En el año 2004, el sistema de evaluación democratizada y libertaria de una institución educativa antioqueña participó en un concurso nacional y ocupó el segundo puesto. El directivo que viajó a Bogotá a recibir el reconocimiento preguntó al presidente del jurado, Belisario Betancur Cuartas, expresidente conservador y representante de la burguesía empresarial antioqueña, por qué no les habían concedido el primer lugar, a lo que Betancur respondió –textualmente– “es que ustedes creen demasiado en las libertades individuales y eso es visto como un peligro para la escuela y para Colombia”.
La escuela antioqueña, dicho en una breve e inicial pincelada, no profesa fe convencida en la libertad como camino para las construcciones democráticas. Por eso es tan ruda nuestra escuela en la represión, en el control de los cuerpos y del pensamiento, en el manejo del tiempo libre de los estudiantes, en las restricciones a las expresiones de afecto y a las estéticas individuales, en la imposición de fes filosóficas cercanas al sometimiento y a la resignación política; y por eso es tan dada a uniformar los cuerpos, los espíritus y las ideologías. La escuela de Antioquia, como pocas en el país, tiene un maridaje perverso y secularmente pactado con la iglesia católica para controlar las costumbres, las prácticas y las conciencias, manteniendo la resignación como única virtud religiosa y política.
Antioquia, la más domesticada
La política departamental educativa, denominada pomposamente “Antioquia, la más educada”, tiene evidentes perfiles de escuela antidemocrática. En la escuela antioqueña de hoy, como en la del resto del país, quizá, persiste, en palabras de William Ospina, “un modelo mental colonial que venera lo distante y lo ilustre, que desdeña lo cercano como barbarie y ve lo propio como íntimo motivo de vergüenza”1. En el proyecto gubernamental del departamento, y en su escuela, se observa, desde su mentor Sergio Fajardo, autenticado por Harvard, un claro criterio colonial antidemocrático con las siguientes características: 1. Su ideología oficial de tipo colonial, la que orienta su discurso y su acción, se vierte en modelos foráneos, modelos al servicio de la producción y la acumulación capitalista; obliga a calificar según estándares dictados por las necesidades del mercado y por imposición de la banca multilateral; cabalga sobre la tecnología sin racionalidad; elimina los procesos del pensamiento crítico y uniforma en la repetición del único saber convalidado, el del maestro y los manuales; 2. Su ejercicio del poder autoritario vertical impide que el ideal de sociedad democrática horizontal, incluyente y equitativa entre en las aulas y en la vida y la cotidianidad escolares; 3. Su idealización del caudillismo y del caudillo la convierte en servidora incondicional de la voluntad y los mandatos del amo y bienhechor de turno, el gobernante; 4. Su obsesión por idealizar el idioma mercantil, impone las habilidades comunicativas en inglés por encima de las habilidades en el manejo integral, funcional y bello de la propia lengua materna; 5. Su homologación del rendimiento como concepto burgués, la lleva a evaluar inequitativamente y a pasar por alto y vulnerar los derechos de estudiantes de propuestas social-comunitarias, ambientalistas, solidarias, y a discriminar a enteras poblaciones estudiantiles de sectores indígenas, campesinos, afrodescendientes más empobrecidos; 6. Su estrategia de concursos permanentes de repetición de conceptos, de héroes de la burguesía y fechas de sus batallas, de trofeos y lugares coloniales, de fórmulas y algoritmos, de saberes foráneos, de ubicaciones geográficas fosilizadas y de versiones únicas –las de la cultura dominante– de la historia, hace de la escuela antioqueña, una escuela sin memoria, escuela sin esperanza, neutral y aséptica, sin el más mínimo atisbo de conciencia crítica, camino seguro para la eliminación del espíritu y las prácticas de una auténtica democracia.
La escuela se cierra sobre si misma o “síndrome de Colón en casa”
Hace casi veinte años dijo Alberto Naranjo en un foro público en Medellín “Si Colón volviera a pasar por aquí, no reconocería nada; pero al pasar por una escuela gritaría emocionado, “¡ah, una escuela!”2. Hace 523 años la escuela latinoamericana se metió en un enclaustramiento histórico, real y simbólico: no dejarse cambiar para asegurarse de perpetuar un orden del mundo del que devengaba honores y reconocimiento. Escuela, iglesias y ejércitos fueron los pactantes. En el siglo veinte se sumaron los medios de información. A ese pacto burgués para el control de la ideología, la escuela antioqueña le ha funcionado obsecuentemente. Con carácter morboso. Por este carácter de enfermedad con muchos síntomas lo denominamos “síndrome” y porque es lo que vería Cristóbal Colón si volviera a su viejo patio de acciones, es por lo que lo llamamos “síndrome de Colón en casa”; y le señalamos los siguientes síntomas característicos: 1. La escuela se cierra sobre sí misma, se aísla de lo que acontece afuera, levanta altos muros y piensa que así se librará de la contaminación de las luchas libertarias de su mundo exterior; a veces sale a sus comunidades vecinas a repartir sus maltrechas e inoficiosas caridades de ropa vieja o comidas sobrantes y vuelve a replegarse sobre sí misma; no ha querido aprender a sumarse a las esperanzas políticas de los espíritus grandes; 2. La escuela se alía con la religión, montada en la convicción de que juntas producirán seres humanos seriados, homogeneizados en el miedo a las hipotéticas iras de sus hipotéticos dioses, seres humanos, en fin, controlados y controlables; 3. La escuela marcha, habla y piensa como los regimientos, se vierte sobre los mismos moldes formales de los ejércitos oficiales y los idealiza en su discurso como pilares de libertad democrática; 4. La escuela se irrita cuando de sus aulas macilentas brotan espíritus insumisos, los declara enfermos y los pone bajo control siquiátrico, les cuelga estigmas de desadaptados y, finalmente, los excluye porque la perturban y le resultan irresistibles.
La confesionalidad que mata la pluralidad en la escuela de Antioquia
Lo corriente en Antioquia, por obra y gracia de una catolicidad vieja y empolvada, anacrónica y sin sustancia, es la escuela declaradamente confesional. Imágenes de la católica virgen María, corrientemente desgarbadas y de estéticas paupérrimas, campean en todos los patios y espacios libres de las escuelas. No es extraño que las jornadas se inicien con oraciones de los rituales romanos. Muchas escuelas no tienen un espacio digno para juntarse a labores extraclase, a conversación o debate, por ejemplo, pero sí protegen contra viento y marea capillas esmirriadas, bajo techo eso sí, y con buen mobiliario, con flores secas y manteles descosidos, que se reservan celosamente y en exclusiva por si a lo largo de un año aparece una vez al menos un cura para decir su misa. La letra y el espíritu de la Constitución Política de 1991 no ha entrado a la mayoría de las escuelas públicas. Los grados de bachilleres, asunto público, se hacen con misas católicas por más que entre los graduados se encuentre un significativo grupo de estudiantes no católicos o no confesionales. Sus derechos no cuentan porque, según las directivas, “son unos pocos”. La educación, derecho público, es tratada como asunto privado y con lógicas privadas, las propias de la religión dominante. Las sexualidades y las pluralidades de género se enfocan en esa escuela no desde la antropología y la ciencia sino desde las pesimistas miradas restrictivas de la moral confesional. Esa escuela cae, entonces, por su fanatismo religioso, en discriminación, estigma y eliminación de los individuos que se atreven a defender el democrático derecho a la diferencia.
¿Retoña la democracia en algunas formas de la escuela antioqueña?
Maestras y maestros de Antioquia, como individuos aislados pero, por fortuna, no en escaso número, con la convicción de construir otra democracia desde la escuela y a pesar de ella misma, se zafan de sus rigorismos verticales y de sus atavismos uniformadores para crear espacios de libertad, de pensamiento crítico, de inclusión y de descolonización de los currículos. El 4 de mayo último, en pleno paro del magisterio, en el municipio de La Estrella del sur del área metropolitana, nos reunimos 120 por convocatoria de la “Alianza de maestras y maestros gestores de nuevos caminos” para contar y contarnos la escuela liberadora e incluyente que cultivamos en nuestra tarea diaria: La “personería estudiantil colegiada y horizontal” del colegio Colombo Francés, los “círculos de conversación”, los “PIP – Proyectos de investigación personal” y “Making my passion my profession” del colegio Soleira, “niñas y niños exploradores” y “el espíritu de la poesía en la escuela” de la institución educativa Bernardo Arango, “el circo de las estrellas” de la institución educativa Concejo Municipal y “Resignificando la práctica docente” del colegio Gabriel Echavarría, nos dejaron ver de qué modo nuestros maestros y maestras se resisten a dejar sofocar el espíritu que aletea en el alma de la educación y cultivan democracia abierta, plural, incluyente, equitativa y esperanzada.
Dentro de ese escenario del espíritu de la democracia pujando por entrar en la escuela antioqueña y transformarla hay que nombrar a la “Alianza de maestras y maestros gestores de nuevos caminos”, iniciativa y alianza sostenida a lo largo de los últimos 24 años, liderada por la Fundación Confiar, la Corporación Región, la Corporación Penca de Sábila, la Fundación Educativa Soleira, la Corporación La Ceiba y el Colegio Colombo Francés.
Esta alianza ha logrado sostenerse en el tiempo por su afín vocación por la educación, para que la palabra no se calle, para que el pensamiento fluya y se enriquezca, para humanizar el acto educativo y para defender lo colectivo, lo público y los bienes comunes al servicio de las mayorías. Es una alianza fluida y llena de confianzas que se compromete en la movilización del pensamiento, en especial con maestras y maestros, animadoras, animadores y gestores sociales y culturales desde la educación y sus contextos. Por sus convocatorias –5 encuentros, un seminario y múltiples mesas temáticas amplias– circulan cada año discursos, líneas de pensamiento, posturas, investigaciones, cuestionamientos y experiencias significativas. Esta divulgación constante mediante los eventos y las publicaciones ha colocado a “Maestras y maestros gestores de nuevos caminos” en un lugar de innovación académica y organizativa en Medellín y Antioquia.
Durante el segundo semestre del año que corre la Alianza ha desarrollado en diferentes municipios antioqueños distintas actividades alrededor del tema “¡Borremos el tablero! – hacia la descolonización del currículo”: La Estrella, Támesis, Santa Rosa de Osos, Carmen de Viboral y Medellín han sido algunos de estos municipios donde esta actividad tom{o forma. Los días 21 y 22 de agosto también fue celebrado en Medellín su Seminario 23, en esta ocasión bajo el prisma: “Hacia la descolonización del currículo”.
1 Ospina, William. Antioquia, donde el verde es de todos los colores. Mondadori, Bogotá, 2013, p. 39
2 Cf.
Recuadro
El sentir de estudiantes de bachillerato de sectores populares de Medellín
“Los medios de comunicación amenazan nuestra existencia”
“El cuadro del mundo que se le
presenta a la gente
no tiene la más mínima relación
con la realidad,
ya que la verdad sobre cada asunto queda
enterrada bajo montañas de mentiras”
Noam Chomsky
“Los medios manipulan, tienen claridad de quiénes somos, buscan mil maneras de ingresar en nosotros, llenando los espacios que ellos mismos crean. Entran, sacan, “innovan”, crean competencias, señalan, esclavizan y juzgan todo aquello que no genere capital para ellos; no les inquieta el colapso mental abismal que crean en la gente, ése es su negocio y uno de los negocios más rentables del mundo. Sus bases fundamentales son capital y destrucción; ésas son sus políticas innegables; los medios dicen fomentar el respeto, la libertad, la igualdad de derechos y la democracia pero de ella excluyen a países como Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia; entre otras razones porque, según ellos, éstos son los creadores de una política revolucionaria que no les conviene”
Jonathan Estiven Muñoz Rendón
Grado 11º
“Las multinacionales y el capitalismo forman y crean un sociedad consumidora, quieren jóvenes prisioneros de sus ideales y opiniones, esclavos de la propaganda para que continúen siendo ignorantes; manipulan la información transmitida de modo que impacte y sea bien recibida; por eso siempre estamos a disposición de los medios, nos embrutecen y crean ideales de gente perfecta, para que todos marchemos en línea y cumpliendo con sus preceptos”
Angie Melisa Arboleda Agudelo
Grado 11º
“Vivimos en una sociedad a la que no le importa quién eres, sino cuánto tienes y cuánto puedes comprar; te da beneficios no por lo que necesites sino por lo que puedes pagar para que te los otorguen; habla de igualdad, pero quienes tienen dinero ganan más dinero. Paga millones a aquel que se sienta o finja ser importante; y paga una miseria a quien se desgasta en el trabajo. Es una sociedad que nos mete ideas estúpidas y normalmente las recibimos muy bien. Es la sociedad del mejor postor”
Sara Lizeth Lopera Castañeda.
Grado 11º
“Una minoría controla las masas –a nosotros–, y nos controla a su amaño, nos manipula para beneficio propio; saben bien que, si salimos de la burbuja en la que vivimos y nos quitamos la venda de los ojos, sus intereses saldrán perjudicados. Ellos son el poder, son una minoría. Pero, ¿por qué no actuamos si somos mayoría, si podríamos tener el poder en nuestras manos? Tendríamos que mirar más allá de una simple pantalla”
Yaritza Morales Acevedo
“Hoy en día se ha convertido al ciudadano de a pie en el objeto del consumismo, se ha rebajado categóricamente su dignidad; nos han convertido en esclavos de la publicidad; el capitalismo necesita que seamos poco conscientes y obedientes a un mensaje o imagen. Poco a poco nos sumergimos en la ignorancia y el atraso, hacemos de nuestros deseos una necesidad insaciable”
José Alejandro Giraldo Pavas. Grado 11º
“Los medios de comunicación no mueven un dedo para que el mundo cambie, todo lo que ellos hacen es con un firme propósito, ¿cuál propósito? Antes se decía que para lavarnos el cerebro, pero no, no es lavarte el cerebro sino quitártelo; una persona sin cerebro no piensa, no imagina, no critica, sólo puede ser programada para ser controlada en función de CVC – comprar-votar-creer. ¿Cómo? Con tv, radio, prensa y publicidad; nos mantienen ocupados para que no tengamos ni un minuto para pensar, nos hacen creer que sus aparatos son indispensables en nuestras vidas; nosotros ni nos damos cuenta de lo que ellos quieren; todos tenemos un precio y la tv paga muy bien por ello”
María Alejandra Menco Villera
“Tu publicidad me enferma”
Más que dolor de cabeza, me causas migraña, pones como culpables a mis hijos, mi trabajo, mi matrimonio, mis responsabilidades; ellos llenaban mis días de vida antes de ver tu absurda propaganda que todo lo corrompe. Conviertes a un hijo en un factor que afea y daña la figura. Conviertes mi cuerpo de mujer en una imagen de deseo y en un santuario de necesidades inútiles. Conviertes mi desarrollo corporal y mis marcas de la adolescencia en un problema de autoestima. Conviertes las canas que se asoman en mi cabello e indican el paso de los años en problema de marca mayor. Conviertes mis aires naturales de mujer sin compliques en carencia de sensualidad. Conviertes las varices que son secuelas del mucho caminar en algo de lo cual debo avergonzarme y ocultar. Conviertes mis arrugas, carga de experiencia y madurez, en una pesadilla mayor. Conviertes las cicatrices que cuentan historias en motivos de desconfianza de mi propia belleza. Conviertes las múltiples señales de la vida sobre mi cuerpo en enfermedades que urgen atención inmediata; lo natural lo haces sonar grave, no sólo creas el absurdo problema sino también la absurda solución. Juegas con nuestras sensaciones, gustos y debilidades, por eso cada vez que enciendo un televisor y veo tu publicidad, siento que me enfermo, descubro miles de problemas en mi cuerpo, como también miles de productos que lo solucionan. Lo que parecía mi normalidad pasó a ser una enfermedad y todo por tu maldito influjo que me invade en todo momento y en todo lugar”
María Alejandra Menco
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