¿Qué tipo de profesionales y técnicos de la salud demanda la reforma?
Gobierno Cholula, 23/08/2016. T.B.S. en Almoloya, https://www.flickr.com/photos/gobiernocholula/28565007203/

El PL 339, en su artículo 126, establece una Política de Formación y Educación Superior en Salud que el Ministerio de Salud y Protección Social formulará cada cuatro años. Entre los diversos criterios que la guiarán, uno de ellos será el de orientar las prioridades de formación del personal sanitario y de especialidades médicas según las necesidades para el mejoramiento de la calidad de vida y de la salud de la población, teniendo en cuenta las especificidades territoriales y las competencias demandadas por la Atención Primaria Integral Resolutiva en Salud (Apirs), con enfoque familiar y comunitario.

El tema de la formación de los/as profesionales y técnicos/as del sector salud, es uno de los grandes retos de la reforma. Y así es porque la formación profesional y técnica que tomó cuerpo con la implementación del modelo de atención en salud gestado por la Ley 100, enfatizó en las capacidades intrahospitalarias para manejo de las enfermedades, al margen quedó el abordaje de los problemas colectivos de salud presentes en las familiares y las comunidades, asunto clave para colocar en operación un sistema de salud territorializado, de base promocional y preventiva, sustentado en la estrategia de atención primaria en salud. 

Esta formación llevó a que los profesionales de la salud perdieran capacidad resolutiva y que, además, se desconectaran de la gente, desarrollando relaciones muy mecánicas, en la mayoría de los casos poco fraternas. Por eso, por ejemplo, hoy se reconoce que los médicos/as generales perdieron capacidad directa para resolver muchos de los problemas de salud, que antes sí resolvían, para terminar convertidos en unos profesionales que, de un lado, contienen el gasto (al limitar sus medicaciones y el uso de exámenes diagnósticos) y del otro, en unos remisores a especialistas. Igual situación ocurre con otros profesionales de la salud.

Así mismo en los niveles técnicos, con la pérdida de importantes capacidades y la desaparición, incluso, de figuras fundamentales como los microscopistas comunitarios para la identificación y tratamiento de la malaria, o las promotoras comunitarias de salud, que contribuían de manera muy importante al seguimiento y atención a familias y comunidades, especialmente en las zonas rurales apartadas.

En este sentido, en términos de personal de salud, la reforma demanda profesionales y técnicos formados para abordar principalmente las situaciones de salud de las familias y comunidades en sus propios territorios, lo que conlleva un giro grande en la formación que del talento humano en salud realizan tanto en las universidades como en instituciones técnicas.

Es así como se requiere formar a los profesionales y técnicos en salud, con una alta sensibilidad por la gente, por las comunidades, profesionales con disposición para estar cerca a la gente que sufre y requiere que le ayuden a resolver sus problemas individuales y colectivos de salud; personal médico dispuesto a pensar y construir con diversos colectivos sociales proyectos que gesten cuidado y bienestar para las personas, las familias y las comunidades.

En esa línea, se requiere profesionales formados con enfoque de salud familiar y comunitario, que desarrollen capacidades para las acciones de promoción, prevención, atención y rehabilitación, en los escenarios territoriales donde trascurre la vida y el trabajo de la gente.

Igualmente, es indispensable recuperar la capacidad resolutiva del talento humano frente a los problemas generales de salud de diversos colectivos sociales. Y que se aprenda a trabajar colectivamente, desde un enfoque realmente transdiciplinario y en trabajo conjunto con las comunidades.

También se debe resolver contar con la presencia de profesionales y técnicos en las zonas apartadas del país, de un lado porque se forman con capacidades y experiencias para ello y, por el otro, porque en su labor les brindan las suficientes garantías laborales y les dan estímulos para el trabajo en estos territorios, tanto en zonas rurales, como urbanas, con condiciones de difícil o restringido acceso y con poblaciones en condiciones de vida y salud difíciles. 

Debe resurgir una figura clave: la promotora comunitaria de salud

La salud no solo se cuida y se atiende con profesionales del ramo, también se afronta con personas de las comunidades formadas con conocimientos tradicionales en salud, que constituyen figuras claves en muchas comunidades (jaibanás, parteras, yerbateros, solo por mencionar algunas). 

Una de estas figuras, sin duda, son las promotoras comunitarias de salud, que en Colombia surgieron a mediados del siglo XX, y que jugaron un valioso papel en el cuidado y la protección de la salud de las comunidades, pero que desaparecieron producto de una lógica centrada en la atención intrahospitalaria, con un marchitamiento de las acciones en salud pública y comunitaria.

Esta figura, en general, solía ser una mujer, en tanto son ellas las que históricamente más se han interesado y comprometido con el cuidado de la vida y de la salud de sus familias y comunidades. Lideresas comunitarias, interesadas y apropiadas de los saberes de salud, tanto de los tradicionales –presentes en sus propias comunidades–, como de aquellos que le brinda el campo de la medicina.

Esta figura de la promotora comunitaria de salud es fundamental, principalmente en las zonas rurales en donde es muy difícil para su población –campesina, indígena, afro, entre otras–, desplazarse a una cabecera municipal, bien por la distancia y la cantidad de tiempo que ello implica, bien por los altos costos en dinero que lo mismo implica.

Y ya se trabaja en esta perspectiva. En días recientes el Ministerio de Salud elaboró un borrador de decreto para que el sistema de salud propuesto por la reforma cuente con la figura de promotora comunitaria de salud.

En este sentido, y en la perspectiva que la reforma del sistema de salud apunte a configurar un modo de atención desde los propios territorios rurales y urbanos donde residen las comunidades con mayores problemas, debe pensarse en la recuperación y ampliación de la figura de estas promotoras comunitarias, y garantizar así agentes cuidadores y de atención en cada una de las comunidades del país; así como en profesionales de la salud con formación y disposición para trabajar con todo tipo de  comunidades, para contribuirles a mejorar sus condiciones de salud, concretando de esta manera el interés por apoyar y ayudar a la gente, disposición humana estimulada, en general, en los primeros ciclos de su formación académica.

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Autor/a: Mauricio Torres-Tovar*
País: Colombia
Región:
Fuente: Periódico desdeabajo edición extraordinaria marzo 2023

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