El pasado 28 de septiembre fue realizada la rueda de prensa previa a la inauguración de la Segunda Liga de fútbol popular “Del barrio a la academia”. El motivo del evento fue la presentación de los actores que dieron origen a la Liga e invitar a la ciudadanía para que conozca y participe en los procesos deportivos que se adelantan en los barrios populares de Bogotá.
Uno a uno fueron llegando los invitados a la rueda de prensa, programada para las 5 de la tarde en el edificio P de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), sede principal. Allí estaban, los representantes de las 15 escuelas de fútbol popular de Bogotá, quienes contaron a los medios alternativos las experiencias arrojadas por los trabajos comunitarios con las escuelas de fútbol popular, el tiempo que llevan laborando y las razones que incentivaron la iniciativa de cada proyecto en particular, y la creación de la Liga en general.
El fútbol como herramienta de construcción social
Moderada por Luis Carlos García, licenciado en educación física de la UPN, encargado del programa de deportes de bienestar de la Universidad, dio la bienvenida y dijo: “Los procesos que han dado pie a la construcción de esta Liga son representados por cada una de las personas que nos acompañan y que representan a los colectivos que, desde los barrios, buscan la construcción de un fútbol alternativo, de un fútbol diferente, lejos de la lógica del mercado”. Con estas palabras dio comienzo a la rueda de prensa.
La Liga recoge un mismo propósito y es, como lo dice María Camila Vargas, estudiante de la UPN, integrante de Alianza FC, y de la Comisión de comunicaciones de la Liga. “Queremos visibilizar los procesos y los trabajos en los territorios que realizan las escuelas integrantes de la liga”.
Posteriormente, cada uno/a de las y los representantes de las escuelas, tomó la palabra para explicar lo que realizan y contar, de forma breve, la historia de sus proyectos. El primero en intervenir fue Carlos Ávila, estudiante de la UPN. “Llevo más o menos tres años trabajando con la Escuela de fútbol popular del barrio Los Alpes de Ciudad Bolívar. Contamos con la colaboración de la casa parroquial y del Padre Manolo, que siempre le ha apostado a construir tejidos sociales en la comunidad, no sólo en Ciudad Bolívar, también en San Cristóbal y Usme”.
Un factor preponderante en la formación de las escuelas es la necesidad de hacer frente al abandono estatal de la que son objeto los habitantes de la periferia y de los barrios más empobrecidos de la ciudad, tal y como enfatiza Cristian David González, estudiante de la UPN. “Nuestro proceso es Forza F.P. y se desarrolla en el territorio del barrio San Bernardo, en la parte centro de Bogotá. Un sector que se encuentra perjudicado por la lógica de las políticas de la actual alcaldía; es un territorio en disputa y muy violento”.
El fútbol aparece como una posibilidad de crear lazos en la comunidad, lazos de solidaridad y unidad en el contexto de una coyuntura histórica para Colombia. Sebastián Sánchez, representante y entrenador de Bukaneros FP, estudiante de la UPN, quien trabaja con la escuela en el barrio Danubio Azul, localidad de Usme, dijo. “Tenemos varias categorías de chicos y estamos también trabajando con la categoría femenina. Básicamente la escuela plantea y promueve la paz con justicia social, y cómo por medio del fútbol pueden plantearse espacios de construcción social, cómo los jóvenes pueden apropiarse del fútbol y verlo de una manera diferente […]. Ofrecerle a los muchachos los espacios que el sistema les ha arrebatado”.
Fútbol, violencia, prevención y diálogo
Las lógicas de la violencia han permeado la vida cotidiana de niños, niñas y jóvenes y sus familias, la apuesta de la Liga y las escuelas que la conforman es, a través del fútbol, ofrecer un panorama diferente, que se piensen la calle y los espacios públicos no como zonas de guerra, al contrario, como territorios de paz y convivencia. Es el caso de Yhoiner Nieto, integrante del “Movimiento de niños, niñas y jóvenes líderes Gestores de paz” del barrio Potosí, la localidad de Ciudad Bolívar. “Este movimiento nace hace 10 años y crea diferentes estrategias pedagógicas para la construcción de paz territorial. Nace como una escuela popular con la idea de la participación política de nuestros niños, niñas y jóvenes que propusieron la creación de la escuela de fútbol”.
O el proceso que lidera Arturo Díaz, estudiante de la UPN, profesor de la escuela Pelota Rebelde FP de Patio Bonito en Kennedy. Reivindicamos el fútbol que se hace en los barrios populares y empezamos a hacer la construcción política y social desde el deporte que consideramos más cercano, es decir, el microfútbol […]. El fútbol es una herramienta que puede y debe generar una base social, una plataforma política; en el fútbol encontramos ‘un proceso de unidad’. Llevamos dos años apostándole a eso desde la escuela”.
Por su parte Julieth Ramírez, estudiante de trabajo social de la Universidad Nacional, representante de la Escuela deportiva El Progreso FP del barrio Cazucá en Soacha, nos cuenta. “Empezamos hace dos años y medio, este proceso es el producto de la iniciativa de estudiantes que hacíamos parte de una práctica profesional de derechos humanos, enfocada en las personas desplazadas que habitan el sector […]. Pensamos que este es un espacio de solidaridad con los territorios que permite la construcción de poder popular […]. No sólo el fútbol, también la educación popular hace parte de estos proyectos, y eso aporta mucho a los jóvenes. La Liga permite también que los muchachos conozcan otras experiencias similares a lo que se trabaja en Cazucá, y así lograr que ellos y ellas se apropien de sus territorios”.
Mateo Martínez, quien habló a nombre de la Escuela Alianza FC, iniciativa barrial adscrita al Modep, y quienes trabajan en dos sitios de Bogotá –en Ciudad Bolívar, en el barrio Domingo Laín, y en Bosa, en el barrio Atalayas–, plantea otro problema de violencia social relacionado con el fútbol. “Nosotros también nos pensamos el fútbol de una manera diferente, de ahí que nuestro lema de trabajo sea: ‘Equidad, libertad y solidaridad’ […]. Ciudad Bolívar y Bosa son dos localidades en las que la problemática de las barras bravas es preocupante. El fútbol no puede ser un espacio violento, de ahí que veamos la necesidad de intervenir para erradicar la violencia que se genera a partir del fútbol”.
Interrogando, cuestionando
“¿Qué clase de deportistas, aislados de la realidad, estamos formando?”, pregunta Sebastián de Bukaneros, a lo que él mismo responde: “Es importante el hecho de que muchas personas arreglen sus diferencias, no a punta de plomo, sino a punta de fútbol, y desde ahí construir procesos sociales y políticos con las comunidades. En consecuencia, empezar a mitigar la violencia, mitigar la guerra, para trabajar por la paz”.
Lina Hoyos, estudiante UPN, escuela Chesitos FP del barrio Prado Veraniego, nos contó: “La escuela fue fundada hace muy poco, y su propósito es formar deportivamente niños y niñas desde los cuatro años. Creemos que el acercamiento a ese tipo de procesos permite a los niños realizar una lectura más clara de sus realidades. Durante años el barrio ha presenciado la separación de la comunidad por causa de la violencia de las barras bravas; por eso decidimos que los más pequeños debían ser la razón de ser de este proyecto. Una vez que ellos, a su manera, sean conscientes de lo que pasa en su barrio o en su cuadra, discutan en sus casas con sus familias las problemáticas que los afectan, habremos abonado para cambiar en algo esta realidad”.
Luis Carlos, encargado del departamento de bienestar de la UPN, concluyó. “La liga ha sido un punto de encuentro entre los diferentes procesos de fútbol popular que existen en la ciudad, en su mayoría gestionados por estudiantes de la UPN que empezaron a trabajar en sus comunidades el pensamiento crítico a través del fútbol. La UPN se encontró con esos procesos y propició los espacios para una convergencia amplia, donde no solamente se dé la discusión y el análisis en torno al fútbol, sino que, además, se practique deporte, construyendo con éste tejido social”.
La Liga
La Segunda Liga de fútbol popular “Del barrio a la academia”, consta de 4 categorías:
Categoría Sócrates de Souza: de 7 a 9 años
Categoría Carlos Caszely: 10 a 13 años
Categoría Honey Thaljieh: 14 a 17 años
Categoría Éric Cantona 18 años en adelante
Una voz que cierra la rueda de prensa. “La Liga está organizada por territorios, de manera tal que las escuelas compitan en su sector, evitando así los problemas desprendidos de la movilidad y la falta de presupuesto para los transportes”, explicó Sergio Gamboa, entrenador de la escuela Suacha fútbol comunitario.
La Liga fue inaugurada el 29 de septiembre en las instalaciones de la UPN sede El Nogal, ubicada en la Calle 78 No. 9-92.
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