Se abre el Congreso de Tierras, Territorios y Soberanías, una iniciativa del Congreso de los Pueblos, a través del cual se trata de enfrentar y dar solución a una de las raíces históricas del conflicto nacional: la tierra.
Animadoras de este proceso, numerosas delegaciones procedentes del todo el país, se dan cita para dialogar e identificar las condiciones adversas en que los pobres de todo el país sobreviven, y decidir cómo resistir, para superar esta realidad.
Para su buen desarrollo, el Congreso fue preparado en el curso de varios meses. Este evento es un momento fundamental para decidir un quehacer común frente al tema de la tierra, el territorio y la soberanía, y con éstos frente a aspectos centrales de la política, la economía y las relaciones internacionales que lidera el actual gobierno colombiano. Minería, monocultivos, restitución de tierras, modelo de producción agraria, ordenamiento territorial urbano, vivienda, compra de tierra por multinacionales, licencia para sembrados con semillas transgénicas, etcétera, son parte de los debates por encarar.
El trabajo del Congreso se distribuyó a través de los siguientes 7 ejes temáticos:
- Tierras, tenencias despojo acceso uso y restitución.
- Minero energético y extractivo.
- Economía campesina, popular, solidaria y soberanía alimentaria.
- Aguas.
- Saberes, cultura e identidad.
- Tierras y territorios urbanos.
- Paz, conflicto armado y guerra.
La metodología de trabajo se organizó en pequeñas comisiones, por ejes, en las cuales los relatores (palabreros) que realizaron el taller sobre metodologías los días 29 y 30 de septiembre, se encargan de dinamizar y recoger las problemáticas y propuestas que en este diálogo se logran construir, bien para confrontar el establecimiento o, bien para confrontar otros actores del conflicto. Se intenta que lo que surja de las comisiones no sea la lectura subjetiva que algunos individuos tengan de la problemática, sino que se recoja la lectura común de los diferentes procesos sociales aquí reunidos.
En las primeras horas de trabajo ha resaltado que las problemáticas sociales nacionales no se pueden analizar sin referenciarse dentro del contexto mundial en crisis. De igual manera, y como parte de la crisis de los partidos y de la delegación y representatividad, ha resaltado la necesidad de resolver los problemas que afligen a los oprimidos de manera directa, sin dejarse suplantar.
Otro de los enunciados que se ha logrado construir, en las sesiones inaugurales del Congreso es enfrentar de manera dinámica el actual sistema económico: poner en marcha la producción de alimentos que se consumen en nuestras comunidades, extendiendo redes de distribución y mercadeo. Soberanía productiva y alimentaria de las comunidades para enfrentar la monopolización y la uniformidad impuesta desde las multinacionales y sus aliados. Soberanía popular, como condición indispensable para que sobrevivan los legendarios saberes, usos y costumbres de los negados.
Resistiendo, proponiendo y avanzando, lograr que sobrevivan los bancos de semillas impidiendo la desaparición de alimentos ancestrales, y el riesgo de hambrunas. Esta dinámica se ha resumido en el Congreso con frases como: “quién tiene la comida controla el mercado, quién controla el mercado tiene el dinero y quién tiene el dinero tiene el poder”.
Sin duda, la construcción de otro modelo social es posible. Hay que hacerlo. Hay que ser dignos y soberanos. Y ello se logra con la norma, pero sobre todo con las prácticas cotidianas. La soberanía, por tanto, se logra desde unas prácticas de resistencia y de reexistencia, desde unos usos y consumos distintos a los hoy dominantes, de la reconfiguración del territorio, desde la forma de relacionamiento que logramos con la naturaleza y los propios seres humanos, desde la resignificación de las cotidianidades sociales individuales y colectivas.
Para ello hay que encontrarnos. Hay que racionalizar los procesos comunitarios en marcha. Procesar y comprender los proyectos estratégicos gubernamentales con los cuales hoy se quiere profundizar el neoliberalismo en Colombia y garantizar el control de las multinacionales (las llamadas locomotoras de Santos). El Congreso de Tierras, Territorios y Soberanías, como parte del Congreso de los Pueblos, es un espacio y un método fundamental en tal dirección. Hay una comprensión en el Congreso, “Si nos dejamos quitar la palabra no podemos hacer camino”.
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