Tres consignas disputan el voto en las 87 circunscripciones
No estaba en los planes del Presidente que más de dos factores contendieran en todo el ancho nacional. Y mucho menos –con apuesta a la división interna entre los partidos nacionales y regionales de la derecha, difusa en 56 intereses–, que algún contendor distinto del PSUV inscribiera candidatos en todos y cada uno de los 23 estados, el Distrito Capital y los 87 circuitos electorales. Obvio que no era fácil. Sin embargo, en la campaña en marcha, los venezolanos oyen y ven, sin excepción en ningún circuito, a candidatos que defienden una de estas tres consignas:
1. ¡El pueblo pa’ la Asamblea!, que agita el PSUV. 2. ¡Pa’ que coja mínimo: dale a Venezuela una mayoría que equilibre!, de la oposición tradicional, Mesa de la Unidad Democrática, (MUD) sin diferenciación con grupos desestabilizadores. Y, 3. ¡Por la fuerza de la esperanza!, que sacude el PPT junto con los independientes políticos y sociales en alianza.
¡Demolición! ¡…A demolerlos!, como directriz en estreno para el PSUV, repite el Presidente. Con una ley electoral recién aprobada, similar a las leyes capitalistas inglesa, mexicana, chilena, que con ventaja sobrevaloran la representación al partido ganador; en Venezuela, sin la garantía de una representación proporcional que lucha la izquierda en el continente; “para hacer” hoy, para “continuar” o “profundizar”, …para radicalizar la Revolución, desde el discurso del poder sólo existen dos campos: 1. El PSUV –partido de gobierno– y, 2. todos los demás: que son señalados como “traidores” y/o “quinta columna” y “oposición proyanqui”. …no daré ni un bolívar a esos alcaldes y gobernadores de la oposición. ¡Esos son unos burgueses! (10 de septiembre). Como revolución institucional que es –sin triunfo militar decisivo– ¿descarta, como posibilidad, una oposición democrática y prohíbe la conformación de corrientes y movimientos sociales, y de la crítica social y revolucionaria?
No obstante, en la cultura, la realidad y la calle, y en conversaciones entre amigos en voz baja, hay tres Venezuelas y sus tendencias: 1. La del oficialismo, con el liderazgo y la ‘paternidad’ de la Revolución. 2. La de un descontento con surgimiento de la oposición crítica, autocrítica, revolucionaria, en tanto la construcción de una sociedad más justa, con superación del “socialismo real” y su sistema capitalista de Estado, supone la movilización de un sujeto político, “el pueblo”, que identifica el cambio de régimen, no sólo y sobre todo con la libertad, la justicia y la igualdad sino asimismo con las reformas sociales eficientes para todo ciudadano sin diferencia, con base en una estructura económica y productiva, y la expansión de la cultura para el conjunto de los trabajadores. 3. La oposición neoliberal, con origen en los partidos del pasado y sus fracciones, que buscan restaurarlo –Acción Democrática (AD), partido liberal socialdemócrata, y Copei, conservador socialcristiano. A este respecto, la oposición “sólo existe en los medios. En la calle”, según el diputado Earle Herrera del PSUV. “Sin duda, aglutina a un sector de la población” dice Freddy Bernal.
Desde mediados de diciembre de 2006, una vez reelecto el Presidente, cuando advirtió que nadie distinto de él tiene un voto y ordenó un “partido único”, quien no esté conmigo sale del gobierno; el centro de gravedad de la situación política tiene variaciones. En este tenor, sin debate ni mención de los problemas actuales, para el PSUV, con 35,6 por ciento de aceptación, la realidad de Venezuela es sólo una: la ideológica. De comparación con el inhumano pasado capitalista, en un marco propagandístico de las acciones sociales del líder, sin análisis de la eficacia gubernamental. Pero no sólo “ideológica” es la realidad. La derecha reorganizó su influencia, con fruto en las elecciones para gobernadores.
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