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá: Usme, Nazareth, Vista Hermosa, Tunjuelito, Meissen y El Tunal, las que serán fusionadas en la Empresa Social del Estado denominada “Subred Integrada de Servicios de Salud Sur E.S.E”. Pablo VI Bosa, del Sur, Bosa, Fontibón y Occidente de Kennedy se fusionan en la Empresa Social del Estado denominada “Subred Integrada de Servicios de Salud Sur Occidente E.S.E”. Usaquén, Chapinero, Suba, Engativá y Simón Bolívar quedarán fusionadas en la Empresa Social del Estado denominada “Subred Integrada de Servicios de Salud Norte E.S.E”. Rafael Uribe, San Cristóbal, Centro Oriente, San Blas, La Victoria y Santa Clara, vivirán igual proceso y quedarán reunidas en la Empresa Social del Estado denominada “Subred Integrada de Servicios de Salud Centro Oriente E.S.E”.
Esta normativa permite a la Alcaldía hacer del Hospital de Kennedy una central de urgencias para el sur de la ciudad y el primer Centro de Atención Prioritaria (CAP), a donde serán remitidos pacientes que no tengan urgencias vitales. Para esto desplazará sus servicios de pediatría y maternidad hacia el Hospital de El Tintal, con el fin de ganar espacio para atender más pacientes que demanden atención de urgencia. La apuesta de la Alcaldía es que en seis meses, o menos, la situación, al menos en urgencias, tienda a mejorar.
Este nuevo plan de salud proyectado por el nuevo Secretario de Salud, que a primera vista parece adecuado, se centra en la curación y deja a un lado el proyecto de prevención que durante varios años construyeron las anteriores administraciones de salud de la ciudad. Así, con borrón y cuenta nueva, sin evaluación y sin recoger lo positivo de lo hasta ahora construido, la alcaldía que dirige Peñalosa cree que obtendrá mayor beneficio para quienes habitan la capital del país.
Amanecerá y veremos…. Siempre y cuando quienes acuden en solicitud de atención para su salud tienen con que comprar los insumos y medicamentos que ahora no garantiza la red pública hospitalaria. Amanecerá y tal vez no veremos…
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