Sobre actividades extractivas no autorizadas en la vereda Aribí, corregimiento No 8, cuenca del Río Anchicayá –Buenaventura, Valle del Cauca.
En el marco de un ejercicio de reconocimiento territorial y defensa del patrimonio natural y comunitario, el pasado 8 de abril diversas organizaciones sociales y comunitarias del Distrito de Buenaventura, incluyendo delegaciones de consejos comunitarios, fundaciones ambientales y procesos organizativos locales, se dieron cita en el corregimiento número 8, en la cuenca del río Anchicayá, para revisar afectaciones recientes por minería criminal en el territorio de la quebrada Aribí.
«El propósito de esta visita fue venir a disfrutar y conocer para quienes no teníamos la posibilidad de conocer este territorio hacia adentro de la comunidad y la quebrada. Hacer un recorrido para subir y bajar la colina que determina el nacimiento de las aguas de la quebrada Aribí para luego caer al río Anchicayá y hacer de este río un precioso territorio del litoral pacífico. Ver la hermosura del correr de la quebrada Aribí y San Antonio pero ahí ya no estuvimos tan contentos», dijo Leila Arroyo integrante del Proceso de Comunidades Negras (PCN).
Durante este recorrido las comunidades identificaron evidencias preocupantes de actividades de la minería ilegal que está afectando de manera severa los cuerpos de agua de las quebradas San Antonio y Aribí, de igual manera están ejerciendo la minería criminal en el sector entre Playa Grande y colegiales, afectando de manera directa el Río Anchicayá. Esta situación está comprometiendo la calidad del agua utilizada por al menos 13 comunidades que beben directamente del río, así como prácticas tradicionales como el baño, el lavado y la pesca.

«Hemos sido víctimas del conflicto armado y nos tocó salir desplazados de nuestro territorio en el año 2000. Y en este momento nuestro territorio está en riesgo porque hay personas deshonestas ejerciendo minería ilegal criminal con retroexcavadora y están dañando el territorio», comentó Miyela Riascos, de la Fundación Aribí.
En el recorrido constataron la presencia de maquinaria pesada (tres retroexcavadoras), observaron rastros visibles de contaminación por sedimentos y residuos químicos presuntamente utilizados en procesos de extracción aurífera, incluyendo sustancias altamente tóxicas como mercurio y asogue. Esto pone en riesgo no solo la biodiversidad local, sino la salud y el bienestar de las poblaciones afrodescendientes que ancestralmente han habitado y cuidado ese territorio.
«En la segunda parte del recorrido encontramos unas motos entrando al territorio donde hace bien difícil la posesión del territorio porque ya está siendo intervenido por fuerzas para ser explotado en oro y ocasionando un daño ambiental», expresó Nicolás Rodríguez integrante del Comité de Paro Cívico de Buenaventura.
Las comunidades reunidas manifestaron preocupación frente al progresivo deterioro del tejido social, agravado por la presencia de actores armados que estarían ejerciendo control territorial a través de estas actividades extractivas. Se reportaron, de igual manera, desplazamientos, amenazas y un ambiente de miedo que impide el libre ejercicio de los derechos colectivos.
«Hay afectaciones de minería ilegal porque hay tres tipos de minería. No es bueno que acaben con la naturaleza y nuestro territorio. Podemos trabajar con minería, pero que sea artesanal, como nos enseñaron nuestros ancestros», dijo Mariela Angulo integrante del Consejo Comunitario Alto y Medio Dagua. (

A pesar de que se han elevado alertas ante las autoridades competentes, hasta la fecha no se evidencian respuestas efectivas frente a estas denuncias. Por ello, estas comunidades hacen un llamado urgente a los organismos de control, entidades ambientales y a la institucionalidad local y nacional, para que se priorice la atención de esta situación bajo el principio de protección integral a las comunidades y a los territorios colectivos.
«De manera muy triste ver esa quebrada, con ese río tan cristalino, hoy no está así. Está intervenido por la minería y ha dañado mucho este espacio tan bonito que brinda mucho oxígeno, alimentación, recreación y bienestar no solo para la comunidad de Anchicayá sino para Buenaventura y Colombia», resaltó Deisy Minota integrante de la Fundación Aribí.
Estas diversas organizaciones sociales y comunitarias del Distrito de Buenaventura, incluyendo delegaciones de consejos comunitarios, fundaciones ambientales y procesos organizativos locales, se unieron para ser una voz más potente en defensa de la vida, del agua, de la dignidad de las comunidades negras del Pacífico, y de los derechos étnico-territoriales reconocidos constitucionalmente. «Desde la autonomía comunitaria reafirmamos nuestro compromiso con una vocación territorial basada en la soberanía alimentaria, el turismo responsable, la pesca tradicional y la protección del medio ambiente», escribieron en un comunicado.
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Vea el vídeo del recorrido de la organizaciones:
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