Un itinerario accidentado
Las noticias provenientes de Buenos Aires nos indican que la segunda reunión «informal» del 31 de marzo y primero de abril realizada en el marco del ALCA se cerró con un rotundo fracaso.
Así no lo reconozcan ni el representante de Brasil ni el de Estados Unidos quienes comparten la presidencia del proceso del ALCA en este tramo final de las negociaciones.
Estas reuniones informales -la primera fue el 4 de marzo- propiciadas por los Estados Unidos, no eran más que una estrategia de presión sobre los países de Mercosur y Venezuela, para la cual contaba el Imperio con sus aliados Canadá, México, Costa Rica, Chile y Ecuador. (Dato curioso, no figura su aliado más incondicional: Colombia). El objetivo era llegar a un acuerdo sobre el núcleo básico de los compromisos comunes, primer piso del ALCA «light» que supuestamente sería complementado con los acuerdos bilaterales y plurilaterales. De esta manera se destrabaría el proceso y podría continuarse la reunión del Consejo de Negociaciones Comerciales interrumpida en Puebla en febrero pasado.
Las razones del fracaso son simples pero a la vez sorprendentes. Como se sabe, el mayor obstáculo, planteado principalmente por Brasil, se refiere a los subsidios y ayudas internas que el gobierno de Estados Unidos ofrece a su sector agrícola. Su eliminación (o eventualmente su compensación con sistemas como el de salvaguardas) era planteado como condición para avanzar. La negativa de Estados Unidos venía imposibilitando cualquier acuerdo incluso en el núcleo básico. El fracaso de Buenos Aires significa que una vez más resultaron inútiles las conversaciones. La reunión de Puebla quedó aplazada indefinidamente.
Sin embargo, hubo un momento en que pareció vislumbrarse un acuerdo. En marzo 24 se conoció un documento confidencial -original en inglés- en el que los copresidentes establecían un borrador de guía sobre los elementos que debería contener el «núcleo básico» del ALCA. Con fundadas razones, muchas organizaciones, encabezadas por la Alianza Social Continental, expresaron sus preocupaciones pues significaría que Brasil, ante una aceptable concesión de Estados Unidos, estaría dispuesto a ceder en los demás temas de controversia (inversiones, propiedad intelectual, servicios, compras gubernamentales, etc.)
Quiere decir, entonces, que ahora la posición de Estados Unidos fue tan dura que incluso esta posibilidad se derrumbó. Probablemente Bush, en plena campaña electoral, ha decidido abstenerse de cualquier modificación en su línea ante el peligro de que importantes sectores sociales se lo puedan cobrar votando por Kerry.
Entre tanto continúa la estrategia de los acuerdos bilaterales. En primer lugar, la negociación simultánea con los países andinos, salvo Venezuela. Colombia, que no ha dudado en cumplir las condiciones impuestas (por ejemplo el pago de indemnizaciones a las multinacionales), aspira a ser el primero. Y se anuncia, en efecto, que las negociaciones habrán de comenzar el 18 de mayo. Quizá por eso no hace parte de las reuniones «informales»; al parecer nuestro flamante gobierno ha perdido interés en el ALCA y aspira a ser «beneficiado» bilateralmente antes que cualquier otro.
Cabe advertir que estos acuerdos bilaterales, lejos de ser un complemento del «nucleo básico», se convertirían en su sustituto pues contemplan en su totalidad los elementos fundamentales del ALCA. El gobierno colombiano, por ejemplo, ha sido explícito en ofrecerlo, declarando que se negociará sobre todos los temas. Decir negociación, por supuesto, es solamente un decir; lo que se va a firmar es un contrato de adhesión.
Falta ver cuál es la real disposición de Estados Unidos. Es claro que sumando estos acuerdos bilaterales con el Nafta y con los que ya tiene con Centroamérica y Chile habría armado ya la mitad del ALCA. Sin embargo, Mercosur es su principal objetivo; al fin y al cabo la obediencia de gobiernos como el Colombiano hace casi innecesarios los acuerdos formales. Y la campaña electoral trae otros afanes.
En fin, es posible que los plazos previstos para el ALCA (enero de 2005) ya no se puedan cumplir, e incluso que los acuerdos bilaterales se demoren mucho más de lo ambicionado, pero la propuesta sigue vigente. O mejor dicho, la estrategia política del imperio continúa, con Bush o sin Bush. La resistencia de los pueblos del continente debe continuar.
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