Colombia atraviesa en estos momentos por una descomunal crisis económica y fiscal. La misma tiene consecuencias demoledoras en millones de personas que son afectadas por el desempleo, el alza galopante de los precios de todas las mercancías, el hambre y la miseria.
Para sortear esa crisis fiscal, el señor Santos y su Ministro Cárdenas de Hacienda, han previsto una cascada de recortes en las obligaciones sociales del Estado, de enajenación de bienes públicos estratégicos e incremento de impuestos como el IVA que afecta directamente el consumo popular.
Este lunes se conocerá un nuevo recorte del presupuesto, equivalente a los 6 billones de pesos, lo más seguro es que las medidas se focalizaran en las partidas educativas, de salud, familias en acción, empleo y otros compromisos prioritarios.
Permanecerán intactos y se incrementaran los gastos militares y los cupos indicativos de la casta politiquera santista para imponer, a punta de mermelada, el cacareado plebiscito de la paz neoliberal.
La sociedad, el pueblo, está reaccionando indignado e inconforme con esta calamitosa circunstancia.
Han transcurrido siete semanas del año en curso, y las expresiones de inconformidad colectiva se expanden. Las protestas se masifican en las ciudades y en amplias zonas agrarias.
En Bogotá han ocurrido duras acciones colectivas contra el gobierno de Peñalosa, el caos de Transmilenio y los atropellos policiales a los vendedores ambulantes.
En Cali camina la inconformidad contra el incremento de las tarifas de servicios públicos y la suspensión del servicio de agua que afecta a gran parte de la ciudad.
Es generalizado el rechazo ciudadano por el saqueo de Reficar y la corrupción en diversas esferas oficiales.
Núcleos mayoritarios de ciudadanos son escépticos con la paz neoliberal que Santos y la casta oligárquica dominante quieren imponer mediante la manipulación con los medios de comunicación fletados y la represión disfrazada de acciones humanitarias.
La creciente protesta popular, su constante auge, se canaliza hoy hacia un Paro nacional organizado por centrales sindicales y asociaciones comunitarias, previsto para el próximo 17 de marzo.
Esta acción legítima ya tiene un Pliego de demandas al gobierno que recoge las necesidades más sentidas de toda la sociedad. Estas peticiones son las siguientes:
Incremento del salario mínimo.
Reducción de los aportes de los pensionados a la salud del 12% al 4%.
Recorte de los precios de los combustibles.
Congelación de los productos de la canasta familiar.
Cumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos firmados con las organizaciones campesinas y de camioneros.
Rechazo a la venta de Isagén y el uso de esos dineros como mermelada para imponer el plebiscito santista.
Rechazo del saqueo de los fondos de pensiones.
Condena a la corrupción en Reficar y cárcel para sus autores.
Rechazo a la corrupción de los Congresistas oficialistas artífices del desfalco a las regalías petroleras.
No rotundo a una reforma tributaria con incremento del IVA que lesione a los sectores populares.
No a la venta de Ecopetrol y de otros bienes del Estado.
Inicio de las obras del Metro en Bogotá y medidas inmediatas para corregir el colapso de Transmilenio.
El Paro será una jornada cívica, pluralista y democrática, que debe ser respetada y protegida por el gobierno de acuerdo con los compromisos firmados en la Mes de paz de La Habana de no criminalizar la protesta popular.
Vamos todos al paro.
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