Dimes y diretes de la clausura de la era petrolera
Aristipo Crónica Popular, Petroleo, https://www.flickr.com/photos/69976322

En el marco de la transición de este cambio de época en el que es fundamental el giro energético, el petróleo –con todo lo que ello implica económica, política social, cultural y ambientalmente– se encuentra en una significativa encrucijada, que se traduce –y en buena parte explica– la transición civilizatoria en que se debaten los sistemas sociopolíticos modernos del capitalismo y el socialismo real, en fin, los hombres, mujeres y demás seres que comprenden el mundo.

Asistimos a la clausura de la era de la energía fósil –cuya columna son los hidrocarburos–, que fundamentó las condiciones materiales de la época moderna con todo lo que ella implicó institucional y culturalmente. Proceso iniciado en los años setenta del siglo XX ante el reconocimiento geológico del inicio del agotamiento de la fuente petrolera en los EE. UU y demás países petroleros del mundo, que llegaría a su final a mediados del actual siglo XXI.

Por esa década y situación –de una parte–, Richard Nixon rompe el patrón monetario internacional, los precios del petróleo se disparan junto a la impresión de dólares por parte de los EE.UU., se petrodolariza y financiariza la economía,  se neoliberalizan los modelos económicos, se endeudan los países del mundo –en cabeza de los EE.UU.–, entra en escena como su principal enfermedad la estanflación (inflación con desempleo),  la ciencia económica pasa a ser dominada por las teorías subjetivas del valor neoclásico,  lo que se traduce en los mercados emergentes, los precios de ventas a futuro de acciones en la bolsas de valores de las materias primas y demás bienes y servicios, que incluye a los hidrocarburos y su denominado mercado spot, “Controlados por las grandes corporaciones financieras y petroleras, y que tienen interés en promover la volatilidad del mercado”1, basado en  la especulación: “violando los embargos, comerciando con los peores regímenes, manipulando la cotización del crudo, tanto a la alta como a la baja”2; y que explica por qué “A 570 barriles de petróleo “papel” negociados cada año le corresponde un solo barril “real” de petróleo”3. Factores que son la razón de la inestabilidad económica mundial a partir de entonces y evidente en la actual coyuntura. Institucionalmente, en los setenta igualmente, se cierra el ciclo del auge o edad dorada del capitalismo en su versión keynesiana y, en los noventa, eclosionan los socialismos reales; ambos, sustentados en sus matrices energéticas fósiles.

Pero, de otra parte, esa misma situación, acompañada del deterioro ambiental acumulado por décadas por el uso de esas energías fósiles, lleva a la búsqueda de nuevas fuentes energéticas, lo que involucra a las denominadas energías limpias con base en el sol, el hidrógeno y el agua, entre otras. Energías que desde entonces empezaron un proceso cada vez más significativo en la canasta energética, con características sin iguales y ventajosas en relación con las fósiles, que además de la producción limpia, son inagotables, con costos marginales de tendencia cero4, proclives para la producción, uso y administración individual y comunitarias locales, interconectadas en redes constituidas por nodos de diversas fuentes, tamaños  y potencialidades.

Esa realidad pone en jaque a los viejos actores dominantes de las energías fósiles –que son conscientes de esta situación–, que los pulsa al pánico; lo que los hace geopolítica y socioeconómicamente agresivos ante su agonía y la disposición de las nuevas fuentes. De una parte, a los países dueños de las reservas remanentes de hidrocarburos que escenifican la perspectiva del riesgo de la pérdida del valor real de lo que poseen. De otra parte, las grandes corporaciones trasnacionales y multinacionales petroleras que, precisamente, se originaron a raíz de la necesidad requerida para la explotación de los yacimientos petrolíferos, que van disminuyendo sus inversiones en el sector –en nuevas refinerías, por ejemplo– significativas para la industria; y que ven a futuro la clausura de las funciones que le dieron su origen fundacional. Finalmente, a los Estados tanto capitalistas como socialistas reales que, como de todos es sabido, sus fuentes fiscales han descansado sobre los hombros del sistema económico ampliado sustentado en el uso y abuso de las energías fósiles.

Precisamente esto explica la vigente situación de sobresaltos socioeconómicos y políticos que le asiste a la actual transición civilizatoria. Los países con petróleo pulsan por sacar el mejor redito o renta posible a sus remanentes, manipulando tanto la oferta y demanda real como especulativa, esta, acompañada de los corredores de las bolsas y sus principales mercados a futuros de Nueva York (Nymex), y electrónico de Londres (ICE). Las multinacionales, intentando sobrevivir en su condición, aprovechando su posición monopolística y pulso financiero para hacerse al dominio de las fuentes y administración de las energéticas limpias en ciernes. Y, los Estados, sus partidos, instituciones, liderazgos, políticas y  normatividades con comportamientos ambivalentes,  pues no se pueden pensar financieramente sin las rentas del pasado, a sabiendas que la nueva condición civilizatoria no da marcha atrás.

Y es aquí donde nuevamente el soberano popular y ciudadano se ve impelido a resolver el entuerto, pero que requiere de nuevas formas de lucha política a tono con las emergentes condiciones civilizatorias energética y comunicacional, de lo contrario, si persiste en las prácticas de lucha que propició le época moderna de las energías fósiles y la imprenta, hará más tortuosa la transición, y la misma posibilidad de constituir unas instituciones socioeconómicas y políticas en las que el significante sea de menos mercado, menos Estado y más comunidad, acorde con la dinámica que propician los factores energéticos limpios y comunicacionales en red  de la nueva  época. 

1  Jalife-Rahme., A., Los cincoprecios el petróleo . México: Cadmo & Europa, 2005, p. 149.

2  Laurent, E., La cara oculta del petróleo. España: Arcopress, 2007, p. 340.

 Ibíd., p. 343

4  Rifkin, J. La sociedad de coste marginal cero. Buenos Aires, Paidós, 2014.

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Información adicional

Autor/a: Luis H. Hernández
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo N°301, 18 de abril-18 de mayo de 2023

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