“Eso se había convertido en un centro ideológico de la izquierda…”

Ver para no creer. Contra toda lógica y sentido comunitario, el párroco de la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá del barrio Niquía, jurisdicción del municipio de Bello (Ant.), exige ante un juzgado el cierre de una biblioteca comunitaria. Los antecedentes del religioso indican que su verdadera razón de proceder es el dinero; su convicción derechista también lo anima. Sus superiores lo protegen.

Desde 1960, cuando el Instituto de Crédito Territorial y la Constructora Ciudad Niquía donaron un lote de una manzana a la comuna de Niquía del municipio de Bello, con la intención de que se construyeran allí obras sociales o de carácter público, la comunidad tomó la decisión de abrir una biblioteca, conocida por toda la vecindad como Biblioteca Comunitaria de Niquía, ahora, con más de 6.000 títulos y con 41 años de servicio brindando a la comunidad una posibilidad de consultas, investigación, discusión de diversidad de temas, a lo que se suma en los últimos años otros servicios para la población del sector, como el funcionamiento de un preuniversitario popular, cursos de inglés y demás espacios culturales que trascienden el simple préstamo de libros.

Cuando más servicios y dinámica gana la misma, algunos quieren cerrarla para apropiarse de sus instalaciones. Los opositores a su existencia y continuidad: el párroco Jorge Mario Acosta y el monseñor Ricardo Tobón.

Su pretensión encuentra cause. Por orden emitida por un Juez del municipio de Bello, el pasado 11 de septiembre se oficializó su cierre. Para que así fuera llegaron al local tanto efectivos del Esmad como de la Policía Nacional. Paradoja: la decisión fue tomada justo cuando los administradores de la ciudad alardean por la realización de la Novena Fiesta del Libro y la Cultura en el Jardín Botánico.

Medios de información regionales estuvieron al tanto del desalojo, haciendo casi viral el único argumento presentado por el párroco Jorge Mario Acosta:”[…] eso se había convertido en un centro ideológico de izquierda, por eso no me interesa que esas personas sigan ahí”.

Otras de las justificaciones presentadas por el párroco son: la falta de remodelaciones del espacio y lo viejos que están los libros que reposan en los estantes de la biblioteca (¡!), olvidándose del hecho de que es un espacio sin ánimo de lucro y sin apoyo oficial alguno, además de olvidar que el conocimiento no tiene fecha de vencimiento.

El negocio antes que el servicio

Jorge Mario Acosta lleva 10 años como párroco de la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá y a su vez como rector del vecino Colegio del mismo nombre, institución con ánimo de lucro y 1.000 estudiantes, sometidos no sólo al pago de mensualidad sino a la cancelación de $1.000 para quien porte el uniforme de la institución de manera indebida.

No es casual, por tanto, que el religioso no cuente con buena reputación en la comunidad del norte del departamento, pues es conocido como negociante, clientelista y privatizador.

Más allá de la inconformidad de la Iglesia por las actividades desarrolladas en la Biblioteca Comunitaria de Niquía, existen intereses económicos. Cuando el lote fue donado para la construcción de obras sociales se rechazaba la idea de locales comerciales, pese a ello, faltando a estos principios, Jorge Mario Acosta tiene en arriendo dos locales y esa es su intención con el espacio donde hasta ahora funciona la biblioteca.

Contexto de la problemática

Desde inicios del 2015 la Biblioteca se vio bajo amenaza de cierre. Inicialmente el párroco presentó una demanda ante el Juzgado Segundo del municipio de Bello, las justificaciones eran la mala infraestructura y las actividades realizadas allí, el hecho no trascendió de una par de noticias gracias a las intervenciones de colectivos culturales y políticos de la Comuna y el Municipio.

Sin embargo “el que persevera alcanza” y el 8 de septiembre los habitantes de Niquía conocieron la noticia sobre el próximo cierre del espacio por orden de un juez, quien atendió la demanda presentada por el párroco en contra de Jesús María Arango, actual representante legal de la Biblioteca. El cierre será efectivo a pesar de que la demanda cursacontra una persona y no en contra del Comité Cultural de la misma, quienes toman las decisiones ante cada situación que la afecte. La comunidad percibe en esta demanda judicial, una actitud desesperada por parte de la Iglesia por hacer de este espacio un ‘buen’ negocio, dejando de lado los beneficios colectivos.

Lo que se dice de Jorge Mario Acosta…

En una carta anónima entregada a los defensores de la Biblioteca (ver recuadro), una persona muy cercana al párroco levanta graves acusaciones ante varias de las acciones que éste ha tomado en el transcurso de su trabajo religioso.

Al leer esta carta queda claro que el comportamiento del párroco no es nuevo. Cabe hacer una crítica ante la institucionalidad, la Alcaldía y la Gobernación por permitir que espacios comunitarios sean arrebatados por considerarse innecesarios. En últimas, a la institucionalidad poco le interesa la construcción de espacios críticos y dinámicos. No es extraño que muchos tilden al párroco de oscurantista.

Con ésta ya son 3 las bibliotecas que han sido cerradas en Bello con los mismos argumentos, las otras dos: la que tenía por nombre José María Vélez y la Popular Huracán 44.

¿Cómo va el cierre?

Aunque algunos medios de información regional ya dan por hecho el desalojo, hay que aclarar que los asesores jurídicos de la Biblioteca acordaron hacer entrega de las llaves de la instalación, mientras el Juzgado Segundo resuelve los argumentos de la Iglesia.

Sin embargo, como expresión de descontento con la resolución judicial y mecanismo de resistencia y de defensa de lo que pertenece a la comunidad, sus impulsores y coordinadores seguirán realizando las actividades como normalmente las venían adelantando en la Biblioteca, con una variedad, será en las aceras del lugar y durante el tiempo que sea necesario.


Recuadro

“Asunto: nota enviada por un compañero que conoce muy bien el cura
de Niquía, Jorge Mario Acosta

Fecha: agosto 9 de 2015
Cordial saludo

Parece ser que Jorge Mario Acosta es un ávido destructor de bibliotecas comunitarias para volverlas en espacios solo suyos, así como otros recursos de las comunidades. Veo que nada tras la Biblioteca comunitaria de Niquía, eso no es nuevo en él, le cuento:

Por la época de 1990, dicho individuo fue párroco en el barrio San Rafael, en el sector de Guayabal al sur de la ciudad. Allí instalado, se apoderó de la biblioteca comunitaria que llevaba cerca de seis años funcionando bajo el mismo estilo que opera la de Niquía: las personas de la comunidad se turnaban cada dos horas para prestar servicio de domingo a domingo de 8: am a 9: pm; prestaba servicio de refuerzo escolar, se dictaban cursos de modistería, artesanías, teatro, danza, artes marciales, ajedrez, tenis de mesa. También tenía un cineclub callejero, proyectaba películas en varios barrios aledaños (San Rafael, Betania, la Colinita y el Bolo, entre otros)

Esta biblioteca, junto con la de la República Juvenil Cristo Rey, de la Castilla y otra, dieron origen a Rebipoa (Red de bibliotecas populares de Antioquia, que aún existe).

Para apoderarse de la Biblioteca, inició un trabajo desde sus misas y se convirtió en directivo de la junta de acción comunal, desprestigiando a varias personas que habían sido líderes de esta comunidad por largos años. La biblioteca, que prestaba servicio gratuito, pasó a un local que construyó detrás de la iglesia, en el cual pretendió cobrar por el préstamo de libros, como no le dio resultado, la trasladó para un colegio al cual le estaba tramitando licencia y le exigían biblioteca. ¡El barrio perdió su biblioteca!

Pero no solo eso: se apoderó y cercó un área que era de la cancha de fútbol del barrio, ya que la cancha colindaba con el muro lateral de ésta. Tomó más de tres metros entre dicha pared y la cancha, y a toda la longitud de la iglesia. Inicialmente puso una malla y, como la gente no protestó pues siempre alegaba que eso era parte de la iglesia, se apoderó finalmente de esa área, luego levantó un muro.

Luego, ante la parsimonia de la gente y con el poder obtenido como vicepresidente de la acción comunal, movió gestiones y se apoderó de un lote de terreno que había tras la iglesia y que, según líderes tradicionales de la acción comunal, había sido donado a la comunidad por quien donó el área para la cancha y para la iglesia. Quien lo donó, lo hizo para que fuera construido un colegio o un parque para el barrio. Jorge Mario Acosta construyó unas viviendas que vendió sin dejar ningún recurso para el barrio.

En barrio Inca Metal (que queda inserto dentro del barrio San Rafael), había un kínder que, para 1990, llevaba más de 20 años de estar dando educación inicial a las/os niñas/os del barrio. Casi que todas/os las/os niñas/os del barrio, pasaron por dicho kínder antes de ingresar a la primaria.

El kínder era sostenido económicamente por la empresa Inca Metal que lo dotaba de lo básico y pagó el salario de una profesora por muchos años, Jorge Mario Acosta movió gestión ante dicha empresa, prometió que él lo administraría y buscaría profesoras “calificadas” ya que ” la profesora que lo orientaba no era licenciada en educación”. Así se apoderó de este kínder que era gratuito para la gente y lo montó en un salón de la iglesia, que otro sacerdote había construido para servicio comunitario. Como cobraba mensualidad, no le dio resultado y lo cerró: la comunidad perdió este espacio educativo para siempre.

Vale anotar que él inició gestión para volver una escuela de básica primaria, también tradicional en el barrio, para que se construyera en institución educativa con todos los grados de primaria, secundaria y media (IE José Acevedo y Gómez). Esto le dio mucho respaldo de la comunidad. Lo que la gente no ataba, era que varias personas de la acción comunal le reclamaban por haberse apropiado del mencionado lote tras la iglesia que como mencioné, era de la comunidad para construir un colegio o un parque: con su trámite logró la IE y le calló la boca a quienes estaban desenmascarando su proceder.

Bueno, hasta aquí su paso por la parroquia del Barrio San Rafael.

Cordial saludo”

Información adicional

Autor/a: ALEJANDRA CORREA BUITRAGO
País:
Región:
Fuente:

Leave a Reply

Your email address will not be published.