El hambre de los niños indígenas del departamento de La Guajira, que ha llevado a cientos de estos a la tumba, ahora es retomado como motivo de filantropía por grandes empresas privadas en Colombia.
El caso más reciente de esta “bondad capitalista”, informado por la Liga Contra el Silencio –una organización de distintos medios de comunicación nacionales que están en contra de la censura– denuncia el experimento realizado por la empresa de gaseosas Postobón S.A., y su bebida azucarada Kufu, pensada para controlar la desnutrición en los menores.
El filantrópico expeirmento lo llevaron a cabo con 3.125 niños de los municipios de Manaure, Nazareth y Ríohacha; a quienes durante los últimos seis meses de 2017 esta empresa les “regaló” dos bebidas: la primera era un agua gasificada con sabor artificial de mora azul y la segunda una bebida de mango y avena; ambas con una tabla nutricional que resalta sus componentes de vitaminas A, B, C, E, Magnesio y Zinc. La empresa manifestó rechazo ante las acusaciones, sin embargo, aún no sale bien librada de lo que es una evidente violación a los derechos de los niños.
Los antecedentes
A inicios del mes de julio de 2017, de acuerdo con el periódico La República, Miguel Escobar, presidente de Postobón, aseguró “Con el lanzamiento de este producto estamos contribuyendo a la construcción de un mejor futuro para los niños y niñas de Colombia afectados por la inseguridad alimentaria”, su meta era la entrega de 10.000 bebidas en La Guajira con proyección a otros departamentos de Colombia. Según el presidente de la empresa, la bebida Kufu es de carácter social, y permite cambiar los hábitos alimenticios de los niños. La iniciativa fue apoyada por la Diócesis de Ríoacha, Chevron, Fupad y Ecósfera.
Ante la decisión, la delegada de la dirección de Primera Infancia del Icbf, Angélica Martínez, expresó “estamos muy contentos de que entidades de diferentes partes del país le estén apostando a los niños y las niñas. Sabemos que en estas regiones necesitamos del acompañamiento, no solo de las entidades estatales, sino también de otras entidades que han acompañado procesos importantes”.
Kufu, la bebida que prometió ser un complemento nutricional
Mauricio Ramírez, director del Departamento administrativo de planeación de La Guajira, en entrevista con desdeabajo contextualizó la situación del experimento “Cuando se presentó la iniciativa el año pasado, varias organizaciones se preocuparon frente a lo que iba hacer Postobón y sí realmente iba ayudar a solucionar el tema de desnutrición severa y crónica dentro de la población indígena, especialmente de los niños de La Guajira. La Asociación Nacional de Pediatría y algunos pediatras independientes, generaron alertas porque consideraron que realmente no era una ayuda para reducir la desnutrición y que por el contrario iba a ser un distractor, es decir, como le estaban dando esa bebida a esas comunidades, entonces el Estado podía lavarse las manos diciendo que ya había una intervención en el territorio en esa materia y efectivamente eso ocurrió, en esas comunidades donde se dio esas bebidas, se bajó la guardia en materia de atención, porque se supone que Postobón lo está haciendo, pero lo que estaba dando Postobón no era un complemento nutricional ni un medicamento sino, simplemente, una bebida azucarada con unos cuantos componentes reforzados pero que en nada soluciona el problema de desnutrición”.
Según todo indica, el tema quedó sepultado por el silencio, hasta conocerse la denuncia de marras. Ahora los hilos de la acción complaciente de un Estado que no cumple con su población, que no le garantiza sus derechos humanos fundamentales, y la acción interesada de la empresa privada, quedan al denudo. Por ello nos interezó conocer la opinión de Mauricio Ramírez frente a la reacción de las autoridades encargadas de velar por los derechos de los niños en Colombia, a propósito de lo cual manifestó: “Es extraño que el Icbf, que tiene la competencia de velar por los derechos de los niños, diga que no podían hacer nada, cuando era su obligación hacerlo, cuando yo veo que como institución tengo la responsabilidad de salvaguardar la vida de los niños, y veo que hay una intervención de este tipo, es necesario tomar una acción inmediatamente, es decir, ellos no son policías administrativos ni judiciales, pero sí pueden interponer las denunciar pertinentes para revisar todo lo que pudiera pasar, porque es una bebida nueva en estado experimental con niños”.
Ante las acusaciones, Postobón sacó un comunicado donde rechaza “enfática y categóricamente los cuestionamientos hechos por el colectivo denominado La Liga contra el Silencio, al proyecto social KUFU, que se desarrolla en La Guajira, pues tergiversan los propósitos que éste tiene de contribuir al progreso de la región”. Agregando que en ningún momento su bebida Kufu sería un suplemento nutricional o un medicamento, y de manera contradictoria enfatiza: “KUFU se entregó gratuitamente a 3.125 niños como acompañamiento de sus planes alimenticios”.
Lo más grave del asunto es que a la par de las bebidas la empresa adelanto exámenes de sangre con los niños, sacando análisis antropométricos, de glicemia y cuadro hemático, con la intención de analizar posibles impactos de la bebida. Tal como lo expresó Mauricio Ramírez, aunque no pueden decir que la bebida es mala, tampoco pueden asegurar lo contrario, y hacer estas pruebas con niños que tienen problemas de salud a raíz de la desnutrición y la contaminación generada por la expansión minera en el departamento, es un riesgo mucho mayor e incluso una irresponsabilidad.
El problema de la desnutrición más allá de una gaseosa
Los niveles de desnutrición presentan en la población indígena guajira, no se resuelven con la buena voluntad de empresas privadas y multinacionales. El problema que viven los niños wayúu ante la escasez del agua y de alimentos, y ante la precaria atención médica que reciben, es fruto del modelo extractivo que por más de 30 años ha desarrollado Cerrejón Limited en este territorio, por tanto, la solución efectiva sería frenar la minería a gran escala; es evidente que el desarrollo de “programas sociales” como Kufu, no aportan soluciones concretas a una realidad tan violenta como la desnutrición, sino que más bien ayudan a que las empresas privadas lleguen a ciertas conclusiones con sus investigaciones, además de evitar el pago de impuestos por supuesta inversión social.
En La Guajira sus indígenas esperan justicia social, también con este caso de manipulación y utilización de sus niños.
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