El Banco Central de Argentina devalúa el peso y sube los tipos tras la victoria de Milei

La moneda nacional sufrió una devaluación del 22%, además, los bonos soberanos experimentaron una caída del 10%, mientras que la tasa de interés se incrementó un 12% en las primeras reacciones del mercado tras la victoria. 

A pesar de ser un candidato de derecha “pro mercado”, la elección de Javier Milei ha tenido consecuencias desfavorables en el mercado argentino tras ganar las primarias. La incertidumbre generada por su victoria, donde se plantea la dolarización del país y la eliminación completa del Banco Central, llevó a la adopción de medidas drásticas. El peso fue devaluado en un 22% en el tipo de cambio oficial y la tasa de interés se incrementó un 12%.

El Banco Central argentino devaluó un 22% el peso en el tipo de cambio oficial mayorista en las primeras operaciones, según los operadores de mercado, después del sorpresivo triunfo del ultraderechista Javier Milei en las primarias celebradas este domingo. 

El tipo de cambio mayorista cotizó a 350,05 pesos para la venta al comienzo de esta jornada, de acuerdo con operadores del mercado, después de haber cerrado en 287,35 pesos el viernes pasado.

Argentina aplica fuertes restricciones en el mercado cambiario, que obliga al dólar oficial a cotizar a la mitad de los paralelos, por lo tanto, el mercado esperaba que el Gobierno argentino cumpliera con una demanda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y aplicara un salto cambiario sobre la cotización mayorista para acortar esa brecha.

El Banco Central argentino también elevó la tasa de política monetaria un 12%, de forma que la tasa de interés nominal anual de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días pasó al 118% (o 209% en términos efectivos anuales).

“La autoridad monetaria entiende conveniente readecuar el nivel de las tasas de interés de los instrumentos de regulación monetaria, en línea con la recalibración del nivel del tipo de cambio oficial”, indicó un comunicado del Banco Central.

El Banco Central explicó que el fin es “anclar las expectativas cambiarias y minimizar el grado de traslado a precios, propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local y favorecer la acumulación de reservas internacionales”.

El resultado sorpresivo que dio por ganador a Milei, que propone dolarizar la economía, eliminar el Banco Central y recortar el gasto público, trajo este comienzo de semana una presión importante sobre el mercado cambiario y los mercados de renta fija y variable.

Aunque Milei -que obtuvo el 30,04% de los votos (con el 97,4% escrutado)- sea un candidato “pro mercado”, al mercado no le han gustado los resultados electorales, reiteran los operadores bursátiles, y desde hoy reina la incertidumbre.

Los bonos argentinos caen un 10%

Además de la devaluación de la moneda nacional, los bonos soberanos argentinos que cotizan en Wall Street y otros mercados internacionales reaccionaron en negativo este lunes, con caídas cercanas al 10% antes de que abriera la plaza en Buenos Aires.

“Lo sorpresivo del resultado podría traer presión sobre el mercado cambiario y sobre los mercados de renta fija y variable”, indica un análisis de la administradora de fondos Grupo SBS, que indica que ya se observa en los bonos Globales argentinos esta mañana.

Los bonos soberanos Globales argentinos caen hasta 9,7% “por el incremento de la incertidumbre”, advierte el informe SBS, tras el inesperado resultado electoral.

La reacción del mercado fue adversa. Durante la campaña, Milei propuso la dolarización de la economía argentina, a pesar de las preocupaciones de algunos expertos sobre su viabilidad, dado el limitado nivel de reservas internacionales que actualmente se sitúan en un déficit de aproximadamente 10.000 millones de dólares. La demanda de pesos en Argentina es solo del 12% del PIB, lo que aumenta el temor a que la propuesta de dolarización intensifique la búsqueda de dólares.


El apriete financiero del FMI ahora queda en evidencia

La peligrosa carta de la devaluación

El desembolso comprometido de 7500 millones de dólares del Fondo Monetario estaba atado a una devaluación del tipo de cambio oficial para después de las PASO. El ajuste del 22 por ciento, con una suba de la tasa de interés a niveles record, tendrá impacto en la inflación. Es imperiosa  una política de ingreso compensadora: suma fija para salarios y programas sociales acompañada de un acuerdo de precios y posterior congelamiento de bienes de la canasta familiar.

 Faltaba dar vuelta una carta del paño económico en el día después de las elecciones PASO. El sabot manejado por la banca del FMI había tirado esa baraja oculta. Si no se daba vuelta para mostrarla, el dueño de la mesa de juego había adelantado que se retiraba sin cumplir con el compromiso de desembolsar 7500 millones de dólares. Bajo esta extorsión financiera escandalosa, el equipo económico tomó esa carta y la jugó en forma desesperada. La figura es el Joker anunciando un ajuste del 22 por ciento del tipo de cambio oficial.

La devaluación brusca fue resistida y desmentida en más de una ocasión. El equipo económico de Sergio Massa sólo puede exhibir que consiguió moderarla respecto al pedido inicial del ciento por ciento de los técnicos del FMI. Sin embargo, este golpe cambiario aplicado cuando faltan 70 días para las elecciones generales, acompañado por un alza de la tasa de interés hasta el record de 118 por ciento anual, tendrá impacto en la tasa de inflación, en especial en el sensible rubro Alimentos y Bebidas. 

Además habrá un corrimiento del resto de los precios porque, se sabe en base a la experiencia argentina de una economía bimonetaria, una devaluación con pocas reservas en el Banco Central y sin un plan integral compensador sólo se traduce en un incremento de la nominalidad.  O sea, la brecha cambiaria del 100 por ciento cuando el dólar oficial era 280 pesos y el contado con liquidación o blue era de 560 pesos, pasará a ser de 350 y 700 pesos, respectivamente.

Todo queda igual y sólo quedan los costos de una nominalidad más elevada.

En estas mismas páginas, el domingo se explicó que más allá de discursos amigables, comentarios de comprensión sobre el impacto de la sequía y de supuesta colaboración para conseguir financiamiento alternativo, la conducción del FMI y el dueño del organismo (Estados Unidos), han tenido en la práctica un comportamiento desestabilizador en el frente financiero y, por lo tanto, de la economía en un año electoral cuando se trata de un gobierno que no es de su preferencia política.

La devaluación del 22 por ciento confirma el apriete financiero obsceno del FMI al gobierno de Alberto Fernández. No le soltó la mano, por ahora, para evitar un descalabro de proporciones, como lo hicieron el Banco Mundial y el FMI con Raúl Alfonsín (1989) y Fernando de la Rúa (2001), respectivamente. Sin embargo, ha hecho poco y nada para aliviar el crítico cuadro macroeconómico agudizado por la sequía. Por el contrario, ha sido uno de los principales responsables del ahogo financiero de estos meses. Y también lo será del shock inflacionario inicial derivado de la devaluación, abriendo un escenario inquietante sobre cómo será la evolución posterior del resto de las variables.

El interrogante se encuentra en si esta devaluación brusca forzada por la extorsión del FMI es suficiente, y si esta exigencia para realizar el desembolso comprometido no está abriendo las puertas del infierno de una inflación descontrolada.

En esta instancia, conviviendo con un cuadro político-electoral complejo emergente de las PASO y con un frente financiero-cambiario de reservas en el Banco Central delicado, resulta fundamental medidas compensadoras por el lado de los ingresos.

Una inmediata suma fija para trabajadores formales y titulares de derechos de programas sociales, acompañado de un acuerdo de precios y salarios con un suba inicial y congelamiento posterior de bienes básicos de consumo de las familias.

Elegir la menos mala de todas peores opciones de vínculo con el FMI, dilema que se le presentó al ministro Sergio Massa, no lo exime de ejercer una política de protección económica para gran parte de la población, pese a que un porcentaje importante de ella no acompañó al oficialismo en las PASO. Si no hace nada, el mayor riesgo es que también sea abandonado en las generales de octubre por una porción del electorado que los votó este último domingo.

Información adicional

Autor/a: Alfredo Zaiat / Agencias
País: Argentina
Región: Suramérica
Fuente: Público / Página12

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