Desde el 28A, y hasta la tercera semana de junio Cali fue epicentro de un levantamiento social/popular y juvenil, único y sorprendente. Sólo el Canal 2 estuvo presente en los lugares de confrontación y desde ellos contrainformó, dio voz y rostro a quienes se organizaron y resistieron durante este inesperado y prolongado paro nacional, ¿cómo fue esta experiencia y qué lecciones deja para el ejercicio de un periodismo no complaciente con el poder? Con mirada histórica, sobre este y otros tópicos comparte su experiencia José Alberto Tejada, director del Canal.
desdeabajo (da). Ustedes cubrieron las jornadas del 21N, ¿Hay cambios entre este y el 28A?
José Alberto Tejada (JAT). Desde el 21 de noviembre del 2019 (21N), cuando cubrimos la jornada percibimos que era una fiesta, eran muchachos básicamente universitarios, protestando pero de manera festiva con guacharacas, acordeones, guitarras, sinfónicas y mucha gente a su alrededor.
Por el contrario, el 28 de abril de 2021 (28A), al realizar la cobertura encontramos muy pocos muchachos universitarios, percibimos que había muy pocos adultos, a diferencia del 21N donde vimos niños, mascotas, ancianos, en cambio el 28A vimos muy poca gente acompañando la marcha; el 28A sentíamos espadas en el ambiente, una especie de rabia contenida que no vivida el 21N.
¿Saqueos programados?
JAT. Como dirigente gremial tengo contacto con varios compañeros, un líder de vendedores ambulantes del centro de Cali me alertó al inicio del paro que tenía información confiable que habrían saqueos en el centro y que no estaban organizados por la gente.
La información la mantuvimos presente. Al día siguiente, al llegar al Parque de las Banderas observamos unos civiles hablando con la policía, esto nos inquietó, unos minutos después a unos 50 o 70 metros esos mismos civiles golpeaban las puertas de Bancolombia al frente de la iglesia de San Fernando, entonces con los periodistas del canal constatamos que pasaba algo extraño, nos pusimos en estado de alerta.
Nos dirigimos al centro y al llegar a la 5ta con 5ta, cerca de la Plaza Caicedo a unas 6 cuadras vimos humo, movimientos irregulares, al bajar por la 5ta con 10 y 11, ya en el Parque Caicedo, había gente corriendo con carritos de supermercado llenos de computadores, licuadoras, llevaban las cosas en las manos, en talegos.
Ante la sorpresa dijimos y ¿esto qué es? Mientras la gente que venía marchando, al ver esto, empezó a confrontar a los saqueadores y buscar a la policía, avisando que estaban robando. La policía no hacía ni decía nada.
Entonces fuimos a la carrera 9° con calle 9°, en la sede departamental de Cali estaban unos 15 policías y les insisto que la gente dice que están robando ¿por qué no los detienen? Van a seguir robando. Un policía con cara de pocos amigos, me dijo: ese no es tema mío, se dio la vuelta y me dejó hablando solo. En ese momento confirmé que había un guión, aquí quieren que la situación se desborde. Entonces me senté y hablé con el equipo y les dije: esto se va a complicar hay que tener una especie de acuartelamiento periodístico de primer nivel, había que estar dispuesto a lo que fuera a pasar. Salimos a la calle y comenzamos a oír la información de los grandes medios, en ese momento decidimos que había que jugarse por la contrainformación, la instrucción fue “vamos a contrainformar”, vamos a ponerle voz y rostro a los muchachos.
De mayo 68 a abril-mayo 21
JAT. Eran mis años de adolescente cuando sucedió lo que hoy conocemos como Mayo del 68, pese al tiempo trascurrido recuerdo el impacto de aquel suceso. Por mi oficio he estudiado el tema, este 28 de abril y el Primero de Mayo del 2021 me confirmó que estábamos frente a un Mayo 68 pero no en París sino en Cali, con una diferencia, en Mayo 68 los que se rebotaron fueron los universitarios parisinos que mandaron al carajo a todo el mundo. En cambio, en Cali eran muchachos inorgánicos los que mandaron al carajo a centrales obreras, estudiantiles, agrarias, a partidos políticos, a iglesias, al gobierno, a todo el mundo, asegurando que nadie los representa porque son jóvenes de la barriada. Nos alertamos, había que informar lo que estaban haciendo y diciendo los muchachos y esa es la explicación de por qué decidimos jugárnosla por ahí; hoy confirmamos que era lo que teníamos que hacer.
da. ¿Cómo fue ese primer contacto con quienes realizaban un levantamiento urbano no visto antes?
JAT. Nosotros estuvimos el 28 de abril hasta las 2 de la tarde en Puerto Resistencia y volvimos por la noche. Por la mañana los jóvenes que estaban ahí liderando, nos permitieron realizar tomas generales desde unos contenedores. Por la noche volvimos y le pedimos a los mismos muchachos de la mañana que permitieran que el camarógrafo subiera para realizar otras tomas, y unos dijeron que sí y otros que no, que sólo queríamos hacer las tomas por el raiting, que el Canal 2 tenía que irse de ahí, y nos sacaron.
Soy como las cucarachas. Empezamos a regresar, si me sacan vuelvo y para adentro. Al otro día volví, con cuidado, hablé con algunos conocidos o referenciados y comenzamos a realizar entrevistas. De pronto se acerca uno de los supuestos líderes y tomó el celular, el trípode de mano y le dijo al camarógrafo que no podíamos publicar nada, “páseme y borré todo eso” me dijo. Le expliqué que no los estamos filmando a ellos, realizamos tomas con la gente, como director del canal no me interesa perjudicarlos. No dañen el trabajo nuestro, les dije, y se acercó al oído y me dijo: borre todo esto, no me obligue a ser grosero con usted. Sin embargo no borré nada, nos fuimos, era mejor “no calentar la plaza”, como dicen los muchachos.
Al día siguiente fuimos para “La Luna”, era 2 o 3 de mayo, llegamos, y había una gran cantidad de agentes del Esmad y de motorizados. De pronto, de una de las calles veo que se acerca un muchacho en silla de ruedas (ver página 2), avanzaba de frente hacia el Esmad, acerco el micrófono y escucho que el muchacho estaba reclamando porque habían gaseado al barrio, “¿cómo gasean acá?, hay gente con discapacidad, hay niños”, les decía. El valor de ese muchacho desde su silla de ruedas confrontando al Esmad, que estaban con sus uniformes y todos sus accesorios y ni le pusieron atención; viendo su valor pensé que habría que hacerle un monumento a su valor y dignidad.
Esto nos alertó de la situación, les dije al camarógrafo y a dos periodistas que teníamos que quedarnos. Atravesamos la autopista, de un momento a otro estaban en el puente unos 30 o 40 motorizados, empezó una balacera impresionante, quedamos en medio y los muchachos nos guiaban y decían: corran para aquí, para acá. Ese fue el bautizo, con balas y bombas lacrimógenas, nos ponían mucha leche y bicarbonato. Esta situación me recordó cuando fui manifestante en los años 70, los gases ardían pero por unos 5 minutos uno se reía de eso, ahora hasta días después se siente la irritación y los ojos permanecen rojos por efecto de los gases.
En ese momento, cuando los muchachos vieron que nos quedamos y realizamos el cubrimiento y no corrimos, se dieron cuenta que éramos confiables, que no fuimos a realizar reportería a distancia. Ahí empezamos a ganarnos su cariño y respeto. Fueron ellos los que comenzaron a llamarnos.
Al día siguiente fuimos para Siloé, nos tocó otra balacera igualita a la ya vivida; de allí fuimos al Puerto Resistencia, y ahí fueron 3 balaceras muy verracas y en todas nos metimos. Luego nos trasladamos al Puente de la mil luchas y después para Paso del Aguante, Puerto Madera, Apocalipso, en fin, hemos estado en todos los puntos de resistencia y cuando a habido balacera nos hemos metido al barrio, enfrentamos a la policía con micrófono en mano preguntando, ¿por qué están haciendo esto? Algunos nos responden, otros nos han tratado de disparar; no nos ha pasado nada grave durante los cubrimientos. Hemos vivido con la gente el drama de lo que está pasando, no reportamos desde una columna por allá, desde un quinto piso mirando los eventos a través del celular. Nosotros, por el contrario, nos hemos metido ahí, en el barrio, con la gente y eso nos ha dado un sabor especial de boca, un sentimiento de piel.
da. ¿Qué es lo que la gente en la calle espera de un medio de comunicación?
JAT. Desde la comunidad barrial, llamémosla popular que es la que se ha levantado, los muchachos y la gente de los barrios, tienen claro que los grandes medios no van a ir nunca, y si van es para tergiversar lo que ocurre, que es lo que siempre ha sucedido. Ellos tienen expectativas de que medios independientes, como el nuestro o incluso periodistas independientes, hagan reportería en el terreno, y los reciben bien porque saben que están realizando un trabajo testimonial.
La gente tiene mucho interés en que los medios validemos lo que ellos, a través de sus redes, muestran. De hecho, para ello, cuando envían la información les pido que lo hagan como fuente periodística teniendo en cuenta: fecha, hora, y lugar, describir qué es lo que está ocurriendo y quién es el responsable del contenido enviado. Así podemos utilizar el material como fuente periodística y eventualmente inclusive como prueba judicial. Lo vivido ha escindido lo que es la información de los mass media y la de los medios que llamaría de territorio.
da. ¿Cómo queda la democracia colombiana ante la dignidad de la gente y ante la represión y autoritarismo desatado?
JAT. Mi hipótesis es que esto obedece a un guión, la situación no se le salió de las manos al gobierno. Creo que esto fue provocado por el partido en el gobierno y por ciertos titiriteros del poder a través del gobierno en ejercicio. Mi hipótesis se fundamenta en que el partido de gobierno no está dispuesto a entregar el poder, sabe que si es hoy o dentro de unos meses, no ganará las elecciones, independiente de quien sea el contradictor político. Entonces tiene que encontrar una fórmula o para aplazar elecciones o para lograr mantenerse en el ejercicio de gobierno por un periodo o dos adicionales. Recuerden que Fernando Londoño Hoyos dijo que de llegar al poder había que hacer trizas el Acuerdo de paz, estos acuerdos están “blindados” por tres periodos constitucionales, este es el primero, o sea que faltan dos.
Creo, en segundo lugar, que somos una narcosociedad con un narcoestado. El común de las relaciones sociales, económicas, culturales, cotidianas y políticas que tenemos los colombianos está mediada por el entorno del narcotráfico. Es más tolerable y bien visto ser vecino de un lava perros –un emergente rico– cuya fortuna no la ha conseguido trabajando sino traficando, que tener de vecino a un marica, una lesbiana, a un negro, a un indígena, a un campesino, estos me avergüenzan, el otro no, ni siquiera me intimida, lo acepto, esto es lo que explica esta narcosociedad, este narcoestado, porque estamos gobernados por el narcotráfico, esto no es políticamente correcto, pero soy bruto para utilizar el lenguaje políticamente correcto, y me interesa ser así porque me da licencia para poder decir las cosas como son.
Estamos manejados por una clase emergente de nuevos ricos con mucho poder de intimidación, que no están dispuestos a permitir que en Colombia se consolide una democracia moderna, que lo único que pide es que haya mayor inclusión social y económica de las mayorías.
da. ¿Cómo se explica esto?
JAT. Sencillo, porque nadie pide que los ricos dejen de ser ricos, a nadie le importa eso. En más de 100 entrevistas realizadas ninguno de los muchachos entrevistados dijo que la solución sea acabar con los ricos, ni que la sociedad se convierta en comunistas o socialistas, nadie está diciendo eso. La gente está pidiendo oportunidades para estudiar, un trabajo digno, no padecer hambre y que no se sigan robando el país, esas son las cuatro exigencias reinvindicativas que he conocido testimonialmente durante el cubrimiento periodístico durante estos dos meses.
El guión es claro: como no van a ganar por vía electoral, al menos que se logre consolidar un fraude monumental, tienen que azuzar el ambiente social hacia el caos. Mi abuelo fue asesinado en zona rural de Tuluá porque era liberal y el Cóndor de la zona, uno de los estafetas de Laureano Gómez, decía: “hay que incendiar el país para mantener el poder”. 70 años después, justamente es el mismo modelo: terror, muerte, judicialización arbitraria, intimidación de la voz social, sin más argumento que el poder de las armas, el poder “manda”.
Dignidad y ética de la juventud
Los muchachos están haciendo un quiebre histórico, lo que mi generación y las anteriores no fuimos capaces de hacer o porque nos mataron a los líderes más claros que teníamos en nuestra época o porque los desaparecieron, o porque los que quedamos vivos unos se reblandecieron, otros se acomodaron, otros se derechizaron y otros se neutralizaron. Unos poquitos seguimos siendo medio delirantes, todavía tenemos fiebre de 40 grados en nuestra mente y por eso nunca fuimos funcionales al sistema; siempre he sido disonantes y así quiero terminar mi vida. No me interesa para nada congraciarme con ningún poder, que me respeten por lo que hago, por la validez de mis argumentos y por lo que hago.
Por eso me llaman mucho la atención estos muchachos, con un altísimo nivel de dignidad y discurso, a pesar de que muchos ni siquiera tienen el bachillerato y algunos con bachillerato escasamente pero tienen capacidad de ubicarse en el contexto de la realidad, una capacidad que no teníamos nosotros a su edad; claro, tienen las redes y eso les permite tener una mirada muy hacia adelante.
da. ¿Qué más resalta de ellos?
JAT. Que están haciendo un quiebre ético. Hay algunos que han sido sicarios y nos contaron tras cámara: “hay gente que viene de Cali y nos dicen si queremos ganar $ 200.000 pesos, pero ya estamos cansados de ser gatilleros, no queremos que nuestros hermanitos crezcan siendo drogadictos o gatilleros”. Esta generación, que pensamos no le importaba que esta sociedad estuviera copada por el narcotráfico, hoy está saturada de esta cultura de narcotraficante, en todos los órdenes.
Es un quiebre ético muy crudo que están haciendo. Por eso al establecimiento le interesa provocar, agotar a toda esta muchachada para que llegue por un lado la fuerza pública y por otro, no solo en Cali sino en otros lugares del país, grupos irregulares armados y bandas criminales a presionar a los muchachos. Inclusive me han llamado a decir, “don Alberto, me abro del parche, por un lado me dan bala y por otro quieren que genere otra cosa aquí”. Esto es lo que quiere el establecimiento, no hay voluntad política de cambio, aquí hay voluntad política de caos, para que el día de mañana usted y yo compremos seguridad a cambio de libertad y compremos seguridad a cambio de democracia.
Retos y tareas de los medios alternativos y comunitarios
JAT. La tarea es reproducirnos como flores silvestres, enredarnos, crear sistemas capilares donde unos y otros compartamos fuentes, información, mecanismos de visualización de nuestra información. Ser capaces de crear de manera conjunta parrillas consolidadas, potentes, que le den contrainformación a la gente, hoy más que nunca Colombia necesita contrainformación.
Necesitamos medios pequeños, medianos, grandes, con capacidad de armonizar unas parrillas en lo audiovisual, escrito, impreso, radio, con contenidos fuertes, muy bien hechos, con capacidad argumental e informativa. Es necesario que la sociedad civil se moje, entre al baile, pues es una sociedad con una mentalidad muy colonial, hemos entregado a los virreyes en el gobierno el poder de decidir qué hacer, no está bien. Los empresarios, los cooperativistas, los académicos y sus universidades e institutos, los líderes religiosos, los líderes de Ongs, todos tenemos que entrar al baile; pero no pretendamos entrar al baile llevando a los muchachos a las oficinas de la Cámara de Comercio, de la Andi, de Camacol, esos no son los sitios donde hay que bailar, hay que ir al territorio, al barrio. Los líderes sociales de todo tipo tenemos que ir a oler, a escuchar, a ver cómo vive la gente…
*Entrevista completa: https://youtu.be/GSzlzFrIP6Y
Historia del Canal 2
JAT. Canal 2 es una división de medios de la corporación cívica Daniel Gillard –Cecan, que es una Ong vallecaucana con 48 años de trabajo en el Valle del Cauca y en algunas zonas del norte del Cauca. Nuestro trabajo comenzó con la obra del sacerdote belga Daniel Gillard que llegó a Cali a principio de los años 70 y que, lamentablemente fue baleado por el ejército en 1985.
Quienes dirigimos Cecan somos herederos de la obra del padre Daniel, junto a él fuimos formados, por su prédica y su filosofía. El padre decía que los colombianos jugábamos a hacer la guerra porque no sabíamos que era realmente una guerra. Los europeos habían superado dos guerras el siglo pasado y comentaba que no había una sola familia que no cargara un lastre, una huella de esas guerras, por quiebras económicas, por desarraigo, por la gran cantidad de huérfanos y viudas, etcétera.
Para el padre Gillard, Colombia se caracterizaba –y aún se caracteriza– por tener sólo dos clases: los muy ricos, que son muy poquitos, y los muy pobres que son muchos, y que no existe una clase media que sirva de colchón entre las dos clases y que sirva como mecanismo de movilidad social y económico para las mayorías. Esa era la diferencia con Europa occidental, decía, allá los muy ricos eran muy poquitos, los muy pobres eran muy poquitos, pero había una enorme clase media que permitía y facilitaba la movilidad y esa cohesión social. Añadía que la apuesta debía ser por la vía política, cívica, ciudadana, que el papel principal era formar e informar ciudadanos porque sin ciudadanía había masa y era fácilmente manipulable por cualquiera que hablara bonito o tuviera un discurso caudillista.
De la radio a la televisión
Desde 1988, a instancias del trabajo de Cecan, comenzamos a hacer radio, pasamos por unas 5 o 6 emisoras en Cali, hasta el año 2002 en que paramos, fue una época muy dura, económicamente muy complicada, salíamos de la crisis financiera de finales de los años 90.
Iniciamos con la televisión en el Canal 2, que ya existía y el cual adquirimos. Tomamos esta decisión con la expectativa de convertirlo en un canal de señal abierta sin ánimo de lucro, porque en esa época la Comisión de televisión adjudicaba la licencia a tres entidades: alcaldías, universidades y Ongs de reconocida trayectoria. Nosotros cumplíamos la tercera condición, pero en el 2012, cuando ya teníamos el canal, la Comisión se acabó y nació la Autoridad nacional de televisión, que desde el 2012 hasta hoy no adjudicó más canales de señal abierta sin ánimo de lucro.
Cambiar para continuar
JAT. Esto nos obligó a hacer un giro, pensar cómo íbamos a mantenernos. Nuestra expectativa era salir por los diversos operadores pero el propósito fundacional era que el canal de televisión funcionara como una matriz de una propuesta de medios que incluía una emisora comunitaria, aunque no hemos logrado tener una señal en FM, a pesar de los intentos. Actualmente tenemos una emisora digital (cecanestereo.com) y una revista digital (cecane3.com). La idea es que el canal, la emisora y la revista se vayan articulando en una matriz de medios propios para formar ciudadanos e informar, porque ese es el papel central de Cecan y de sus canales.
da. ¿Cómo fue el proceso de ganar audiencia y llegar a las comunidades?
JAT. Es un proceso de línea editorial. Cuando adquirimos este canal habían programas de chamanes, brujería, tarot, que no eran de nuestro interés. La pretensión era tener un canal más informativo que de entretenimiento, poco a poco consolidamos una parrilla informativa, de la que hacen parte programas de entretenimiento, de variedades, que son pocos, en su mayoría son informativos, retransmitimos en alianza con otros medios, emitimos noticieros, documentales, producción de contenido de personas particulares que consideramos interesantes, siempre con el énfasis de formar e informar ciudadanía, que se es nuestro eje.
da. ¿Cuáles han sido las principales dificultades que han atravesado?
JAT. La mayor dificultad es la económica y financiera. Si no fuera por el apoyo de Cecan, habríamos cerrado hace mucho tiempo, aunque ahora también está atravesando un momento complicado producto de la pandemia y de la guerra.
da. En esta coyuntura el Canal 2 se volvió protagonista, ¿cómo ha sido la relación en redes sociales, en especial con los medios de comunicación convencionales. ¿Cómo ha sido el tratamiento hacia el canal?
JAT. Hay que tener más cuidado de los colegas que del gobierno o de los grandes medios. Me han llamado periodistas enojados, me han dicho que soy un periodista irresponsable, incendiario, que estoy poniendo en riesgo a los periodistas en Cali. Imagínese, periodistas que viven escondidos detrás de un escritorio, debajo de la cama, leen en el celular y desde allí producen noticias, argumentando que los que vamos al terreno los ponemos en riesgo. Henry Holguín decía hace 30 años: ‘periodista que tenga miedo que se compre un perro y se esconda debajo de la cama’, ese es el mensaje que le hago a los periodistas vergonzantes, que no son periodistas y sí meros comunicadores de los jefes de prensa de los gobernantes, y de esos anunciantes que les dan pauta, y disfrazan de noticia lo que es publicidad o propaganda oficial.
De los medios nacionales únicamente una periodista de un gran medio intentó cooptarme, pero como soy disonante y sanguíneo preferí decirle que tengo otra cosa que hacer y ahí la dejé con su discurso, no estoy interesado en esos medios. No valgo nada para ellos y tampoco quiero valerlo, porque para mí ellos tampoco son válidos, no me interesan para nada.
da. ¿Cómo cambiaron las dinámicas a raíz de la cobertura del paro?
JAT. Durante el paro nacional nuestra línea editorial fue realizar contrainformación, con todas sus implicaciones y consecuencias, por ejemplo, además de ser líder de Cecan y del canal he sido dirigente gremial por muchos años, a raíz de la cobertura del paro el gremio me sacó, me indicó que no puedo seguir ejerciendo. Además, los amigos empresarios que pautaban en el canal, que eran cercanos, retiraron la pauta porque nuestra decisión editorial era totalmente contraria a ellos, les interesaba cuidar la imagen de sus marcas y empresas, lo cual también es legítimo. Cuando se toman decisiones se asumen consecuencias.
¿Cómo clasificaría a los medios en Colombia?
A los medios de comunicación habría que dividirlos en dos categorías: los que se ajustan a una matriz mediática oficiosa, que son los grandes medios tradicionales que están interesados en mantener el statu quo, son ventrílocuos del poder político, económico, social, y en la otra categoría están los medio alternativos, independientes, comunitarios, de provincia, muchos de ellos hechos a contracorriente, sin financiación ni garantías para el ejercicio periodístico, ya que su premisa fundamental es la conexión cercana con las comunidades y por tanto con otras realidades. El primero es un periodismo de referencia, de ruedas de prensa, de comunicados oficiales, de voces muy reconocidas. El segundo es un periodismo de testimonio, no hay otra forma; el periodismo comunitario tiene que ser desde el territorio porque no se puede hacer desde el computador.
Qué sigue…
JAT. A los muchachos hay que reconocerlos como sujetos políticos nuevos en Colombia. No se sienten representados por nadie, deben crear sus propios mecanismos de representación y deben ser los próximos políticos en ejercicio, de ahí tiene que salir la cantera de los políticos porque la política siempre será necesaria para evitar la guerra.
Ahora tienen una tarea inmediata, exigirle a los gobernantes, concejales, diputados, congresistas, que toda obra y contrato público que se haga con recursos del estado tenga interventoría de la comunidad, no veeduría. Basta ya de esos negociados donde un contratista que es parte de la “gente de bien” de nuestras ciudades, le dan un contrato –como pasó en el gobierno anterior acá en Cali– para que refaccionen o reconstruya una escuela, el contrato tiene un monto de 20 mil millones de pesos, la “gente de bien” se lleva no 20 sino 30 mil millones porque hicieron dos “otro sí” al contrato. El Estado pagó ese dinero pero al ir a la escuela constatamos que no tiene las baterías sanitarias, sin agua potable, sin energía eléctrica, sin conexión a internet, ¿quién tiene que realizar la interventoría? ¿el amigo del político que contrató con el secretario del despacho?
No. La comunidad tiene que hacerlo. Y esos muchachos deben ser el nuevo sujeto político que sea capaz de organizarse con su comunidad, ser el interlocutor de quien realiza el contrato con los recursos públicos, que son recursos de todos. Esto es parte parte de los desafíos que comienzan a aflorar como resultado de este abril y mayo primaveral de la Colombia del siglo XXI.
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