Próximo a sus 35 años. Nada escapó a su febril actividad: reorganización de tropas, revisión de la economía, atención de las relaciones internacionales, proyección de leyes y cimentación del nuevo Estado, preparación del proyecto de Constitución para Venezuela, diseño de la próxima campaña militar contra Morillo. En junio de 1818, Bolívar regresó a Angostura, tras la reciente campaña en el Guarico –un intento de copar Caracas–; y con la mente puesta en el futuro, sin dejar de lado el presente, aprovechó para ordenar todos los asuntos del Estado.
Todo era urgente. Pero uno de los temas que ocupó gran parte de su concentración, fue la preparación del Congreso que tendría lugar en Angostura. Un evento que revisaría la Constitución de 1812 original de Venezuela, cuando nació la I República. Era preocupación: brindar legalidad al conjunto de actuaciones del ejército libertador. En años de acciones militares y políticas, ahora, con logros como la liberación de la Isla Margarita y la misma Angostura. Dos triunfos con los cuales el nuevo Estado tomaba forma. Pero también, hubo tropas y acciones en varios estados, cuyas actuaciones merecían una normatividad que las proyectara como acciones del Estado en ciernes. Como un doble poder se erige y se proyecta.
Sin duda, Bolívar supo que sobre el viejo y moribundo Estado absolutista que tuvo su origen bajo el dominio del arcabuz y la espada, tomaría cuerpo otro, nuevo. Que era necesario reflexionarlo, consensuarlo, normalizarlo, con su respectiva base jurídica. Para ese propósito, y como su mecanismo, citó a Congreso, para que por elección se escogiera a los destacados voceros y líderes de cada provincia de la capitanía de Venezuela –Caracas, Barcelona, Casanare, Cumaná, Barinas, Guayana y Margarita– levantadas en armas contra la tiranía, pero también, de la Nueva Granada, en cuyo territorio, por aquellos días, sólo Casanare contó con iniciativa militar importante.
Equipo y técnicas de combate. Mientras llegó el día de la reunión en Congreso de los delegados del nuevo Estado, en procura de discutir y decidir una nueva constitución para su país, Bolívar debió atender otros frentes. Reorganizar el ejército, con provecho del reclutamiento que ordenó en varias provincias, dotarlo de nuevas capacidades …los éxitos que logra el enemigo y las ventajas de su caballería sobre la nuestra se deben a su táctica, evaluó. La infantería patriota era de muchachos sin entrenamiento ni experiencia en armamento. Sabedor de que los norteamericanos en su guerra de independencia tuvieron soldados con experiencia de batallas en Europa y de que con la batalla de Waterloo a finales de 1815, culminó con su derrota la guerra contra Napoleón, y los comerciantes disponían de armas, pertrechos y uniformes; delegó a su amigo Luis López Méndez, quien estaba en Londres desde 1810, la responsabilidad de conseguir combatientes y armas.
En efecto, llegó un primer cargamento con el refuerzo de 7.000 fusiles, 5.000 quintales de pólvora y gran cantidad de plomo y vestuarios; como fruto de la gestión que realizaron en Europa, junto con López Méndez, varios plenipotenciarios de la nueva República y otros amigos de la gesta independentista. En otro refuerzo, llegaron a Angostura, los primeros oficiales procedentes de Inglaterra, entre ellos los coroneles Campbell y Gillmore. Así como Lafayette ayudó a la causa de George Washington por la independencia americana, estos oficiales, más adelante con O’Leary, Péroux de la Croix, Fergusson…, fueron avanzada del batallón de la Legión Británica.
A finales de agosto arribó por el Orinoco “…el bergantín Sarah, con vestuarios, sillas y otros artículos de guerra, y en octubre el de guerra Imogen […] que trajo 3.500 fusiles, pólvora, plomo y otros efectos de valor; avaluados por los empresarios en 170.000 pesos fuertes, pagaderos en tabaco de Barinas y otros frutos, parte al contado y parte a plazos…” (1). Un estímulo moral para el ejército en ciernes. Desde Trinidad llegó una imprenta y el 27 de junio publicó el primer número del Correo del Orinoco, cuyo primer edito fue el colombiano neogranadino Francisco Antonio Zea y fue la publicación contraparte de La Gaceta de Caracas, órgano oficial de los súbditos del rey. Con todo este aseguramiento, Bolívar meditó la nueva campaña por emprender, que más adelante discutió con Mariño en un encuentro el 25 de noviembre, con traslado a Maturín.
Santander y Páez, a generales. El 12 de agosto, ascendió “a Francisco de Paula Santander a General de Brigada, y lo nombró Gobernador militar de Casanare, con la misión de formar la dirección de vanguardia del ejército libertador de la Nueva Granada. De acuerdo con los medios y transportes disponibles puso en sus manos 1.000 fusiles, municiones y vestuarios y una proclama en anuncio de la campaña proyectada (15 de agosto de 1818)” (2). Antes, también fortaleció otros frentes y unidades militares: 600 fusiles para Páez (a quien ascendería a General de División con mando sobre toda la caballería. (n.d.a.)), 500 a Monagas, 600 a Mariño, 600 a Anzoátegui y 400 a Bermúdez en la antigua Guayana, con abundantes municiones (3).
El fortalecimiento del ejército, permitió a Bolívar reemprender operaciones y por el Orinoco, tomar de nuevo rumbo hacia los Llanos, en un tiempo cuando en el sur, las provincias de La Plata se independizaron, y San Martín con un paso sobre los Andes liberó Chile.
Salió de Angostura el 21 de diciembre de 1818 hasta llegar al Apure. En su recorrido, llegó el 17 de enero de 1819 hasta la boca del Arauca y luego por el Apure hasta San Juan de Payara, donde el 17 de enero pasó revista a las tropas de Páez. “Al día siguiente llegaron al cuartel general las de Oriente. Componíase el ejército de 7 batallones, a saber: Rifles (Pigott), Barcelona (Lugo), Barlovento (Macero), Angostura (Hernández), Zapadores (Piñango), Apure (Carrillo) y Granaderos (Plaza); de una compañía de artillería (Salom), y de 25 escuadrones de Páez y Sedeño. Allí se reunieron 88 artilleros, 2.400 fusileros y 2.600 jinetes, por todo 5.088 hombres…”(4).
Los auxiliares ingleses e irlandesesAl término de “las guerras del Imperio, la Inglaterra sufrió una crisis aguda, en vez de los beneficios de la paz sobrevino una verdadera catástrofe económica […] disminuyó el comercio. Los fabricantes se vieron obligados a vender muchos artículos a menos del costo, redujéronse los jornales, y se produjeron huelgas y motines. En Irlanda especialmente, la miseria alcanzó proporciones alarmantes […] “La reducción del personal del ejército y la marina devolvió al país gran número de oficiales y soldados […]. Entre ellos no es difícil encontrar muchos deseosos de emplear su actividad en empresas que les proporcionaran gloria y provecho, y la revolución americana […] les presentaba la ocasión más propicia de alcanzar uno y otro objeto, A esto se añadía la facilidad de obtener a crédito material de guerra sobrante. “Por otra parte, Inglaterra necesitaba nuevos mercados para su industria, y como lo había previsto Bolívar […] esta nación industriosa tenía que abandonar la alianza de España y favorecer a los pueblos insurreccionados de América como el mercado más útil a su comercio”. Tales fueron las causas del cambio de la opinión pública en la Gran Bretaña a favor de los independientes, pudiéndose añadir el sentimiento romántico de luchar por los oprimidos. A los grupos de voluntarios que vinieron por su cuenta a servir la República, sucedió una expedición importante, organizada en Londres por el agente de Venezuela Luis López Méndez en 1817 […]. Componíase en su origen de 5 bergantines y fragatas […], de 5 cuadros de oficiales y soldados para formar otros tantos regimientos a cargo de los oficiales Gillmore y Hippisley, Wilsón, Campbell y Skeene, juntó unos 800 hombres de desembarco; y un cargamento de armas y municiones […]. Desde el comienzo de la navegación la empresa corrió con mala fortuna. Azotados los buques por la tempestad naufragó uno de ellos, pereciendo casi todos sus tripulantes, y el coronel Skeene y sus voluntarios […]. Al llegar los otros buques a las Antillas en enero y febrero de 1818, estallaron motines y se provocaron deserciones en masa… (de todos ellos) sólo llegaron a Angostura algo más de 150 ingleses en distintas partidas (1). Ingleses: llegaron hacia finales de 1818, principio de 1819, 2.200 de un total de 4.000 que habían ofrecido. Decenas de ellos murieron de fiebre amarilla. Cuando el Libertador dejó el Apure para volver a Angostura tenía noticias oficiales del arribo a Venezuela de tropas Inglesas que venían contratadas al servicio de la República. En el año anterior (1818), impelidos por un generoso sentimiento de simpatía, vinieron los coroneles MacDonald, Campell, Wilson y Gillmore con 350 a 400 hombres. Las expediciones más considerables fueron: 1. Las del coronel James English (1.200 hombres), que equiparon MM. Herring & Richardson; 2. La del coronel Elsón despachada por Messrs, Hurry, Powels & Hurry (580 hombres, fuera de 300 hannoverianos que mandaba el bravo y fidelísimo coronel Uzlar); 3. La legión irlandesa que equipo el general D’Evereux (1.750 hombres). Por todo, con estas expediciones, con las pequeñas partidas y oficiales venidos en 1818 y los enganchados por el coronel Macirone y MacGregor, que obraron sobre Porto Belo y Río del Hacha, llegaron 6.000 hombres, de quienes es preciso deducir los que naufragaron en las costas de Francia con el coronel Skeene (300 hombres). “Gran parte de esas tropas inglesas, que combatieron con fortuna en la Península, murieron en nuestra guerra de independencia. Los oficiales permanecieron luego de la Independecnia en Colombia” (2). 1 Larrazábal, Felipe. Simón Bolívar. Vida y escritos del Libertador, Tomo II, pp. 213-215, Ediciones Presidencia de la República, Caracas, 2001 |
Leave a Reply