Consumo y muerte, los avatares de la sociedad contemporánea.

Las luces se apagaron, y allí estaba Charlie, un profesor virtual de escritura creativa que oculta su existencia física de la vista de sus estudiantes con el simple hecho de apagar una cámara web. Él tiene obesidad mórbida y siente vergüenza de lo que ha hecho con su cuerpo, sin embargo, la situación no es meramente superficial, no se trata sólo de un trastorno alimenticio, lo que ocurre allí, es la expresión de la extinción masiva del ser humano desde lo emocional hasta la construcción de un consumo exacerbado que rompe la relación cuerpo-mente y que es auspiciada por un modelo económico.

La película de la cuál hablo es The Whale (la Ballena en español), film que retornó la confianza al actor Brendan Fraser y permite además vislumbrar la manera en que la sociedad contemporánea, o por lo menos parte de ella, enfrenta sus peores pesadillas sociales y emocionales. La modernidad, se ha presentado durante siglos como esa época en la que el ser humano adquiere su mayoría de edad intelectual respecto a otras épocas, sin embargo, los hechos señalados no sólo demuestran la afectación que pueden tener las emociones en el ser, también la imposibilidad social de acobijar a las personas que sufren dichas situaciones y el abandono al que se ven enfrentados.

En tal sentido, la extinción masiva de lo que durante siglos se ha denominado como humano, parte en principio, de un control emocional nulo, y si bien, muchos dirán que tales sentimientos son naturales y hacen parte de la psique del ser, también es necesario ver críticamente estos discursos y comprender que la sobre estimulación de los sentidos nos han ido convirtiendo en seres con una menor cantidad de herramientas para enfrentar la tristeza y la soledad, aquí, estar solo es signo de tener problemas, pues esto ya no se romantiza como en otras épocas de la historia, por el contrario, el solitario es señalado como bicho raro, pues todos debemos estar obligados a desarrollarnos de la misma forma y a entablar lazos sociales que nos mantengan atados a una realidad aparentemente absoluta.

En tal sentido, la soledad que enfrenta Charlie, se ve contrastada con la explosión de estímulos existentes en su vida virtual, la pornografía o la televisión se convierten en una ventana al mundo, en su único canal de comunicación con esa realidad fuera de la caverna, sin embargo, es de aclarar que ya la caverna no se ve iluminada con imágenes difusas, por el contrario, esta falsa realidad puede verse en 4K y con las más altas calidades técnicas y tecnológicas, lo que puede permitirnos una separación de la realidad exterior para vivir en completo aislamiento.

Ahora bien, tal como se ha dicho, este aislamiento tiene que ver con el modelo económico en el que nos vemos inmersos, en dicho modelo, ya no es necesario conocernos a nosotros mismos o reflexionar sobre la realidad social, tal como lo planteaba la modernidad en sus comienzos, aquí, lo importante es verse y sentirse aparentemente bien, convencer al otro de que somos algo que no es real, con eso basta. El consumo exacerbado, sea de comida, de ropa o de estímulos multimedia, poco a poco van convirtiendo al individuo en un sujeto de deseo, sujeto, que se mantiene en constante expectativa, esperando la última tendencia de la moda, la última película e inclusive, el pollo frito más delicioso del mundo, ya no basta, tal como lo retrata el film, con tener un capital cultural importante, aquí, es necesario enfrentar el consumismo como modelo de vida, pues es gracias a él que Charlie logra hacerse daño e intentar “superar” el dolor que le ha causado la pérdida de su pareja.

El amor, el desamor, el consumo y la debilidad emocional se han convertido en el top diez de los elementos que más causan dificultades en la sociedad contemporánea, y aquí no es gratuito que Charlie sea un homosexual que ha salido a la luz luego de ser padre y tener una pareja en una sociedad heteropatriarcal, eso también es señal de que son las comunidades “minoritarias” las que más sufren este tipo de violencias estructurales y que son ellas quiénes terminan siendo rechazadas por el común de la sociedad pues tal como se ha dicho antes, todo aquél que no tenga la capacidad de ser como la moda indica, será automáticamente rechazado por el sistema mientras dicha forma de ser no se logre comercializar y popularizar.

Los créditos aparecieron lentamente en la pantalla, el silencio era absoluto y poco a poco un diminuto rumor entre los asistentes se fue convirtiendo en sonidos comprensibles, el film había logrado su cometido, impactó al espectador y le permitió ver una realidad que se reducía muchas veces a un tema meramente clínico (sólo basta ver Kilos Mortales para identificarlo así), el publico había dejado sus palomitas y bebidas a un lado durante más de una hora y media, el consumo se fracturó por un momento, y gracias a Charlie, la reflexión sobre el otro diferente se puso sobre la mesa de una forma directa y cruda, sin anestesia, se romantizó la muerte y se le dejó en claro al público que la sociedad contemporánea es tan salvaje que debes decidir entre ser eternamente feliz y sociable, o morir en un proceso lento de autodestrucción y placeres asesinos.

Información adicional

Autor/a: Juan Sebastian Sabogal Parra.
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Fuente: Juan Sebastian Sabogal Parra.

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