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Doble Ruedas. Historia de un encapuchado en silla de ruedas

Doble Ruedas. Historia de un encapuchado en silla de ruedas

Una historia de amor y rabia. Un testimonio de vida, a pesar de las limitaciones. Un relato de amor por los que ya no están físicamente pero seguirán presentes en la memoria de lucha. Una convicción de que lo no logrado en esta coyuntura será conquistado en un fututo no lejano. Desde la silla con la que logra movilizarse un joven, al que la violencia delincuencial le cortó sus sueños de triunfar por medio del fútbol, nos adentra en parte de la lucha vivida en meses de resistencia, esa que tomó cuerpo después del 28A.

 

Finales de junio de 2021, oriente de Cali, Avenida Simón Bolívar, punto de resistencia Apocalipso, cuatro de la tarde. El ambiente estaba caldeado, los jóvenes se encontraban en sus puntos de control esperando la arremetida, que como en las últimas ocasiones sería perpetrada por la triada Policía, Goes y paramilitares. El ambiente no era muy distinto en el punto de Puerto Madera, ubicado a pocos kilómetros de Apocalipso, siguiendo la gigantesca avenida que se mantenía completamente taponada por barricadas.

Parecía que estábamos en la hora y lugar equivocado. Nuestra intención era entregar a las personas que estaban allí algunos ejemplares de la edición especial del periódico desdeabajo dedicada al alzamiento social/popular y juvenil en Cali. Algunas madres comunitarias nos recibieron y comentaron la situación. Eran ellas quienes tenían el contexto de todo lo que sucedía en el punto, pues, aunque no estaban en la primera línea, sí hacían parte fundamental del cuidado comunitario del lugar y gracias a ellas había alimentación, cuidados de salud, como también había hombros y abrazos para llorar, contar y mitigar las penas.

Al ver los periódicos, los jóvenes primera línea y la comunidad empezaron a acercarse, todo el mundo quería llevarse un ejemplar. En ese momento la tensión que sentíamos en el ambiente se mezcló con la amabilidad, amistad y alegría de quienes estaban en el punto de resistencia; fue ahí que nos percatamos que sí era una buena hora y lugar para estar.

 

 

Apocalipso

En medio de la multitud se nos acercó Doble Ruedas, un joven encapuchado que se movilizaba en una silla de ruedas. Todo el mundo lo quería y admiraba. Nos presentamos y sin dudarlo decidió darnos un recorrido para tomar algunas fotografías por el punto de resistencia que permanecía junto al almacén Éxito de Calipso, convertido en un centro de violación de los derechos humanos, con denuncias incluso de torturas padecidas por jóvenes en algunos días del pasado mes de mayo, almacén que ahora permanecía cerrado, aunque en su interior se mantenía una especie de estación de la “fuerza pública”.

Junto a Doble Ruedas nos acompañaron varios jóvenes primera línea y habitantes de la comunidad que decidieron brindarnos seguridad con su compañía. Al subirnos a la estación del MIO podíamos ver francotiradores apostados en el edificio donde funciona el Éxito, también algunas tanquetas del Esmad. Tomamos varias fotografías de los murales que ahora llenaban la Avenida, así como de los lugares de memoria en homenaje a quienes habían sido asesinados en medio de las arremetidas de la “fuerza pública”. El escenario era tan crudo que en un momento del recorrido alcanzaron a decirnos que en un lugar de la avenida habían caído más de 7 personas en una sola noche.

Doble Ruedas

Tiene 26 años y se reconoce como un discapacitado que está luchando por sus derechos, negados, al no acceder a terapias para su recuperación. Siempre con la capucha puesta y atento a lo que ocurría a su alrededor, Doble Ruedas, sin dejar de mostar en sus ojos la seguridad de saber lo que estaba sucediendo, nos contó su historia.

Siempre fue amante del fútbol, su pasión, jugaba en las divisiones inferiores del América de Cali. Un 3 de enero salió de su casa a las 6 de la mañana para un entrenamiento, y se encontró con lo que no esperaba: dos personas que le dijeron que entregara la bicicleta en la que se movilizaba, la misma que su madre le había regalado en navidad. “Ya podés imaginarte mi respuesta”. Al negarse recibió ocho puñaladas, una de las cuales le afectó la médula espinal y otra el pulmón izquierdo.

Su estado de salud no le impidió ser parte fundamental del punto de resistencia de Calipso, su apoyo fue permanente para las primeras líneas y la comunidad, por lo que permaneció cuidado y protegido como un tesoro. En medio de toda esta coyuntura encontró alegrías como también tuvo que que vivir experiencias de intenso dolor, por ejemplo despedir amigos que fueron asesinados por la policía. Su relato nos dice:

“La comunidad, como las personas de la resistencia, gente de nosotros, gente de la primera línea, me tratan como hermanito. Cuando escuchan que pasa algo conmigo todo el mundo corre a ayudarme, me sacan de primero en todo, mejor dicho me atienden de la mejor manera, me tratan excelentemente bien. Gracias al paro nacional conocí gente que se ha convertido en familia para mí; antes tenía amigos, en los cuales ya no confío, ahorita confío en estas personas que no les da miedo ir hasta un lugar en donde están dando bala para sacarme, esos son mis amigos, las personas que están dispuestas a dar la vida como yo lo haría por ellos.

Así fue Erik. Él seguro me está escuchando, un compañero de barra del América de Cali. Éramos como uña y mugre, donde jugaba el equipo para allá íbamos. El día que lo asesinaron estábamos juntos, yo le dije: hermano, me muevo porque esto se va a poner malo. Él me dijo que no se iba a ir, me empecé a ir y cuando llegué al puente llegó mi papá y las personas que no me dejan quedar hasta tarde, y ahí nos fuimos. En ese momento escuchamos el taztazeo, la plomacera y fue hasta el otro día que me di cuenta que a mi compañero Erik lo había matado la policía”.

 

 

Amor comunitario

La noche empezaba a sembrarse y las luces de Apocalipso comenzaban a encenderse. Algunas personas nos decían que por seguridad era hora de salir del barrio. Escuchabámos sus razones pero aún teníamos labor por realizar. Rodeados de muchas personas de la comunidad, la entrevista a Doble Ruedas seguía su rumbo. Al preguntarle, ¿por qué decidiste participar en esta coyuntura?, no dudó en respondernos:

“Me conmovió cuando vi que la policía empezó a dar bala, por eso me vine a apoyar a los muchachos, a ver si eran capaz de poder matar a una persona discapacitada. Hoy creo que sí son capaces de matar a una persona en mi estado, ya lo han demostrado, nada más recuerda que fueron capaces de violar a una muchacha, entonces cualquier cosa pueden hacer”.

– ¿Cuál es tu función en el punto de resistencia?
“Yo no me considero de la primera línea porque no puedo pelear, no puedo correr, no puedo tirar piedras, más bien me hago atrás ayudándolos con la leche, ayudándolos a llevar a la enfermería, eso es lo que yo hago, ayudarlos a que no se me ahoguen por los gases que nos tira la policía”.

La escena y relato que estábamos presenciando estaba tan llena de amor, que seguramente quienes allí estaban no lo podían notar. Doble Ruedas nos contó que en medio de los múltiples ataques recibidos en Apocalipso por parte de la “fuerza pública”, su silla de ruedas se deterioró a tal punto que la comunidad se reunió y recolectó el dinero para comprarle una nueva:

“Yo le doy gracias a la comunidad de Calipso, Sorrento, Yira Castro, Sindical, Villa Blanca. Gracias a ellos que me donaron una silla de ruedas nueva, porque la que tengo en este momentico la tengo prácticamente para el combate o sea para la guerra, y ya está deteriorada. Pero gracias a la comunidad ahora tengo una silla nueva muy buena, muy bacana, pero lo importante ahorita es volver a ponerme de pie, lo que me hace falta son mis terapias para mi recuperación”.

 

 

Barrio adentro

Preocupado por el futuro que vendrá después de levantar el punto de resistencia de Apocalipso, Doble Ruedas hace una evaluación de lo vivido en esta coyuntura, y el trabajo que está por venir en el ejercicio denominado “barrio adentro”**:

“Vamos a levantar el punto, pero no es así por así. Mirá, yo estoy inconforme y estoy luchando por mi salud, pero también por una vida digna para mi papá de 60 años y mi mamá de 50, pero también por mi hermano que trabaja todo el día y se gana un mínimo y de eso tiene que sacar para pagar arriendo y todos los gastos de la casa.

Ahorita me siento intimidado porque cuando se levante este paro ya no le tendré confianza a la policía, ahora me va a dar miedo cuando me llamen y me requisen. También siento miedo de entregar este punto porque la verdad no quiero que esté en riesgo ni mi familia ni ninguno de mis compañeros.

Yo digo que en el fondo perdimos la batalla porque nos endulzaron con unos mercados, con unas bequitas y ya, ahora tenemos que dar nombres y datos, pero yo no voy a recibir eso porque sé que con eso me van a capturar.

Muchas personas que no estuvieron con nosotros, que no nos apoyaron en el paro, ahora la van es a tener que chupar (perdón) van a tener que aguantar lo que se viene, porque lo que se viene es mucho peor, todas las reformas que íbamos a tumbar nos la van a aplicar el doble, nosotros no hemos tumbado nada, antes todas las reformas las están remodelando para volverlas a poner. Todos los supuestos daños que hicimos nos lo van a cobrar duro.

Ahorita en el ejercicio de barrio adentro vamos a seguir haciendo pedagogía, actividades culturales, eventos de rap y diferentes actividades cada ocho días, esto lo vamos a seguir haciendo hasta que el presidente se dé cuenta que lo que estamos pidiendo es lo que necesitamos, porque ya estamos cansados que el rico sea más rico y el pobre sea más pobre, así es todos los días”.

–En ese momento lo interrumpimos para preguntarle, ¿volverías a salir a manifestarte?
“Vuelvo a salir las veces que me toque salir a luchar, vuelvo y lo hago pacíficamente como lo hice en esta primera vez, porque este es el primer paro en que participo y me siento orgulloso porque pude ver la cara de lo que yo quiero, lastimosamente no pudimos lograr lo que buscamos, pero sé que en cualquier momento se va a lograr… –su mirada que estaba dirigida hacia el infinito vuelve y se enfoca en nosotros y nos dice–. Compañero, sé que en cualquier momento se va a lograr que toda la corrupción se acabe, que ya se le dé un poquito más al pobre y que al rico le mermemos. Hoy en día mi hermana me dice que quién me manda meterme en esto, yo le digo, quién me manda no, esto es porque yo quise y voy a seguir y el día que me toque volver a salir a luchar y volverle a echar leche a mis compañeros para que no se ahoguen, lo haré”.

En ese momento Doble Ruedas decide mandarle un mensaje al presidente a través de nuestra grabadora, un mensaje que seguramente nunca le llegará a sus oídos por medio de nuestro medio, pero pese a ello igual lo dejamos para quienes estén leyendo el relato de quien a pesar de haber perdido la movilidad de sus piernas no sufrío igual percance en su cabeza.

 

En voz alta

“En este momentico al presidente no le importa si yo tengo hambre, si el compañero tiene hambre, si alguien aquí tiene donde vivir, si esta noche tenemos donde dormir, a él no le importa nada de eso. Hoy, seguramente, Duque puede llegar a su casa a descansar y ver su Netflix o lo que quiera. A mí me cortaron el internet y hasta todo… Pero una cosa si te digo, ¿por qué te olvidaste del pueblo si nosotros fuimos los que te ayudamos a subir allá? ¿por qué mandaste a matar a todos nuestros compañeros? Fuiste vos quien mandó a matar a todos nuestros compañeros que hoy están en el cielo por la lucha y por la resistencia”.

Al pronunciar estas últimas palabras se marca la rabia en su voz y en sus ojos el dolor. Nuevamente las personas que nos acompañan insisten sin excepción en que es momento de marcharnos. La tensión en el punto de Calipso subía de nivel. Siguiendo los conocimientos de quienes habitan este territorio decidimos empezar a despedirnos y Doble Ruedas dejó fluir todo su sentimiento:

“Quiero terminar dando un agradecimiento, aunque sé que no me van a escuchar, pero sé que están con nosotros. A nuestros compañeros capucha, gracias por tu lucha, en la tierra los estamos acompañando, los estamos recordando. Nunca los vamos a olvidar, y a las familias: nunca vamos a olvidar a sus hijos, a sus nietos, no los vamos a olvidar, muchas gracias por habernos acompañado, de todo corazón, muchas gracias de parte de este joven discapacitado que seguirá en la lucha las veces que me toque”.

 

* Integrante del equipo desdeabajo y del colectivo Loma Sur. Fotografías.
** Barrio adentro fue la decisión que tomaron en los distintos puntos de resistencia de Cali para levantar los bloqueos. Significa que ahora quienes antes estaban en las barricadas se adentrarán barrio adentro para fortalecer los lazos y procesos comunitarios en cada territorio.

 

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