Estados Unidos e Israel se preparan para rediseñar mapas en Medio Oriente

Vivimos un tiempo de cambios vertiginosos, en medio de la crisis que afecta al Sistema Mundo Capitalista. Dentro de ello, brilla con luz propia, un suceso que le da un giro a la tercera guerra posmoderna de reparto que comenzó después del colapso de la Unión Soviética, la cual entró en una nueva fase después de que Hayat Tahrir al-Sham –HTS– tomara el poder en Siria con una operación de la Otan. En el mismo período, la llegada de Trump al poder en Estados Unidos inevitablemente profundizará la guerra y la decadencia de la humanidad, porque si existió el derecho internacional, fue significativamente destruido durante la era Biden.

Ahora, en estos tiempos convulsos, alimentados por las manipulaciones del tecno-capital; nos enfrentamos a un proceso de imposición del gobierno de la “fuerza” basado en la violencia desnuda, las amenazas, el chantaje y la negociación, un devenir en el que se tienen en cuenta las definiciones de amigo y enemigo del jurista nazi Carl Schmitt. Aquí, por supuesto, no hay lugar para pensamientos, sentimientos y preferencias políticas que son de vital importancia para el futuro de la humanidad como conciencia, solidaridad, comunidad, la solución conjunta de los problemas, la democracia y la libertad, que deberían pertenecer a toda la humanidad.

¿Qué está intentando hacer Israel?

Es en este escenario que Israel declaró “victoria” tras el acuerdo de alto al fuego alcanzado con Hamas el pasado 15 de enero. Un acuerdo firmado tras el asesinato por el gobierno israelí de al menos 60.000 palestinos y herir a más de 100.000 personas; invadir el sur del Líbano y liquidar la administración de Hezbolá. Además de ayudar al cambio de poder en Siria y el sur de Siria ocupado. Un despliegue de tropas y acciones ofensivas de distinto orden y alcance en el cual Irán y Rusia sufrieron una derrota estratégica.

Netanyahu, cabeza del gobierno israelí, anunció en tono triunfalista sus objetivos antes de su visita a Estados Unidos, prometiendo un período de paz y prosperidad sin precedentes, y dijo: “Hemos rediseñado el mapa de Medio Oriente gracias al coraje de nuestros guerreros y lo volveremos a trazar de una manera ordenada mejor junto con Trump”. También añadió entre sus objetivos: la victoria contra Hamás, la recuperación de todos los rehenes, la lucha contra el eje iraní y la mejora de las relaciones con los países árabes. Mientras Netanyahu decía esto, el ejército israelí continuaba las masacres en Gaza y Cisjordania, e insistía en su constante propósito de anexar tierras palestinas.

De lo dicho por Netanyahu se desprende que el acuerdo de alto al fuego con Hamas será roto en la primera oportunidad y la anexión de Gaza y Cisjordania estarán en el primer plano de su agenda. Establecer un gobierno títere en el Líbano no será suficiente para ellos y los ataques contra la base de Hezbolá aumentarán. En Siria, están aprovechando el desacuerdo de los drusos con la administración HTS para ampliar día a día su ocupación.

¿Trump facilitará las cosas para Israel?

Trump, que se jacta de haber logrado un alto al fuego con Hamas, predice el exilio para los habitantes de Gaza. Quiere que los palestinos vayan a Egipto y Jordania. Habla casi con sarcasmo de reconstruir Gaza como un destino turístico de primer nivel. Algunos países árabes, como Egipto y Jordania, anunciaron que no aceptarían el exilio de palestinos. Pero Trump es insistente en este tema y amenaza indirectamente a ambos países con un cambio de poder. Al final del día, los gobiernos de estos países pueden ceder ante los deseos de Trump. Al mismo tiempo, este reitera que el territorio de Israel es pequeño y da luz verde a los nuevos planes de anexión de la administración de Tel Aviv.


Pero el gobierno de los Estados Unidos va más allá: por supuesto que ayudarán a Israel en su ofensiva ampliada y en la usurpación de territorios de otros países, pero abordan Medio Oriente con una perspectiva más amplia y peligrosa. Trump quiere completar los Acuerdos de Abraham, que pasaron a primer plano durante su primer mandato, garantizando un acercamiento entre Arabia Saudita e Israel.

Al mismo tiempo, pretende establecer una alianza militar que incluya Grecia, el sur de Chipre, Egipto, Israel, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos; en otras palabras, crear una Otan en Medio Oriente. La administración Biden firmó acuerdos de cooperación estratégica que implican Chipre –en su parte sur– y Armenia.

Hay que recordar que Chipre está equipado con bases militares que pueden facilitar el despliegue de tropas y permitir ataques estadounidenses en Medio Oriente y el norte de África. Además, gracias al acuerdo alcanzado con Armenia, Estados Unidos aleja a la administración de Ereván de Rusia y se asegura un espacio en el Cáucaso Meridional. Todo ello aumenta el peligro de que comiencen nuevas guerras en esta parte del mundo.

En respuesta al proyecto de La Ruta de Seda del imperio Chino, Estados Unidos desarrolló el plan conocido como Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa (Imec), línea de suministro de bienes y energía que comenzaría en India y terminaría en Grecia, iniciativa que no está clara si es totalmente factible.

Pese a ello, recientemente se han firmado numerosos acuerdos de cooperación en el ámbito de la energía y la defensa, especialmente entre Egipto, Grecia, Chipre, Israel y Arabia Saudita, y se están realizando estudios en todo lo concerniente con todo lo que implicaría tal corredor económico, una incertidumbre que puede aguar los planes que tenga Trump para prolongar el poder de los Estados Unidos. En este punto es cuando surge la posibilidad de una intervención del régimen turco.

Turquía en paradojas

Turquía, el socio estratégico de Israel, enfrentó algunos problemas después de que HTS tomara el poder en Siria. Las celebraciones de la victoria del régimen de Erdoğan duraron poco, al darse cuenta que solos no podían controlar a HTS, la nueva versión de ISIS. Además, la administración HTS no pudo garantizar su legitimidad ni establecer un dominio en toda Siria. El régimen dirigido por Ahmed al-Charaa continúa con sus masacres de alauitas y cristianos, secuestran, esclavizan y venden mujeres. El régimen de al-Charaa, formado por ex miembros de ISIS y Al Qaeda, no menciona una nueva constitución participativa, aunque dice que celebrará elecciones dentro de 4 años. En medio de todo ello, kurdos, alevíes y drusos no consideran legítimo al nuevo régimen sirio y demandan un sistema democrático, descentralizado y basado en la igualdad entre hombres y mujeres.

Es una realidad compleja. Para aumentar su eficacia en Siria, Turquía apoyó a las bandas que llamó Ejército Nacional Sirio (SMO), obligándolas a atacar la Administración Autónoma en el noreste del país. Las Fuerzas Democráticas Sirias (QSD) han resistido durante unos dos meses, especialmente en los alrededores de la presa de Tishrin. Las bandas apoyadas por el ejército turco no pudieron avanzar. Aunque los países occidentales hacen declaraciones en contra de los ataques de Turquía, no hacen nada para impedir al dictador Erdoğan.

Este, a su vez, aumenta la presión dentro de Turquía, parte de la cual es la pretensión de un manipulado proceso de “paz” con los kurdos, con el objetivo de obligar al PKK a desarmarse y así poder perpetuar su régimen dictatorial. Además de todo esto, expandir su ocupación en el sur de Kurdistán y Rojava; ocupando regiones petroleras como Mosul y Kirkuk.

La resistencia de los pueblos de la región, especialmente los kurdos, es un obstáculo hasta ahora infranqueable. Por su parte, Estados Unidos e Israel tampoco se suman a sus planes, en espera de una negociación con Erdogán que les facilite concretar sus planes estratégicos en contra de Irán. Una proyección en la cual aparece una carta por jugar por parte de Estados Unidos-Israel: crear un Estado árabe sunita en el norte de Irak, similar al de Siria, proyecto en el cual necesitan a Turquía. Una negociación Estados Unidos-Erdoğan queda abierta, más factible de concretarse una vez estén dibujados con más claridad los mapas en Medio Oriente.

Es un despliegue militar, político, diplomático y de otros órdenes en el cual Trump no puede proceder totalmente sin hablar con Erdoğan, quien también aspira a no perder a Siria para lo cual deberá enfrentare con Israel –país que apoya a las QSD, que a su vez enfrentan a Turquía. ¿Logrará el apoyo de Estados Unidos para ello? Como puede verse, es una ecuación difícil de despejar para el imperio estadounidense.

En última instancia, no importa lo que alguien planee en Medio Oriente, nada de ello será posible de concretar sin que surjan nuevas guerras, lo que incrementará la inestabilidad en toda la región.

Así las cosas, es claro que los planes de potencias imperialistas como Estados Unidos, Israel y Turquía son similares al Acuerdo Sykes-Picot implementado hace un siglo. Cien años atrás, las potencias imperialistas veían a la gente que vivía en la región como objetos, rebaños de ovejas. Este enfoque condujo a sangrientos enfrentamientos y guerras a lo largo del siglo XX. Hoy la solución reside en que la gente de todo Medio Oriente haga su propia voluntad y se ponga de pie para crear una vida común y pacífica. Por esta razón, ahora debería ser nuestro deber crear una resistencia común organizada del pueblo contra las grandes potencias, sin quedar atrapados en el fango del nacionalismo.  

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Autor/a: Elías Beyancé
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Fuente: Periódico desdeabajo N°321, 20 de febrero - 20 de marzo de 2025

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