Keynes: de la derecha a la izquierda

A ciento cuarenta años de su nacimiento, John Maynard Keynes (1883-1946), el famoso economista liberal inglés, burgués y antimarxista, jamás habría pensado que su obra, renacida como Neokynesianismo a partir de la crisis del neoliberalismo en el 2008, lo fuera como padre protector de regímenes sociopolíticos calificados y difundidos por los medios de comunicación dominantes ante la opinión pública como de izquierda; por lo mismo, vilipendiado por autores burgueses y actores capitalistas favorecidos durante la edad de oro del capitalismo (1945-1975), que lo fue, de la mano de sus famosas teorías (keynesianas).

Consideramos a Keynes, junto a Carlos Marx (1818-1881) y Adam Smith (1723-1790), como los tres grandes referentes de la ciencia económica de la época moderna, cuyo pensamiento ha guiado la práctica política de los Estados liberales y socialistas reales, vigentes en este periodo civilizatorio. Sociedades políticas modernas del orden nacional, que privilegiaron, o bien al mercado, o bien al Estado como rectores de sus actividades socioeconómicas y respectivas políticas públicas. A riesgo de lo que implica una generalización, podemos señalar que mientras Smith prioriza el mercado capitalista (con su mano invisible) y Marx al Estado (como dictadura del proletariado), Keynes le apuesta al híbrido mercado-Estado capitalistas.

En términos históricos, la mano invisible del mercado liberal capitalista de Smith fue vigente a plenitud desde los inicios del capitalismo industrial hasta su crisis en 1930, compartiendo escenario desde 1917 con el modelo estatalista soviético; este a su vez, desde 1945 –en plena Guerra Fría–, conviviendo con el modelo de mercado-estatalista capitalista keynesiano que entra en crisis o agotamiento en los años setenta; como le sucedió igualmente al soviético en la década de los noventa. Crisis de los dos modelos socioeconómicos capitalista y socialista real, propios de la época moderna, sustentados en las energías fósiles y la comunicación impresa; modelos que van siendo relevados por la emergencia de la matriz energética sostenida en las fuentes de energías limpias y la red comunicativa de internet, que, en nuestro criterio, sustentarán la nueva época civilizatoria en vigencia a partir del 2050.

Mientras, asistimos a un periodo de transición que se caracteriza por la incertidumbre economía mundial, debido a los sobresaltos que presentan los mercados y los Estados, que no atinan a diseñar y poner en marcha un modelo teórico y práctico que le dé estabilidad. Así, ante las crisis cada vez más repetitivas: 1970, 1975,1982,1991, 2009 y 2020 (BBC News Mundo, 2020) que padecen, persisten en encontrar la salida acudiendo al mercado (neo) o al Estado (neo), columpiándose política y electoralmente entre gobiernos neoliberales de derecha que privilegian al mercado y la mano invisible de Smith, y/o “gobiernos de izquierda” que tercian por Estados keynesianos verdes; mientras, y a su sombra, hacen tránsito igualmente sus persistentes crisis financieras.

Entendemos que cada época histórica se acompaña de sus propias creencias, valores, instituciones y estrategias de acuerdo a la matriz energética y medio comunicacional fundacionales, acompañados de sus respectivos giros cognoscitivos, demográficos, institucionales, culturales y axiológicos. En ese orden, y en lo que respecta al aspecto socioeconómico, la nueva época Transmoderna o del Procomún Colaborativo por ser dominante hacia el 2050, pone al centro la economía local y sus agentes productivos comunitarios e individuales en red, debido al carácter localizado que revisten las fuentes diversas de energía eléctrica –forma fundamental de energía de la nueva época– que permiten su autogestión. Esto implica e impele, necesariamente, la acuñación y vigencia, por parte de la academia y el conocimiento humano en general, de nuevos conceptos teóricos y comprensiones para entender y poner en práctica política y social las relaciones socioeconómicas de la nueva época en ciernes; a su vez, críticos de los conceptos de la época moderna en clausura.

En desarrollo de esto, por ejemplo, conceptos tan significativos para la economía vigente como el de Valor, y junto a él, los de: mercancía, capital, trabajo, empleo, precio, ganancia, dinero, finanzas, crecimiento, inflación, deflación, PIB, acumulación, plusvalía, progreso, empleo, necesidades, bienes y servicios, entre otros, serán puestos, muy seguramente, en otros términos, y/o cabeza abajo, si tenemos en cuenta que las nuevas fuentes energéticas al ser abundantes, inagotables, de fácil acceso y uso, propician costes de producción de valor cercano a cero; que ligadas a la revolución científica-tecnológica (con su producción en 3-D y realidad virtual, entre otros) que impele su amplia adquisición (con igual tendencia a valor cero), a través del software libre, fundamentan e impulsan toda una transformación orgánica en las condiciones del sistema de producción, distribución y consumo de la nueva época. Por demás, incididos por el giro demográfico que, una vez alcance los diez mil millones de habitantes en el planeta en el 2050, iniciará un proceso regresivo generacionalmente, marcador natural de la disminución de las demandas socioeconómicas. Obras como: El desarrollo a escala humana y la Economía descalza de Manfred Max-Neef, van siendo pioneras del nuevo paradigma.

Realidades y conceptos que, al generalizarse, constriñerán el papel jugado por el Estado y el mercado –que serán igualmente objeto de esa crítica- y se verán modificados de su condición moderna de desarrollo, crecimiento y acumulación; que, como formaciones sociales y/o Estados nacionales liberales y socialistas reales, afines a las formas democráticas representativas y partidistas delegadas, indirectas, modernas dominantes, serán objeto de crítica por las formas localizadas y regionalizadas nuevas de talante participativo y autogestionarias directas, propias de la nueva época.

Es Indudable, que estas nuevas formas de organización socioeconómica y política en red local, regional y planetaria requieren su teorización que –a diferencia de las modernas smitianas, marxistas y keynesianas estrechamente ligadas solo a la academia–, implican el diálogo de saberes y prácticas de, y entre, los variados dominios explicativos y dimensiones tempoespaciales existentes –y por existir–; y que, además, no será posible de otra manera.

Evidente que una situación de cambios transmodernos futuros, como la descrita, puede resultar delirante para el sentido común y el buen sentido moderno vigentes, al igual que les resultaba a los artesanos –herreros, zapateros, arrieros, marineros y otros muchos– de la época premoderna esclavista y feudal pensar, e imaginar en su momento, un mundo movido por máquinas a vapor y la imprenta, como los cambios modernos que implicaron.

Esta nueva condición socioeconómica teórica y práctica comunitaria por venir –o de economía popular como la denominan algunos–, no es tenida en cuenta aún por los tomadores de decisiones en todos los planos de los neos vigentes liberales y keynesianos, quienes la ningunean o menosprecian por cuanto no les aparece considerada en los textos canónigos de los padres del pensamiento económico y político moderno antes mencionados. Que, por lo visto, y en consecuencia hacia el futuro, resulta todo un reto elaborar por quienes le apuestan a la utopía por posibilitar la constitución de una sociedad de vínculos humanos que supere las relaciones modernas económicas de explotación capitalista y las de dominantes-dominados estatales, ambas en crisis.  

Agosto 31 de 2023

Suscríbase

https://libreria.desdeabajo.info/index.php?route=product/product&product_id=179&search=susc

Información adicional

El porvenir de la economía transmoderna
Autor/a: Luis Humberto Hernández
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo N°306, 18 de septiembre-18 de octubre de 2023

Leave a Reply

Your email address will not be published.