Francia marca un antes y un después, con récords de audiencias televisivas, figuras destacadas, la promesa de la FIFA de más inversión y el auge de España
“Habrá un antes y un después de esta Copa del Mundo. Ha sido fenomenal, excepcional, la mejor de la historia”, dijo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, el viernes en Lyón en un encuentro para hacer balance del Mundial de Francia. En total, según la FIFA, más de mil millones de telespectadores en el mundo han seguido los partidos y la afluencia a los estadios ha sido superior al 74% (los precios iban de nueve a 83 euros, la entrada más cara para la final), con sedes como Niza y Montpellier que en muchos casos no han llegado a media entrada.
La FIFA ya había dado luz verde a un aumento del dinero destinado a los premios, con 30 millones de dólares (algo más de 26 millones de euros) para los 24 equipos, pero la diferencia continúa siendo enorme respecto al fútbol masculino (356 millones de euros para las 32 selecciones que disputaron el Mundial de Rusia). De ahí que Infantino, según contó el viernes, prometió el doble para la cita de 2023 (la sede se elegirá en 2020). También quiere elevar a 1.000 millones de euros la inversión global de la FIFA destinada al desarrollo del fútbol femenino. El próximo Mundial (hay nueve sedes candidatas) medirá también el alcance de ese compromiso. Por si acaso, Megan Rapinoe, delantera de Estados Unidos, dejó claro el sábado, víspera de la final, que las mujeres no sienten “el mismo respeto que los hombres por parte de la FIFA”. Se mostró indignada por que hayan coincidido el mismo día la final femenina y la Copa América.
El Mundial, este Mundial, arrancó sin la estrella Ada Hegerberg. La noruega, actual Balón de Oro, decidió renunciar a esta cita por discriminación. En 2017 anunció que no acudiría a Francia si no se igualaban las condiciones con las que compite la selección masculina: dinero, infraestructuras, planificación, alojamiento… El Mundial prosiguió con la reivindicación de Marta. La brasileña de 33 años, que se ha convertido en la máxima goleadora en la historia de los torneos superando a Klose (17 por 16 tantos), hizo un llamamiento a las nuevas generaciones después de caer eliminada en octavos contra Francia. “No vais a tener una Marta para siempre, una Cristiane, una Formiga… Y el fútbol femenino depende de vosotras para sobrevivir. ¡Valórenlo!”, dijo.
En Francia ganó Estados Unidos, sí. Una vez más. Van cuatro en ocho ediciones, pero el fútbol europeo ha llamado a la puerta para decir que aquí está, que ha empezado su despegue. Poco a poco da señales de acercamiento al imperio del fútbol femenino mundial. Siete de las ocho mejores selecciones han sido europeas (Holanda, Inglaterra, Noruega, Alemania, Suecia, Francia e Italia) y, por primera vez, no ha habido ninguna representante de Asia. La sorpresa de Italia —llegó hasta cuartos—, el crecimiento de Holanda, la consolidación de Inglaterra y la fuerza de la anfitriona han supuesto un revulsivo para unos Mundiales que hasta ahora habían sido dominados por Norteamérica y Asia (y con alguna incursión de Brasil o Australia). Europa se ha puesto, por fin, las pilas, y las apuestas de las ligas domésticas han sido clave. España, que cayó en octavos contra Estados Unidos en su segunda participación, también se aferra a eso. Del despegue o no de la nueva Liga impulsada por la Federación dependerá su crecimiento: o se estanca o termina de explotar.
Afición ha creado el fútbol femenino. A David Beckham se le vio en la grada siguiendo a Inglaterra; Italia fue recibida por el presidente de la República, Sergio Mattarella, nada más aterrizar en Roma; a las españolas había una nube de periodistas y seguidores esperándolas en Barajas después de caer contra Estados Unidos… A Francia, para cubrir el Mundial de la selección de Jorge Vilda, se desplazaron 22 medios de comunicación: en Canadá 2015 fueron cuatro, en la Eurocopa de 2017, seis. La apuesta de GOL, la cadena que compró los derechos televisivos del torneo, ha llevado al canal al mejor dato en junio desde que nació hace tres años, con un 1,2% de share (alcanzó el 12,8 en los octavos contra Estados Unidos con 1.320.000 espectadores).
El Inglaterra-Estados Unidos, según datos de la FIFA, batió el récord de audiencia en Reino Unido de un duelo de fútbol femenino con 8.819.000 espectadores. El Suecia-Alemania, con 7.900.000, fue lo más visto en Alemania el 30 de junio: la mayor audiencia en fútbol femenino desde 2013 y la máxima registrada en un Mundial femenino desde 2011. El Francia-Estados Unidos lo vieron el 56% de los espectadores (11.800.000) en la tele francesa. El Holanda-Japón de octavos lo vio un cuarto de los holandeses: 3.535.000, más que la final de la Europa League (3.250.000). La semifinal de la Oranje contra Suecia fue lo más visto en Holanda con un récord de 5.015.000 personas.
En 2023, Infantino quiere ampliar a 32 el número de participantes. Las sedes que han presentado su candidatura para albergar el próximo Mundial son Australia, Brasil, Argentina, Bolivia, Colombia, Japón, Sudáfrica, Corea del Sur (con un eventual proyecto conjunto con Corea del Norte) y Nueva Zelanda. El presidente de la FIFA también manifestó su deseo de crear una Copa del Mundo femenina de clubes a partir de 2020 con el objetivo de dar más visibilidad al fútbol femenino; en marcha también está el proyecto de una Liga de Naciones femenina. El telón de Francia se baja con estas promesas y una aroma de reivindicación y revolución.
Por Eleonora Giovio
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