EEUU evalúa un pacto arancelario con China, que desconfía y advierte a quienes se alíen con Trump
Un periódico en chino con la imagen del presidente de EEUU, Donald Trump, en una tienda del Chinatown de la ciudad californiana de San Francisco (EEUU). REUTERS/Carlos Barria

El presidente de Estados Unidos ve posible la distensión arancelaria, pero Pekín desconfía de las presiones de Trump y amenaza a quienes se unan a Washington contra los intereses chinos.

El presidente estadounidense, Donald Trump, parece dar marcha atrás en su enconada ofensiva arancelaria contra China y ya considera posible una bajada “sustancial” de las tasas impuestas a la superpotencia económica asiática. Sin embargo, Pekín desconfía de los vaivenes que está dando la Casa Blanca desde que anunció su guerra tarifaria global, reclama a Estados Unidos que deje de “presionar” con sus tasas y amenaza con represalias a los países que alcancen acuerdos con Washington y dañen al comercio chino.

“Vamos a ser muy amables, ellos también lo serán, y veremos qué sucede”, afirmó Trump en la tarde del martes en la Casa Blanca, donde adelantó que el arancel que se impondría a las importaciones chinas “no será tan alto” como ese desmesurado 145% aplicado en el pulso que mantiene con Pekín. A ese arancel, China respondió con una tasa del 125% a EEUU y levantó otras barreras, por ejemplo, al acceso estadounidense a las tierras raras de ese país, que alberga los mayores depósitos del planeta de estos minerales claves para las nuevas tecnologías.

En la Casa Blanca se ve esta crisis como “insostenible”

Horas antes, ya el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, había subrayado que esta crisis arancelaria con China era “insostenible” y manifestó su esperanza de que se produzca en breve una “desescalada” en la confrontación comercial entre las dos mayores superpotencias económicas.

En una reunión con inversores, Bessent reconoció que el proceso de negociación con China será lento y aún no ha comenzado, aunque Trump había indicado anteriormente que sí se habían producido algunos encuentros con representantes chinos.

El secretario del Tesoro estadounidense equiparó la batalla arancelaria entre China y EEUU con un “embargo” que ninguna de las dos economías podría soportar mucho tiempo. Según Bessent, por parte de Washington no se busca la desvinculación entre los sistemas comerciales de los dos países, como las draconianas medidas proclamadas por Trump podrían dar a entender.

El FMI dispara las alarmas

El martes, el Fondo Monetario Internacional también había tocado a rebato, advirtiendo del grave riesgo que el choque sin frenos entre Washington y Pekín podría tener para todo el planeta. El FMI señaló que las pérdidas producidas por esta crisis en China y EEUU se dispararán en 2026 si se mantiene la pugna y se convierte en permanente.

Aunque se logren muchos acuerdos con el resto de países chantajeados con los aranceles de Washington antes de que termine la prórroga de 90 días otorgada por Trump, la confrontación con China, si no se resuelve, tendrá un impacto demoledor sobre la economía mundial. Ya la Organización Mundial del Comercio advirtió de que la pugna comercial entre China y EEUU podría cortar en un 80% su intercambio de mercancías y dañar así irremediablemente a la economía global.

En este sentido, en su recién publicado informe de abril de las Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI rebajó sus previsiones de crecimiento globales hasta un 2,8% en 2025 y de un 3% para el próximo año, es decir, cinco y tres décimas menos, respectivamente, que en su anterior pronóstico de enero. La institución insistió en que los riesgos para la economía mundial se duplicaron desde que la Administración Trump lanzó su ofensiva arancelaria internacional a principios de este mes.

“Los riesgos para la economía mundial han aumentado y apuntan firmemente a la baja [del rendimiento económico global]. Ante todo, si bien no proyectamos una recesión mundial, los riesgos que podrían materializarse este año han aumentado sustancialmente del 17% proyectado en octubre pasado al 30% actual”, indicó el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, al presentar el citado informe.

El crecimiento de EEUU, amenazado

Aunque el FMI descarta de momento una recesión a nivel internacional, los miles de millones de dólares perdidos ya en EEUU por la incierta estrategia comercial puesta en marcha por Trump sí apuntan a que ese torpedo podría alcanzar a la economía estadounidense, de ahí la respuesta de los responsables económicos y de otros sectores de la Casa Blanca ante tal amenaza. De ahí también el viraje que podría dar Trump sobre China.

El secretario de Estado de Interior, Doug Burgum, ya había adelantado el domingo su confianza en que Trump ordene la renegociación de los gravámenes impuestos a China y de paso reveló la preocupación que causó en Washington la decisión de Pekín de poner en la mesa de negociación la bomba del acceso a las tierras raras.

Según Burgum, la explotación y procesamiento de estos minerales estratégicos, imprescindibles para la fabricación de la tecnología más avanzada en las comunicaciones, la defensa, la medicina y el transporte, es un asunto prioritario y nunca debió ser sacado de la “ecuación” de la negociación con China.

China desconfía de las “buenas intenciones” de Trump

El problema de la caótica estrategia comercial de Trump es que se ha topado con la resistencia total china al chantaje comercial de la Casa Blanca, como se ha visto con las inmediatas contramedidas decretadas por el Gobierno de Xi Jinping. El propio presidente chino ha sido tajante: “Las guerras comerciales socavan los derechos e intereses legítimos de todos los países” y “dañan el orden económico mundial”.

Este miércoles, Pekín demandó a Washington que detenga la “presión” que está ejerciendo sobre China y que muestre más “respeto” si quiere llegar a algún tipo de acuerdo. No obstante, el Gobierno chino dejó las espadas en alto y subrayó que, aunque no desea una guerra comercial, está dispuesto a pelearla.

“Si EEUU sigue apostando por esta guerra arancelaria, China seguirá respondiendo hasta el final. Si quieren negociar, la puerta está abierta. Pero si realmente quieren negociaciones, deben dejar de ejercer esta máxima presión y apostar por un diálogo basado en la igualdad, el respeto y el beneficio mutuo”, afirmó el portavoz de Exteriores Guo Jiakun, en rueda de prensa recogida por la agencia EFE.

Guo vaticinó una creciente deserción en los apoyos internacionales comerciales que tiene EEUU y auguró que cada vez “más y más países se resistirán” a la estrategia de Trump.

Pekín no parece fiarse nada del anuncio de Trump de que en breve se producirá una bajada “sustancial” en los gravámenes impuestos a los productos chinos. Obras son amores y no buenas razones es el pensamiento poco confuciano, pero muy realista, que prima en China. También la paciencia y la resiliencia para convertir la crisis en oportunidades, de ahí los movimientos que Pekín está haciendo para buscar salidas comerciales a los productos que está dejando de vender en EEUU.

La reciente gira de Xi Jinping por el sudeste asiático, con parada en Vietnam, Malasia y Camboya, ha tenido un mensaje claro: estos países y China pueden oponerse al chantaje unilateral por parte de la Administración Trump y no es necesario agachar la cabeza para reducir las también desorbitadas tasas que EEUU quiere aplicar a sus economías. A falta de que las negociaciones en curso con la Casa Blanca den fruto, los potenciales aranceles de Trump a Vietnam son de un 46%, a Camboya de un 49% y a Malasia de un 24%.

Este miércoles, el primer ministro de Vietnam, Pham Minh Chinh, apostó por la firma de nuevos tratados de libre comercio con Latinoamérica y Europa, entre otros, además de impulsar los actualmente en funcionamiento para contrarrestar la “intensa competencia” derivada de la guerra comercial lanzada por EEUU.

Pekín tomará represalias contra cualquier alianza hostil

Sin embargo, la preocupación de China va por otra parte. Pekín advirtió esta semana que no tolerará acuerdos comerciales de EEUU con otros países que, aunque sean producto del chantaje y presión de la Casa Blanca, sean hostiles a su economía y que no aceptará que tales consensos dañen su comercio, so pena de graves represalias.

La semana pasada, el diario estadounidense The Wall Street Journal, citando fuentes relacionadas con las negociaciones arancelarias, indicó que la Casa Blanca estaba planeando emplear estos acuerdos en curso para presionar a los socios comerciales de EEUU a fin de que reduzcan sus relaciones con China y así aislar la economía de este país.

A cambio, tales países tendrían reducciones en los gravámenes impuestos en la cruzada arancelaria de Trump. Entre las exigencias de esta extorsión comercial se incluían la prohibición o la imposición de graves impedimentos a la circulación de mercancías chinas por esos países, la negativa a que empresas de China se establezcan en sus territorios y el rechazo a los productos chinos más baratos que los estadounidenses.

Este lunes lo dejó muy claro el Ministerio de Comercio chino: Pekín rechaza la “intimidación” y la búsqueda de beneficios económicos “a costa de los intereses de los demás”. Y advirtió de que si EEUU y cualquier otro país pactan acuerdos comerciales “en contra de los intereses” de Pekín, China “no lo aceptará de ninguna forma y tomará las correspondientes represalias“.

La explícita amenaza iba dirigida a cualquier país, pero la mirilla está puesta en la India y Europa, dos de las grandes zonas comerciales con intereses chinos y que podrían, por razones económicas, llegar a acuerdos con Washington que pueden afectar a los intercambios del gigante asiático.

También a Japón y Corea del Sur, países aliados tradicionales de EEUU que están dispuestos a desestimar la formación de un frente común con China para evitar los daños económicos, pero que han mostrado indicios de que lo que más les interesa es mantener el respaldo geoestratégico de Washington a cualquier precio.

23/04/2025

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
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Fuente: Público

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